El objetivo de la Asociación de Empresas de Inserción del Principado de Asturias (Adeipa) está claro y definido: posibilitar el empleo a personas en situación o riesgo de exclusión social. Sobre esto se ha levantado una estructura que actualmente da empleo a veintiuna personas. Iris Martín, Presidenta de Adeipa nos habla de ello.
Iris Martín desprende optimismo. Es necesario para ponerse al frente de un proyecto como éste. Actualmente Adeipa está formada por tres empresas: Vedelar Jardinería y Trabajos Forestales S.L., A Punto Sostenible Empresa de Inserción Sociolaboral S.L., y Riquirraque Emaús S.L.U; pero con el nuevo año también han llegado nuevos proyectos que aseguran la continuidad y el crecimiento de esta idea, que cada vez tiene más acogida en la sociedad asturiana. El Hogar de San José quiere poner en marcha una empresa de inserción llamada Imena que se dedique al mantenimiento, restauración de bienes y espacios, y al transporte y montaje de muebles. Por otra parte la Asociación de Mujeres Xurtir quiere crear una empresa de catering que se llame Decuchara. Dos nuevos proyectos que ayudarán a fortalecer la estructura de esta Asociación, que busca convertir en cotidiano en Asturias lo que en otras comunidades autónomas ya está funcionando desde hace años.
-¿Cómo surgió esta iniciativa?
-Hacia el año 2007 un grupo de entidades de carácter social nos juntamos porque acababan de aprobar la Ley de Empresas de Inserción en España, y planteamos hacer una estrategia común. Nos pusimos en contacto con el Ayuntamiento de Avilés, que además en aquella época había sacado una línea de ayudas concretas para esto, y el mismo Ayuntamiento nos ayudó a crear una mesa de promoción. Ahí empezamos a trabajar, tanto entidades de carácter social como empresas que ya estábamos trabajando en inserción social aún no teniendo una ley. Después de un tiempo de trabajo ese grupo acabó cristalizando en esta Asociación.
“Las empresas de inserción generan dinero y también lo ahorran a las administraciones, porque la mayor parte de nuestros trabajadores percibían algún tipo de prestación y van a dejar de cobrarla”
-¿Qué objetivos tenéis trazados y dónde están las prioridades?
-Lo que buscamos desde Adeipa es que se conozcan las empresas de inserción, que se sepa que producen unos servicios con la misma calidad que una empresa normal. La diferencia es que tienen que producir unos itinerarios de inserción con trabajadores que a veces no son tan productivos como las personas que tienen un contrato normalizado. También buscamos obtener recursos para que estas empresas tengan algún tipo de ayudas para sus trabajadores.
Para nosotros es importante dar a conocer lo que las empresas de inserción ofrecen: pueden ser igual de competitivas, generan dinero y también lo ahorran a las administraciones porque la mayor parte de nuestros trabajadores percibían algún tipo de prestación y van a dejar de cobrarla. Lo que buscamos desde Adeipa es mostrar las ventajas que tienen las empresas de inserción y mostrar al mundo empresarial que damos los mismos servicios que cualquier otra empresa.
-¿A quién se destinan estos programas de inserción?
-Se trata de personas que, por cualquier razón, se han quedado descolgadas y no pueden acceder a un trabajo normalizado. En las empresas de inserción tiene que haber un porcentaje de trabajadores en esta situación, un 30% durante los tres primeros años y un 50% a partir del tercero. Con ellos hay que hacer un itinerario que va desde acompañamientos de todo tipo a cuestiones de vivienda, higiene, medicina y otras muchas cosas. Durante un tiempo, que la ley prevé como máximo de tres años, pueden estar con nosotros, pero hay que conseguir que al terminar este ciclo puedan acceder al mercado laboral solos. Son empresas de tránsito, ya que no podemos tener a un trabajador de manera indefinida, salvo que los Servicios Sociales ratifiquen que necesita más tiempo. A diferencia con otras empresas que se quedan siempre con los mejores trabajadores, nosotros no podemos ya que tenemos que tener siempre ese porcentaje que la ley contempla.
-¿Cuál es la situación en Asturias para este tipo de empresas?
-Aunque la ley está adaptada y hay un registro para empresas de inserción, no tenemos líneas de ayuda. En otras comunidades ya se están incluyendo cláusulas sociales en la contratación pública, creando líneas de ayuda para la creación de esas empresas y para la contratación de personal. Las cláusulas son muy importantes para que se acoten unas partes del mercado para este tipo de empresas, que no sólo están haciendo una labor económicamente viable sino que están desarrollando una labor social muy importante.
Desde luego tenemos que alabar lo que ha realizado el Ayuntamiento de Avilés con las cláusulas sociales, con ayudas directas a empresas de inserción y con la promoción, que ha servido para mucho. También es importante destacar que el Ayuntamiento de Gijón tuvo en su día una línea de ayuda.
“Durante un tiempo, que la ley prevé como máximo de tres años, el trabajador puede estar con nosotros, pero hay que conseguir que al terminar este ciclo pueda acceder al mercado laboral”
-¿A qué exigencias están sometidas las empresas de inserción frente al resto de empresas?
-La ley nos marca una serie de características, como que las empresas estén promocionadas por una entidad que tenga como mínimo un 50% de participación. Además, el trabajador tiene que tener un certificado de Servicios Sociales en el que se le califique como persona en exclusión. También nos diferencia del resto de las empresas que tenemos una serie de técnicos, como psicólogos o educadores.
Las empresas de inserción, por sí mismas, generan unos servicios y se van manteniendo, pero también tienen que solventar cosas que, si no hubiera detrás una sociedad promotora, como es el caso de la mayoría de empresas en las que estamos trabajando, sería un hándicap importante. Al final de los itinerarios los trabajadores son tan productivos como el que más, pero hay que pensar que al principio pierden muchas horas de trabajo, tienen muchos problemas y no puedes despedir a un trabajador, aunque tenga cuatro o cinco faltas de puntualidad. La verdad es que en este tipo de empresas se tienen muchas obligaciones y, a día de hoy en Asturias, muy pocas facilidades.