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jueves 28, marzo 2024

FICYT. “El conocimiento es nuestra única arma para ser competitivos”.

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La Fundación para el Fomento en Asturias de la Investigación Científica Aplicada y la Tecnología (FICYT) se creó en el año 1984, y desde entonces las cosas han cambiado mucho. Su directora, Angeles Alvarez, nos informa.

De administrar un presupuesto inicial de cuarenta millones de pesetas se ha pasado a los más de cien millones de euros del último Plan Nacional de Ciencia y Tecnología, que en Asturias gestiona este organismo. En la Fundación, con Angeles Alvarez en la Presidencia, buscan contribuir al desarrollo de la comunidad asturiana mediante el conocimiento aplicado, y para ello trabajan en diferentes líneas.
-La FICYT cubre muchos campos. ¿Cuáles son las labores básicas de la Fundación?
-La labor más importante que tenemos es la gestión del Plan de Ciencia y Tecnología. Este Plan abarca desde la transferencia científica hasta la formación de investigadores, pasando por la gestión de ayudas a proyectos de investigación, a equipamiento científico, a investigación básica… hay muchas líneas, pero como bloque es nuestra principal actuación. Luego tenemos otras más, que creemos que son complementarias porque la gestión del Plan es muy local, y creemos que para gestionar bien ciencia no se puede estar solamente en el terreno local.
Trabajamos también en temas de transferencia de tecnología, que enlazan muy bien con algunas de las líneas del Plan. En ese sentido coordinamos un consorcio del noroeste de España, y formamos parte de una red de 46 países del mundo. También gestionamos el programa ARGO a nivel nacional, que es una forma de que titulados de cualquier rama del saber puedan tener una experiencia práctica en una empresa europea.
Eso es lo que hacemos fundamentalmente. También queremos darle visibilidad a lo que hacen los agentes del mundo de la ciencia y la tecnología, los investigadores, las empresas, etc; y por tanto creamos una unidad de cultura científica, que se dedica a la divulgación.
-¿Cuál es el trabajo de la FICYT en temas de transferencia?
-Nuestra principal misión, en el caso de transferencia transnacional, es tratar de conocer más profundamente el tejido empresarial asturiano, sobre todo en las pequeñas y medianas empresas que están haciendo cosas muy interesantes. Tratamos de hacer aflorar esa tecnología y ponerla en valor asesorándolas en lo necesario, pero sobre todo dándoles visibilidad.
Y en muchos casos también nos damos cuenta de que a las empresas les faltan cosas que ya están inventadas, que no hay por qué volver a desarrollar, así que buscamos en otros países esa tecnología que les pueda servir, estableciendo una red de demanda a la que acuden otras empresas y centros. En total, en Asturias hay ahora mismo más de mil ofertas y demandas que se están moviendo en la red.

“Las empresas asturianas sólo ejecutan el 44% del gasto en I+D+i, cuando la media nacional es del 55%, y cuando Europa dice que lo ideal es que sea el 66%”

-¿Cómo se plantea el trabajo de divulgación?
-En primer lugar, pensamos que la sociedad tiene derecho a estar informada. En segundo lugar, creemos que también hay que formarla un poco, en el sentido de que sea consciente de que mucho de lo que tiene a su alrededor cotidianamente, como un microondas o un móvil, es producto de una investigación o de un desarrollo tecnológico. En ese sentido hay que desmitificar un poco la ciencia. Y en la medida en que la sociedad sea más consciente de esto, también podrá decidir mejor y pedir más apoyo para los investigadores.
Hay muchas cosas que se están haciendo en Asturias, que normalmente se publicarían en un medio especializado, o que quedarían en una tesis doctoral que lee muy poca gente, por eso procuramos buscar conclusiones prácticas y ponerlo en los medios de comunicación y en boletines. Se trata de hacer un poco más visible la figura del investigador, del emprendedor, de aquellas empresas que están destinando dinero a I+D y que también tienen que darse a conocer.
-En esos boletines se hace un seguimiento de investigadores asturianos que están trabajando fuera. ¿Es necesario para un investigador salir de nuestras fronteras?
-Es una de nuestras misiones, que está amparada con convocatorias del Plan. Si algo es indudable en ciencia es que ésta no se puede circunscribir a un territorio, que hay que trabajar en red y cooperar con otros. La ciencia es universal, y por eso procuramos que la gente se vaya, que trabaje fuera, que colabore y establezca esas redes para luego mantener una colaboración permanente. Y la idea, desde luego, es poder recuperar a esos investigadores. También es verdad que, si se les da la oportunidad, ellos son los primeros que se acuerdan de su tierra, y que dejan claro que si se dan los medios y las circunstancias adecuadas, piensan volver. Yo creo que es muy bueno para Asturias ir tejiendo esas redes y que, aunque no siempre hay que salir, los investigadores tienen movilidad y todos se lo plantean en algún momento de su carrera. Y es algo muy bueno, favorece mucho a la ciencia en sí misma.

“Nuestra principal misión, en el caso de transferencia transnacional, es tratar de conocer más profundamente el tejido empresarial asturiano, sobre todo en las pequeñas y medianas empresas”

-Sin salir de Asturias, hay investigadores con trabajos punteros, como López Otín en la Universidad, o empresas muy innovadoras. ¿El balance es positivo?
-Si hablamos de Carlos López Otín hablamos de un número uno, y no hay tantos. Es la élite de la ciencia, y es una suerte tenerlo en Asturias. Eso, con independencia de que a los investigadores de élite tenemos que mimarlos mucho, demuestra que buena ciencia se puede hacer en cualquier parte.
También es verdad que hay empresas haciendo cosas muy interesantes: hay una que está colaborando con el mayor telescopio del mundo en Chile, empresas que colaboran con el CERN, tenemos tres multinacionales que han decidido instalar aquí sus centros de investigación… Son cosas que deberían ser más conocidas.
Sin embargo, para el tejido empresarial que tenemos, se debería hacer más. Las empresas asturianas sólo ejecutan el 44% del gasto en I+D+i, cuando la media nacional es del 55%, y cuando Europa dice que lo ideal es que sea el 66%. En los planes de los últimos años ha habido un importante crecimiento en ayudas públicas, y ese crecimiento ha sido seguido por las empresas, pero no en igual medida. Así que el reto es conseguir que cada vez más empresas se sumen a este carro, y que inviertan más.
-¿Es realmente la I+D+i la solución para cambiar el modelo productivo asturiano?
-Lo que está claro es que la generación de riqueza viene de las empresas, y las empresas están ahí siempre que ganen dinero. Hoy en día los factores tradicionales ya no sirven: el capital no tiene fronteras, va a cualquier sitio, ya no es un elemento distintivo; la mano de obra es mucho más barata en otros lugares, y no podemos competir con eso, porque no es cuestión de que bajemos nuestra calidad de vida. Sólo podemos competir con conocimiento, con unas empresas distintas a los demás, bien con tecnología nueva, bien con una organización distinta, bien haciendo innovación con los clientes… Es la única manera de que las empresas sigan en el mercado y por lo tanto sigan generando riqueza y puestos de trabajo.

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