En el aniversario de la muerte del artista asturiano se planean diferentes homenajes que buscan reivindicar una figura no siempre bien comprendida.
El 22 de septiembre de 1991, un accidente de coche terminó con la vida de Tino Casal, dejando un impresionante legado en forma de canciones, diseños, pinturas… Su prematura muerte, a los cuarenta y un años contribuyó a alimentar un aura de artista «maldito» e incomprendido, y en los últimos años no han faltado admiradores que han intentado reivindicar su figura y su importancia como creador.
Con David Bowie y el glam como referencia imprescindible, Casal buscó ir más allá y se convirtió en una rareza, una categoría en sí mismo. Conocido por su poderosa e inconfundible voz, es menos famoso por sus otras facetas como la de pintor o compositor. Su estilo llevaba de la mano creación y estética, muy ligada a los movimientos artísticos de su época, pero al mismo tiempo con vocación de perdurar. Ahí están canciones como Eloísa, Champú de huevo o Embrujada para demostrarlo.
Hoy en día su figura todavía despierta pasiones, por ejemplo a través de un activo club de fans en Facebook. Ellos se hacen eco de los diferentes actos y homenajes que empiezan a programarse en este año. Entre ellos, el espectáculo «25 años en recuerdo a Tino Casal» que se celebrará el 21 de septiembre en la Plaza de de la Catedral de Oviedo, dentro de las Fiestas de San Mateo. Además se acaba de publicar el libro Tal como fue, de Pep Navarro y Miriam Beizana Vigo, donde se recogen anécdotas inéditas contadas por sus amigos íntimos, También de Pep Navarro puede verse el documental Tino Casal. Más allá del tiempo, disponible en YouTube.
25 años sin Tino Casal
