Cuando empezaron en el mundo de la música, se sentaron frente a frente con un señor de corbata que literalmente les dijo: ‘Vosotros sin mí no sois nada’. Hoy, 19 años después, Mala Reputación publica su séptimo disco y programa conciertos por toda España. Ese señor de corbata cerró su empresa. El tiempo les dio la razón.
Acaban de publicar «El arte de la guerra», un disco que pide prestado el nombre a un libro de Sun Tzu que tiene más de dos mil años. Sus páginas están consideradas el mejor manual de estrategia de todos los tiempos y es uno de los textos clásicos chinos más importantes. Desde que comenzaron a batallar en el mundo de la música se han encontrado de todo, pero no ha habido nada que les hiciese levantar la bandera blanca de la rendición. Hablamos con Kiko Martínez, batería y voz, que pone palabras a la música que nos encontramos en su disco.
-El libro de Sun Tzu es un tratado sobre el arte de la guerra. ¿A qué guerra debemos enfrentarnos ahora mismo?
-La mayoría de los ciudadanos que no somos héroes de ciencia ficción, ni señores de corbata, ni estas cosas que salen en la tele, cada día empezamos una lucha. A nivel de realización personal estamos bastante pillados, no podemos desarrollarnos de la manera que deberíamos y lo que queremos en el disco es declarar una guerra interna dentro de cada uno de nosotros para que todo lo malo que hay fuera y que no fue creado por nosotros, no nos afecte. Queremos provocar que la gente haga una introspección, cuidarnos a nosotros mismos y buscar el motivo real por el que merece la pena luchar. Muchas veces se nos nubla la llamita interior y, al final, por muchas vueltas que dé la vida, lo único que nos va a pertenecer desde que nacemos hasta que morimos es esa llamita. Simplemente decimos que nadie nos la joda, que somos muy importantes.
-¿Cómo se puede definir a un guerrero del siglo XXI?
-El que va a la guerra sin saber que está peleando. Vas a trabajar o vas a hacer cualquier cosa y tienes que amar todo lo que hagas y, si es posible, intentar que esa lucha diaria que es mantenerse vivo y estar en este imperio de gigantes y ladrones, no nos nuble. Ir a pelear, disfrutar de la batalla, ser un vencedor sin darte cuenta de que estás luchando. Es difícil pero no es imposible.
«La mayoría de los ciudadanos que no somos héroes de ciencia ficción, ni señores de corbata, ni estas cosas que salen en la tele, cada día empezamos una lucha»
-«Cerrar los ojos para ver al verdadero culpable». ¿Dónde está?
-Nos ponen las noticias que les da la gana, nos informan de manera errónea y están intentando manipular lo que pensamos, por eso, una y otra vez, la gente sigue votando a los mismos. Lo que no tenemos que hacer es entrar en su juego, hay que olvidarse de ellos completamente. Yo cada día estoy más desilusionado con los políticos de este país y no creo que ellos tengan las soluciones. Yo tampoco las tengo, pero sí sé que parte de una revolución interior, de demostrar que se pueden hacer las cosas de otra manera y, sobre todo de una apertura de mente. No mirar a nadie raro por querer empezar algo diferente.
-El vídeo de «Casas de Cartón» refleja un posicionamiento claro por vuestra parte respecto a la guerra de Siria pero también a una realidad que se vive en España. ¿Se puede entender o explicar de alguna manera lo que está pasando?
-Yo no encuentro ninguna explicación que me llene. La única explicación que hay es que, los señores que nos están jodiendo la vida a todos los ciudadanos de a pie, esos señores de corbata que dicen protegernos y que están cobrando unos sueldazos increíbles, quieren robar a todo el planeta. Están intentando robar a todos los pobres de este mundo. Hay varias partes en la guerra de Siria, está ese señor que está mandando y poniendo bombas y luego están los ingleses y los franceses pintando todo muy bonito y dándoles armamento. La cuestión es: ¿por qué les damos armamento? Luego, cuando vienen aquí y hacen un atentado, no van a los parlamentos, no van a ese señor que vende las armas, van a los ciudadanos de a pie. ¿Quién paga el pato de la guerra de Siria? Los padres, los niños y la gente que no tiene medios. No es cuestión de países, es cuestión de ricos y pobres y cada día es más real. El vídeo está hecho para intentar que la gente no olvide. Para que vean que un niño de menos de 10 años intenta saltar una valla todos los días para cambiar de vida y venir a un sitio que, la verdad, tampoco es una maravilla.
