Rambo ha estado en Tenerife, yo también. Él en Santa Cruz, yo en el Puerto; él rodando con Paz Vega, yo paseando con la señora que me aguanta; él entrevistado en la tele, yo colaborando en el programa de Radio Pimienta para Radio Lena. Él firmó autógrafos; yo tampoco.
Ha calado el uso en pocos años, gracias sobre todo a niños y adolescentes. Los segundos por tener un motivo más para salir de juerga, los primeros por el empeño de enseñantes en las escuelas: que si recuperar la tradición, que si el inglés...
Bueno, en realidad hay muchas. Durante los años grises, la libertad de expresión se refugió en las paredes protegida por la noche clandestina, y expresábamos lo mismo 'USA fuera de Vietnam' que 'Cellino readmisión' o 'Huelga general el 8'. Otras generaciones vinieron luego con otros lemas, y así se pudo leer en el paseo de la ribera del Nalón 'Asturies ye nación', que un simpático opositor transformó en 'Asturies ye pación'. Que también, y este año que llovió en julio, más.
¡Era ya lo que nos faltaba! Como si hubiera poco lío en ciertas calles catalanas con esa historia de decorar con lacitos amarillos, retirar los lacitos amarillos que decoran, e intercambiar cariñosas bofetadas entre los patriotas de una y otra creencia, vamos a liarla más los asturianos.
Es probable que les haya sucedido alguna vez. En Santander, entre los tamarindos del Sardinero, hay una placa que reza 'Monumento al sur', y nada más, no veo figura alguna.
Decíamos en el artículo anterior, que mayo nos daba anécdotas para dos veces, por lo menos. Empezó la cosa con que me envía una nota la redactora que cuida de esta página para advertirme de que un diálogo escrito no se entiende; lo reviso y le explico con todo detalle el significado de la frase 'los médicos son diferentes'. A vuelta de correo me explica que no es ella corta de entendederas, sino yo torpe, que había puesto 'los médicos con diferentes'.
Ha dado mayo una amplia cosecha de asuntos a esta humilde columna, meteduras de pata propias y ajenas que posiblemente haya que administrar en dos artículos. Es como si las gentes supieran que el 21 ha sido San Teobaldo y quisieran felicitarme en la onomástica.
Ahora tienden las sociedades a llamarse 'de festejos y cultura', como si con ello ganaran prestigio social, como si las fiestas no formaran parte de la cultura popular. Organizarlas es tarea habitualmente de héroes locales que se pasan trabajando doce meses al año para que el vecindario disfrute de cuatro días de celebración. Mi respeto hacia estas honradas y trabajadoras comisiones.
La costumbre, como tantas otras, nos vino importada de USA; allí las emisoras de radio dan las horas explicando los diferentes husos. Aquí, cuando las cadenas se modernizaron, empezaron con aquello de 'son las diez, las nueve en Canarias', que tantas bromas nos ha permitido.