Las noches en la desembocadura del Nalón albergan un tipo de pesca que guarda todavía mucho romanticismo. Juan Carlos Iglesias, pescador de San Juan de la Arena, en Soto del Barco, detalla en su libro «Anguleros del Nalón» los aspectos más entrañables de uno de los oficios más tradicionales de la comarca.
La relación de Juan Carlos Iglesias con el mar y la ría viene de lejos. Su abuelo materno, Paquiño era fogonero de un barco de vapor, su abuelo paterno, Marcelo «El Llargo» era práctico en un mercante y su padre, Carlitos «del Castillo» faenaba en la costera del bonito y cuando llegaba la temporada traía «calderaos» de angula a su casa de San Juan de la Arena.
Así, con estos antecedentes, Juan Carlos ha hecho de la pesca de la angula su gran pasión. En el año 1996 tuvo su primera experiencia y desde entonces supo que ya no abandonaría una práctica de la que se enamoró sin remisión. La soledad de la noche, la belleza del río Nalón o los enormes cielos estrellados son algunos de los placeres que no duda en reseñar en el libro que recientemente ha editado: Anguleros del Nalón. Sus páginas están escritas desde el corazón y desvelan muchas implicaciones autobiográficas en las que este asturiano desgrana su relación con la angula y todos los aspectos que hay que conocer sobre esta tradición pesquera. Juan Carlos tiene palabras para contar la historia de los primeros pescadores del Nalón y también para los de ahora, para explicar las artes de pesca de la angula o los momentos importantes que marcaron la historia de la comarca como el desastre del Prestige y algunas anécdotas personales.
Este pescador arenesco explica que la pesca de la angula puede llevarse a cabo de tres formas: a pie, en chalana o con motora. Él, que practica la pesca a pie en la ribera del río, considera que la gran disminución en las capturas que se aprecia año tras año, es debido «sobre todo a las motoras que utilizan el arrastre, y acaban esquilmando». A pesar de la situación, no duda en afirmar que San Juan de la Arena sigue considerándose la capital angulera de España. «De hecho los japoneses a mediados de los 90 vinieron a buscar angulas vivas para llevarlas a sus arrozales, porque allí las utilizaban para proteger sus plantaciones de parásitos».
La publicación de este libro ha supuesto un gran esfuerzo para este vecino del Bajo Nalón. Su contenido en prosa y en verso es todo un homenaje a la cultura angulera. Y con él Juan Carlos Iglesias ha conseguido hacer realidad un sueño.