Andrea Joglar acaba de ser coronada en el Festival de Lorient (Francia), al ganar uno de los premios más importantes que puede obtener un gaitero a nivel individual: el Mc Crimmon. Su juventud se combina con una gran experiencia, y muchas ganas de aprender.
Andrea Fernández Joglar comenzó a recibir clases de gaita a los siete años en el Ateneo de la Calzada de Xixón, de la mano de Juan Carlos Varela. El año siguiente se inscribió en la Escuela de Música de Llanera, donde tuvo como maestro a Pedro Pangua. “Dentro de la propia Escuela -relata- se organizan varios conciertos al año y fue en uno de ellos donde toqué por primera vez encima de un escenario. Son actividades que vienen muy bien para perder el miedo escénico y aprender a tocar en grupo con otros instrumentos. Unos años después me animaron a que me presentara a concursos y la verdad es que siempre obtuve buenos resultados”. En esa época ganó el Certamen de Gaita “Gaiteru Llibardón”, el Concurso de Gaita de Xixón o el Concursu y Muestra de Folclore “Ciudá d’Uviéu”. Actualmente Andrea sigue estudiando en el Conservatorio Profesional de Música d’Uviéu, forma parte del grupo de folk Verdasca y de la Banda de Gaites La Raitana. Además de la gaita, esta gijonesa de 19 años toca percusión tradicional, acordeón diatónico y estudia flauta travesera.
-¿Cómo se distingue a una virtuosa de la gaita, con respecto a otros gaiteros?
-En mi caso sigo aprendiendo, y todavía me queda mucho para poder convertirme algún día en una virtuosa. Lo cierto es que los gaiteros asturianos de gran nivel, como Xuacu Amieva, Hevia, Tejedor, Alberto Varillas o Flavio R. Benito se distinguen del resto por tener su propio estilo. No sólo cuentan con un gran respaldo de concursos ganados, proyectos musicales, grabaciones, sino que además asentaron las bases de la gaita moderna siendo cada uno fiel a un estilo propio. Los gaiteros que ya pertenecemos a las siguientes generaciones debemos tratar de imitarlos y continuar con el camino que han abierto ellos, buscando nuevas vías de evolución para la gaita.
“Los grandes gaiteros asturianos se distinguen por tener su propio estilo. Debemos imitarlos, buscando nuevas vías para la gaita”
-Ahora que ya se ve desde la distancia, ¿cómo viviste la prueba para el Mc Crimmon?
-Conseguir un premio así siempre es una gran sorpresa. Más aún teniendo en cuenta que era la primera vez que me presentaba. Siempre que voy a un concurso trato de hacerlo lo mejor posible y nunca pienso en que voy a ganar. Interviene en gran medida el factor suerte: hay días en los que estás muy contenta con cómo lo has hecho y no ganas, y otras veces que no estás tan satisfecha resulta que obtienes mejores resultados. Depende de si al jurado le gusta o no tu actuación. En este caso tuve suerte.
-¿Se te han abierto nuevas puertas desde la obtención del premio?
-Surgieron algunos proyectos interesantes, aunque no todos derivados del Mc Crimmon. Pude compartir actuación con algunos compañeros gaiteros en un homenaje a José Remis Ovalle con motivo de su centenario, o en las fiestas de San Mateo en la jornada dedicada a la música tradicional en la Plaza de la Catedral. También se pusieron en contacto conmigo desde el Instituto Asturiano de la Mujer para que participara junto con compañeros de Verdasca en el Día Internacional de la Mujer Rural. Son pequeñas cosas que hacen bastante ilusión.
-Además de tu juventud, tienes el honor de haber sido la primera mujer en ganar este galardón. ¿Supone eso algo para ti?
-Pues como bien dices, es todo un honor. Sabía que ya habían participado algunas gaiteras anteriormente, pero nunca tuvieron la suerte de ganar. También es cierto que estamos en 2010 y ya iba siendo hora de que una mujer lograra ganar este trofeo, teniendo en cuenta que es uno de los concursos más prestigiosos en el mundo de la gaita. Espero no ser la última en conseguirlo.
“Hasta hace poco no estaba bien visto que una mujer tocara la gaita, aunque yo no viví esa situación”
-Precisamente, ¿por qué despuntan tan pocas gaiteras?
-No lo sé con certeza. La manera más común de darse a conocer en el mundo de la gaita es presentarse a concursos y aunque en Asturies hay muchas y muy buenas gaiteras, no suelen participar en ellos. También es verdad que hasta hace bien poco no estaba muy bien visto que una mujer tocara un instrumento como la gaita y existía bastante machismo. Afortunadamente, los tiempos cambian y yo no llegué a vivir esa situación. Nunca se me planteó ningún inconveniente por ser gaitera moza.
-Actualmente eres integrante de Verdasca. ¿Qué aporta tocar en grupo?
-Aprendes muchas cosas a nivel musical y personal. Compartimos experiencias, ensayos, viajes, conciertos… y hacemos lo que realmente nos gusta. Publicamos este año nuestro primer CD, “D’abéu”. Estamos viviendo por primera vez todo el proceso de promoción de un disco. Tuvimos algunas actuaciones en verano y ahora que empieza el curso nos pondremos a ensayar y preparar nuevo repertorio.