Ilusión. Es la palabra que más repite Miguel Angel de Dios, en su calidad de empresario, miembro de la junta directiva de Hostelería de Asturias y presidente de la Junta Local de Oviedo. Considera que es la ilusión y el esfuerzo lo que está permitiendo a la hostelería asturiana superar el bache de la crisis global: el cliente se siente como en casa, y por eso vuelve. De este modo, la industria turística tiene cada vez más peso en el Producto Interior Bruto asturiano.
-¿De qué manera se está potenciando la industria turística desde la Administración y qué acciones serían deseables en ese sentido?
-La Administración ha estado llevando a cabo diferentes campañas y realizando una fuerte inversión, pero hay que seguir incrementando esa línea, para dar a conocer nuestro potencial turístico fuera de Asturias. Es importante que nos conozcan en Europa, aunque también, dentro de las circunstancias actuales, hay que prestar atención al mercado nacional, sobre todo Madrid, Galicia y País Vasco, que son los que más vienen a pernoctar. Hay que potenciar los muchos atractivos que tenemos, en este caso la gastronomía, el paisaje y la cultura.
-Se está haciendo un gran esfuerzo por aumentar la profesionalización en la hostelería: servicios, sellos de calidad, etc… ¿Cuál es el nivel de la hostelería asturiana?
-La hostelería, en general, es un gremio delicado, porque cuando el resto de la gente disfruta nosotros trabajamos, así que requiere una capacidad de sacrificio importante. Con esta crisis vemos que mucha gente vuelve a trabajar aquí, porque cree que cualquiera puede ser camarero o estar en una cocina, pero lo que tenemos que hacer es buscar la profesionalidad y marcar una línea. Hace falta cariño para trabajar en este sector, y sobre todo hace falta ilusión. Cuando hablas con la gente tiende a ser pesimista, y por eso necesitamos mucha ilusión para salir, para activar, para trabajar. Es lo que nos toca ahora.
-¿Qué aspectos son los más valorados por el cliente?
-En primer lugar el recibimiento, llegar a un sitio y sentirse como en casa. A partir de ahí valora el servicio, la atención personalizada, la presentación de los platos, el buen comer… pero sobre todo, cuando una persona viene de fuera valora el cariño y la confianza, que es algo que nos caracteriza.
“Por muchas crisis que haya, el negocio de la hostelería siempre va a estar ahí, porque al final es un centro social donde se reúne la gente”
-También la promoción, el darse a conocer, es un pilar fundamental, y dentro de eso buscar propuestas innovadoras, que capten al cliente por su originalidad y competitividad. Hostelería de Asturias promueve acciones en ese sentido durante todo el año. ¿Cómo se plantean estas campañas desde la asociación?
-Vuelvo a la palabra ilusión, porque lo que tenemos que hacer es sacar a la gente de casa, crearles la necesidad de venir a vernos, y ese esfuerzo empieza en nosotros mismos y en la relación con nuestros proveedores. Por eso pretendemos hacer menús muy ajustados, que tengan un atractivo para que la gente venga a comer o a cenar, y sobre todo a disfrutar. Hoy en día todos entendemos que en cualquier negocio nos van a atender correctamente, por eso estamos buscando ofertas para saber cuánto nos vamos a gastar antes de salir de casa.
-¿Cuál es la importancia del asociacionismo, especialmente con los tiempos que corren?
-En este caso concreto somos todos hosteleros muy diferentes, pero tenemos la misma idea, y a través de la asociación podemos llegar a desarrollar inquietudes y proyectos, bien sea a través de unas jornadas gastronómicas, negociando un convenio o, como pasó recientemente en Oviedo, el tema de las terrazas. Por eso dentro de Hostelería lo que buscamos es crear una gran asociación en Asturias, que nos una a todos y que nos haga más fuertes. Ahora lo único que falta es que la misma ilusión que le ponemos nosotros la ponga la clase política.
-¿Es la hostelería un sector con futuro?
-Siempre. Y dentro de nuestra cultura, más. Porque nosotros somos de salir a tomar el vino, a picotear, a comer para disfrutar con los amigos, con los familiares, con los compañeros de trabajo… por eso creo que por muchas crisis que haya, el negocio de la hostelería siempre va a estar ahí, porque al final es un centro social donde se reúne la gente. Y ése es un clima que crea el hostelero, por eso hay tantos locales y tan diferentes.