Belarmino Feito es Fundador, Socio y Director General de Asturfeito, empresa asturiana del sector industrial, que basa su crecimiento en la anticipación a situaciones coyunturales del mercado en su sector, y en ofrecer a sus clientes fiabilidad, garantía y cualificación.
Son una de las grandes exportadoras del Principado y fabrican equipamientos para grandes instalaciones científicas como el CERN o las antenas para el Proyecto ALMA en Atacama y para el sector petrolero, entre otros.
-¿De qué manera se puede plantear la innovación como vía para afrontar la crisis?
-Estoy totalmente seguro de que cualquier empresa asturiana de nuestro sector -el mundo de la metal mecánica, la fabricación de bienes de equipo e ingeniería- está haciendo innovación. Así que lo primero es identificar qué innovación estamos haciendo a diario, para centrar el concepto. Después hay que profesionalizar la innovación dentro de la empresa, creando un departamento que aglutine esa faceta, para todas las áreas de la empresa y, a partir de ahí, desarrollarla. Mucha gente cree que hacer I+D+i es inventar algo, pero en realidad está casi todo inventado, podemos mejorar procesos, mejorando costes o mejorar la gestión de la empresa, haciéndola más eficiente, innovando en procesos administrativos o en recursos humanos, motivar a los empleados, tener procesos más eficientes… y por supuesto también desarrollar conocimiento y aplicarlo al producto o proceso.
-¿Qué valores añadidos puede presentar una empresa para competir en el mercado internacional?
-España ya no es un país de mano de obra barata, que es con lo que competíamos hace años en Europa. Tampoco estamos en los mejores puestos en lo que a productividad se refiere. Entonces tenemos que ofrecer fiabilidad, garantía e incorporar tecnología y valor añadido a nuestros productos o procesos. Trasladándolo a Asturfeito, nosotros estamos compitiendo en sectores exigentes que requieren mucha seriedad, precisión y técnicamente mucha cualificación. De ahí que uno de los sectores estratégicos, en el que tenemos basada nuestra actividad en este momento, es el de equipamientos para grandes instalaciones científicas. Para el proyecto ALMA, el mayor observatorio de investigación astronómica del planeta, fabricamos las antenas, que son las más precisas jamás construidas; evidentemente esto no se va a hacer en China.
«Las empresas españolas tenemos que ofrecer fiabilidad, garantía e incorporar tecnología y más valor añadido a nuestros productos y procesos»
-En su política empresarial tienen como principios éticos como el compromiso y la solidaridad. ¿Cuál es la importancia de la responsabilidad social y la ética en una empresa?
-Los sectores más exigentes, lo son en todos los sentidos. Por poner un ejemplo, en un proyecto con una petrolera, la primera auditoría que tenemos es de seguridad. Si no se supera, no se pasa a la técnica y si no superas ésta no llegas a la parte económica. Y eso nos ha pasado en varias ocasiones, es una imposición. Si quieres seguir a las empresas más punteras, ves que su bandera es la responsabilidad. Y si tienes con ellas una relación directa, te exigen estos conceptos. Y además en la innovación, dentro de las políticas de recursos humanos, se pueden aplicar medidas buscando la vinculación del trabajador al proyecto de la empresa, aplicando políticas responsables desde el medio ambiente hasta conciliación de la vida familiar y laboral. Se trata de buscar el bienestar de las personas que forman parte del proyecto en todos los ámbitos.
-De Asturias al Proyecto ALMA que se desarrolla en el desierto de Atacama (Chile) a colaborar con el CERN en el Colisionador de Hadrones o a ejecutar proyectos en complejos de la NASA. ¿Cómo ha sido la evolución de Asturfeito?
-Cumplimos 22 años este diciembre. Años de mucho trabajo y muy intenso, pero sobre todo de romper moldes, de hacer apuestas arriesgadas pero controladas, de no acomodarse. Detrás hay trabajo, sacrificio y una apuesta continua por ir consolidando lo hecho y sentando las bases para continuar el crecimiento y anticiparse a problemas futuros.
Eso requiere inversión y riesgo, pero con base. El año 99 era uno de los momentos más estables, sólidos y consolidados de la empresa. Teníamos muy buena cartera de pedidos, buena rentabilidad, ningún problema financiero, un mercado cercano, conocido y sin problemas. En aquel momento decido explorar la posibilidad de acceder al mercado exterior, pese a que sólo vendíamos en Asturias y zonas próximas. Contraté una persona con experiencia en lides de exportación y decidí dedicarle un tiempo determinado y unos recursos concretos de los que en ese momento podíamos disponer. El objetivo era saber si la empresa tenía un perfil adecuado para exportar y si tenía posibilidades de abrirse un hueco en el mercado europeo. En el año 2000 logramos nuestro primer contrato de exportación en Francia; a continuación vinieron Suiza, Bélgica…, todos los países de la UE y de ahí a Norteamérica, Sudáfrica y ahora Sudamérica. Gracias a eso, la contratación de 2011 es buena y está compuesta en un 90% de exportación.
El mercado exterior es más exigente, pero también más estable, fiel y colaborador. Es una mentalidad diferente. Si tienes problemas, debes ser transparente con tu cliente. Y lo más probable es que se implique en tu problema, te ayude y colabore contigo, pero no lo engañes jamás ni incumplas tus compromisos.