Llega la Navidad y con ella nuevas tentaciones golosas. Asturias es país llambión, por tanto aprovecha especialmente estas fechas, con propuestas para que todos los paladares disfruten de la manera más dulce.
Entramos en el tiempo de las celebraciones, de las grandes comidas y por supuesto de los dulces. En Navidad los manjares culinarios se multiplican y los postres adquieren una especial relevancia llenando de olor, sabor y colorido las mesas. Si apostamos por lo tradicional, la oferta autóctona es muy variada. A los inevitables turrones, mazapanes, mantecados y polvorones se suman las tartas de almendra, los frixuelos, las casadielles, los borrachinos, las marañuelas, los carajitos, las tartas veneras, los tocinillos… todo un paraíso de recetas típicas para esos golosos que añoran los dulces «de la abuela», y guardan sus secretos de generación en generación.
Las recetas tradicionales se unen a la repostería más innovadora. Sea como sea, el momento de los postres reclama la atención de toda la mesa.
Pero, como en todo, también en este campo hay lugar para la innovación. Siempre viene bien sacar algo diferente y creativo que deje perplejos a familiares y amigos; y aquí la moda de los pastelitos de hadas o cupcakes anglosajones parece haber llegado para quedarse. Si se da el toque navideño con la decoración, estas mini magdalenas cubiertas con glaseado reclamarán la atención de toda la mesa. Pensando a lo grande, se puede hacer una tarta con fondant en forma de árbol de Navidad, de Papá Noel, reno, estrella de nieve, bolas de colores, bastones… Y los más pequeños siempre celebran los cake pops, bolas de bizcocho recubiertas de pasta fondant que recuerdan a un chupa-chups. Son recetas sencillas y divertidas, que se pueden hacer junto a los niños o adquirir en tiendas especializadas.
Más allá de ferias especializadas, un paseo por las ciudades asturianas invita a pararse ante el escaparate de cualquier confitería o pastelería, que hacen méritos para despertar la gula por los ojos. También se puede hacer un alto en alguna de esas pequeñas tiendas con aire retro -candy shops- llenas de caramelos y dulces artesanos, con una ambientación que parece sacada de un cuento infantil. Una mezcla de lo nostálgico, lo creativo y lo actual: caramelos, galletas y tartas llenas de color que se adquieren al peso, en las que el envase y la presentación cobran tanto protagonismo como el mismo producto.
Hechos en casa o comprados, los dulces esta Navidad invitarán una vez más a pecar. No hay forma de resistirse.