La gijonesa Angela Pumariega forma parte de un equipo ganador que se ha llevado un oro olímpico a casa cuando nadie lo esperaba. Es el final feliz de una historia que parece propia de un guión de Hollywood.
Ya han pasado dos meses desde que las chicas de vela españolas daban la campanada, y aún ahora, la regatista del Real Club Astur de Regatas confiesa que sigue «aterrizando» todo lo vivido y sorprendiéndose cada vez que la paran en la calle.
Su idilio con la vela empezó a los diez años, con el habitual cursillo de iniciación que hacen muchos niños asturianos en verano, pero cuando llegó el invierno -a diferencia de los demás- Angela continuó practicando. Pronto descubrió lo mucho que le gustaba.
-¿Cuándo soñaste por primera vez tener una medalla?
-Estar en unos Juegos es la meta de todo deportista, pero como yo siempre había competido en clases que no eran olímpicas, lo veía inaccesible. Después de Pekín surgió una clase nueva olímpica, la Match Race, con un barco Elliott 6m, y fue entonces cuando empecé a pensarlo. En 2008 tuve posibilidades de entrar en esa clase y ya fue no sólo soñar, sino empezar a luchar por ello.
-¿Cómo han sido tus últimos tres años de preparación?
-Es fácil de resumir: trabajo. Han sido horas de gimnasio, horas en el mar, horas viendo vídeos y repasando la teoría. Trabajo y sacrificio, no hubo otro secreto.
-En 2009 os juntáis las tres componentes del equipo Xiquitas Team, sin apenas conoceros, y empieza vuestra preparación en una categoría nueva. ¿A qué habéis renunciado para poder estar ahí?
-Estás siempre con la maleta a cuestas. De lunes a domingo sólo trabajas por el proyecto, prácticamente es en lo único en lo que te centras. A veces echas de menos una vida ‘normal’, pero también tienes muchas cosas positivas, como viajar y conocer gente. Y siempre he dicho que en el momento en que esto no me divierta lo dejaré, pero por ahora y a pesar del trabajo, han sido todo cosas positivas, así que la vida ‘normal’ ya llegará.
«Mis últimos tres años son fáciles de resumir: trabajo y sacrificio, no hubo otro secreto.»
-¿Qué supone formar un equipo de tres personas que no habían trabajado juntas?
-No es lo mismo que en otros deportes en los que compartes, por ejemplo, una cancha. Un barco es un sitio muy limitado, y pasamos de no conocernos de nada a convivir juntas las 24 horas del día, así que requiere tener una personalidad abierta, y a veces también paciencia. Lo bueno es que las tres llevábamos muchos años navegando y estábamos acostumbradas a vivir con gente diferente, así que congeniamos y nos hicimos amigas. En todos los años que llevamos navegando las tres hemos sido tanto patronas como tripulantes, así que esto te permite comprender mejor el puesto del otro. Apostamos mucho por la sincronía de las tres, cada una aportaba su granito de arena para intentar que fuera, si no el equipo perfecto, el mejor posible.
-La vuestra fue una carrera meteórica.
-Sí, porque este formato de competición ya existía pero en nuestro país no había tradición, así que España partía con un nivel muy por debajo del internacional. Fue un trabajo contrarreloj para poder estar al nivel. Nos lo empezamos a creer un poco en 2010, cuando conseguimos un bronce en la Copa del Mundo, pero no supimos que íbamos a los juegos hasta el día 27 de abril, porque en el campeonato de Australia nos quedamos a las puertas y en el último campeonato, en Miami sólo quedaban tres plazas. El gran reto era clasificar al país, y una vez conseguido esto, teníamos que conseguir que la plaza fuera nuestra, cosa que tampoco fue fácil, porque sólo podía competir un equipo nacional. Fue una carrera de obstáculos.
-Ahora toca mirar hacia el futuro, ¿cómo se dibuja en el horizonte?
-Intentaré estar en los juegos de Río, pero han cambiado las clases y eso significa volver a empezar de cero. Es difícil, porque tendré que buscar una compañera nueva, un barco diferente, pero si los juegos de Londres los preparamos en tres años ahora tenemos un año más de margen. Con el oro tienes la responsabilidad de hacer un buen proyecto porque el baremo está muy alto.
-¿Hay suficiente apoyo al deporte de vela?
-No. A nivel nacional hay un poquito más, sobre todo por los resultados, porque a fin de cuentas la vela es lo que más medallas nos ha dado; pero a nivel regional yo no encontré ningún apoyo, ninguna subvención.