-El single de este disco es «Ríndete», ¿ante qué hay que rendirse y ante qué no hay que rendirse nunca?
-Hay que rendirse ante uno mismo y no hay que rendirse nunca a las ganas de seguir luchando, de hacer las cosas que realmente te gustan. Aunque el día tenga 24 horas y nos roben mucho nuestros trabajos, hay que llegar a casa con una sonrisa y, a los que están con nosotros, darles nuestra mejor versión, que no se la queden nuestros jefes.
Caliza: «Lo salvaje dio el refugio que lo humano me negó»
Vivimos en Picos de Europa y Picos nos aporta muchísimas cosas. Somos montañeros y, cuando abajo te tocan mucho la moral, te metes una pateada, te sientas a ver el atardecer y eso no hay dinero que lo pague. Es un refugio.
Aúlla: «Aúlla siempre estaré alerta. El olor de la manada es difícil de olvidar…»
Ese tema es muy personal y puede tener diferentes interpretaciones. Aquí prefiero no decir nada.
Casas de cartón: «No hay por qué volver la vista atrás, sentir el frío invierno»
Es una pena ver cómo esa gente escapa de su país y aquí los recibimos con ganas de que miren hacia atrás. No tienen que volver la vista atrás porque aquí hay gente que los quiere. Son bienvenidos.
Artesanos: «A contracorriente por pura necesidad»
Quisimos demostrar que se pueden hacer las cosas de otra manera y, 19 años después, aquí seguimos sacando discos. A contracorriente siempre.
Efecto causa: «Espero que no me faltes nunca»
Una canción de amor, pura, sincera. Esa frase lo dice todo.
Mi fusil: «Otra marca en mi fusil hasta llegar a andar solo»
Hay que seleccionar batallas, saber elegir lo que nos debe preocupar y que no deja de ser un juego. Intentar seleccionar nuestros disparos y sentirnos orgullosos cuando lo hacemos.
Mi pistola azul: «El mundo se va a la mierda… ¿En qué bando estarás tú?»
El mundo no es como nos enseñaron en el colegio y esto va a reventar por algún sitio. Exigimos a la gente que piense un poco en qué bando va a estar el día de mañana, o en cual quiere dejar a sus hijos.
John MacEnroe: «Hoy las normas las pongo yo»
Hablamos de reivindicar el carácter. El disco está hablando de rendirse ante uno mismo, de enterrar las armas pero cuidadito. Somos buenos pero no somos tontos, si me pinchas yo sangro y te la voy a devolver.
Ríndete: «Ríndete, las trincheras están llenas de cobardes»
No hay mayor cobardía que ver los fallos en los demás y no verlos en ti mismo.
Entrelíneas: «Hoy me dedico a fracasar como el que cava su propia tumba. Pero de eso se trata la vida, de perderla»
Hacerse viejo debería ser motivo de orgullo y, si nos toca fracasar, lo haremos con la cabeza bien alta porque la vida no trata de otra cosa que no sea vivirla. Se trata de estar orgullosos de nuestros fracasos y, además, el fracaso no es el que pintan ellos. No tener un puesto de trabajo no es ser un fracasado.
En el andén del sacrificio: «Este no es tu sitio, este no es tu techo. Hoy será un buen día para volver a empezar»
Hablamos de querernos a nosotros mismos y de expandirnos, que nada nos limite. Cualquier día es bueno para levantar la cabeza e ir a por lo que se nos ponga por delante.