Dichoso mes de noviembre, más que ningún otro mes; que empieza en Todos los Santos y acaba por San Andrés.
Por todos los Santos nieve por los cantos…Se acortan y oscurecen los días, el frío, el viento y la lluvia nos empujan hacia el hogar, y allí las personas mayores, en vez de ver la tele, deberían contar historias de muertos, aparecidos, fantasmas y la Santa Compaña, para que todos los niños sepamos que la muerte es parte de la vida.
Por si acaso las abuelas no lo hacen, vamos a dar un paseo por los bordes del otro barrio; empezamos con bromas sobrenaturales: “El maratón de Berlín próximo reto de Dios”, titular del Diario de Avisos de Tenerife. Me quedo seriamente preocupado, ¿vuelve el Mesías, esta vez más deportista? Tranquilidad, se trata de Francisco Dios, un veterano que empezó a correr para adelgazar y ahora va a Berlín con cincuenta y un años a competir. No está tampoco mal este otro: “La Virgen busca otro triunfo para seguir arriba” (Diario de León, 12 de octubre), ¡Dios Santo, qué competitividad!, hasta en lo más alto hay luchar por el puesto. Calma, se trata del enfrentamiento entre el C.D. La Virgen y el C.D. Burgos de Tercera División de Fútbol.
La familia no quiso errores, “Berto el Cabezón”. Así rezaba la esquela de Julio Alberto Macías Noval, vecino de la Barriada de Lada, jugador de tute, comunista y bebedor. Un día tuvo que ser internado en el hospital con un ataque de delirium tremens; a la salida le preguntaba uno, “Hombre, Berto, ¿cómo se te ocurrió desnudarte en medio de la calle?” ¡Ya, hombre, teníen que subísete por encima los bichos, como a mí!”. Otro día llegó al bar feliz, recién operado de cataratas, ¡veía! “¡Calla, que no te operaron, dijéronme que era que teníes les gafes puerques!” “¡Cabrón…!” Berto no se enfadaba casi nunca, ni siquiera las pocas veces que perdía a las cartas; ponía cara de buena persona y se reía. Sólo le sacaba de quicio recordar aquel chivato de la policía franquista que ahora tiene un cargo sindical.
Las esquelas son la primera noticia; siempre dice Lourdes que deberían llevar foto, como tienen por costumbre en el País Vasco, que cuando el finado se apellida Fernández o García no terminas sabiendo si es o no conocido.
Las esquelas son la primera noticia; siempre dice Lourdes que deberían llevar foto, como tienen por costumbre en el País Vasco, que cuando el finado se apellida Fernández o García no terminas sabiendo si es o no conocido. Motes o abreviaturas ayudan a esclarecer la identificación, así Mª Extensita López, fallecida en Oviedo y cuñada de Florina, la del Bar Quejo, era conocida por Tensa la Panadera, o Perseverada García, de Ricabo, solía ser Verada. (Y aquí me quedo con la duda de si sus padres tuvieron que insistir para concebirla. Por lo del nombre)
Otras veces familiares, conmilitones o camaradas, se esmeran en dar marco a las habilidades y virtudes del difunto, de lo cual salen curiosidades sin cuento, detalles literarios de agradecer y ripios infames: Don Antonio Panaglia Villalón, fallecido el siete de julio de 2005, era viudo de Doña María Luisa Liebana y Bonachea, sus deudos lo titularon Gran Conversador. En agosto contaba en su columna el periodista José Manuel Ponte que le habían remitido una esquela de Canarias, informaba de la muerte de un ciudadano de noventa años al que definía como “matador de gachís por la ingle”. Por respeto al muerto no haré comentarios.
Pasear por los cementerios de las Islas Afortunadas sirve para aprender de botánica o de ornitología; en el del Puerto de la Cruz, pequeño, multirracial, apetece quedarse a vivir, sino fuera por la presunta música de una piscina próxima. Hay una zona especial para niños, sobre sus pequeñas tumbas se ven juguetes y motivos alegóricos; me llama la atención del enterramiento de dos gemelos, hijos de Mohammed y Aicha, doble mala suerte magrebí.
Son los camposantos también sitios adecuados también para vacunarse contra la vanidad humana. En el de Oviedo una conocida familia destaca en la avenida principal con un monumento que podría alojar su banca; en Lisboa he podido ver despojos humanos entre las ruinas de un panteón capaz de alojar una familia numerosa. En la siguiente imagen
se puede leer como una señora ha sido enterrada con sus dos criadas, tal y como hacían los faraones; esperemos que en este caso, cuando menos, la acompañaran después de haber sufrido muerte natural.
Los epitafios son, por la necesaria brevedad, muestras de ingenio superlativo. Dicen que en la tumba de Groucho Marx está escrito “Perdone que no me levante”; si puedo comprobarlo se lo haré saber. Nieves Concostrina es una redactora de Radio Nacional que colecciona inscripciones de lápidas y asuntos funerarios varios; contaba que un poeta francés había hecho escribir en su lápida “¡Al fin solo!”, lo que da idea de su sociabilidad.
Este arte sepulcral se desarrolló sobre todo a partir del Romanticismo; todo el mundo quería honrar por vía poética la memoria de deudos y parientes. Así en el cementerio de Palma de Mallorca expresan, en piedra y con errores ortográficos, unos padres su recuerdo “a la sentida muerte del joven Juan Sastre y Coll acaecida en 20 de abril de 1852 a la edad de 23 años:
Muerte fiera, muerte fiera.
Cuan duramente nos tratas!
Cuan presto nos arrebatas
Lo que nuestra gloria era!
Heriste en su primavera
Al que era mi único bien:
Si no ablando tu desdén
De mi hijo la edad temprana
¿Por que esperas a mañana
Para herirme a mi también?”
O vean este clamor en piedra otra familia contra la fiereza y rigor de la Parca, si bien con un estilo un tanto forzado.
¡Descanse en paz Doña Patrocinio! Y Doña Ygnacia y sus criadas, y Don Juan Sastre y Coll, y Antonio el Conversador y Perseverada y María Extensita y Berto el Cabezón, que ya no saldrá del cementerio de Lada, porque cerró el Sputnik, que era el bar que estaba adosado a la tapia. Y caiga anatema sobre los amigos de lo ajeno, que son incapaces de gastarse un duro en flores para sus muertos y roban las de los vecinos, de tal manera que se ven ellos obligados a amenazar con las cámaras de vigilancia de Trablisa, la empresa de seguridad más conocida de la zona.