Para los de aquí es una tradición y para los de fuera es un exotismo. Pero en lo que estamos de acuerdo todos es en que el escanciado de la sidra, aparte de un ritual necesario para degustar la bebida en toda su plenitud, es un espectáculo.
Y cada vez un arte más internacional. Por eso en los concursos de escanciado es frecuente ver nombres como Salvador Ondó, de Guinea Ecuatorial, quien este año se ha subido al podio de un campeonato que va por la vigésimo primera edición y en el que se repiten nombres como Wilkin Aquiles, dominicano dos veces campeón de Asturias; Henry González, dominicano; Jason Franco, colombiano; Ali Moncayo, venezolano y Jorge Vargas, ecuatoriano, entre otros.
El Campeonato Regional de Escanciadores es un hito entre el gremio que mantiene la sidra en primera plana como bebida regional. Se miden las habilidades de los considerados mejores escanciadores de Asturias en varias pruebas que tienen lugar en meses sucesivos, y que van sumando puntos hasta la competición definitiva, que este año tuvo lugar en septiembre y que dio la victoria al escanciador de Casa Cholo, Salvador Ondó.
Ondó vino a Asturias, concretamente a Laviana, con trece años. Comenzó alternando los estudios con empleos temporales como camarero, y ahí fue donde empezó a tener contacto con la cultura sidrera.
-¿Cómo se siente uno al coronarse Campeón de Asturias de Escanciadores?
-Es una satisfacción personal y una recompensa al esfuerzo. Para ganar este premio hay que trabajar mucho y no desilusionarse porque unos días salga bien y otros días salga mal. En el chigre se madura mucho.
-¿Requiere mucho entrenamiento?
-Sí, mucho, porque intervienen muchos factores: el estilo, que si el chorro viene muy fuerte, que si se corta, que si hay viento. El concurso es muy exigente y hay que dar el máximo posible, y aún así se gana por diferencias de décimas.
-La concentración será una de las claves para ganar ¿no?
-Sí porque aunque seas muy bueno, la presión al estar ahí arriba es mucha. La cabeza tiene que estar fría, hay que tener calma y medir sin ponerse nervioso. Y algunos escenarios son muy fuertes.
«La cabeza tiene que estar fría, hay que tener calma y medir sin ponerse nervioso. Algunos escenarios son muy fuertes»
-¿Y cómo se entrena uno para eso?
-Yo intento entrenar siempre cuando haya mucha gente. Aviso de que voy a sacar cinco dieces para que esté todo el mundo pendiente, y ya es presión que me echo encima. Si no lo logro vuelvo a abrir botella y repito. Esa presión me viene bien para cuando esté compitiendo, ya voy preparado para aguantar mentalmente.
-¿Cuál de todos los concursos del año fue el más complicado para ti?
-El de Laviana, porque es competir en casa y todo el mundo me conoce y dan por hecho que voy a ganar. Es donde hay más presión. En esta ocasión tuve suerte y gané.
-¿Cómo repercute esto a la hora de promocionar las sidrerías?
-Es habitual que algunos clientes digan «a mí que me escancie el campeón». Es normal, hay que dar satisfacciones a la clientela. Luego cuando pasan cuatro días ya todo vuelve a la calma.
-¿Cómo puede ayudar al turismo la cultura de la sidra?
-Habría que enfocarlo mejor para que atrajese más turismo. Normalmente a la gente que nos visita esto le encanta porque les resulta algo chocante. Tiene mucha aceptación. Debería fomentarse, mostrarse al exterior en otras comunidades autónomas, porque sólo a base de verlo la gente lo va a conocer.