Ayudan a las personas en los momentos más difíciles de sus vidas y a pesar de que su labor es todavía poco conocida, el sector funerario no deja de innovar y crecer en atención a sus usuarios.
En la sociedad actual la muerte continúa siendo un tema tabú y los profesionales de los servicios funerarios apenas tienen presencia en los medios de comunicación. Pero que no se hable del sector no implica que este no sea eficiente, todo lo contrario. Según datos del pasado 2016, un 70% de los usuarios en España calificaron la atención con una nota sobresaliente -entre 9/10- y apenas un 3% lo puntuaron con notas inferiores a 6 sobre 10.
En nuestro país operan cerca de 1.500 empresas de servicios funerarios con una facturación total que se aproxima a los 1.500 millones de euros. La labor no es pequeña, ya que son profesionales que trabajan con personas en momentos especialmente dolorosos y delicados para los que se requiere una adecuada formación. Son tanatopractores, administrativos, conductores, empleados de funerarias y tanatorios, que de modo coordinado deben efectuar su trabajo entre uno o dos días a lo sumo y para los cuales el horario es ininterrumpido, disponibles las 24 horas del día. El sector realiza tareas muy diversas, desde los trámites administrativos que acompañan a la defunción hasta preparar el velatorio del difunto, la ceremonia civil o religiosa que puede incluir catering y música, trasladar al finado, la tanatopraxia, la cremación, las gestiones propias del cementerio con la elección de la lápida, flores, etc. o la asistencia psicológica a la familia. La lista puede ser todavía más abarcante cuando se incluyen productos para el recuerdo o la asistencia digital que no deja de crecer en los últimos años. La llegada de las nuevas tecnologías a las empresas de servicios funerarios (SSFF) trae aparejados nuevos servicios para honrar la memoria del fallecido. Por ejemplo, ya es posible encontrar códigos QR sobre lápidas que conectan con un espacio virtual dedicado al fallecido, y también asistir a los actos funerarios y apoyar a las familias sin hacer acto presencial, además de contratar esquelas en Internet, flores y velas virtuales, álbumes de fotos, y un largo etcétera.
La demanda de los funerales laicos va en aumento en el sector funerario.
La diferencia de costes entre la incineración y la inhumación tradicional en nicho o tumba está repercutiendo en un incremento en las cifras de la cremación, tanto en Asturias como en el resto del país. Como consecuencia, desde el sector se ofrecen nuevos servicios y crean espacios en los cementerios para acoger las cenizas del difunto. La opción más tradicional es depositarlas en un nicho o columbario pero existen muchas otras como plantar un árbol junto con las cenizas y que podrá visitarse cuando se desee. Esto último es posible, por ejemplo, en el cementerio municipal de Deva en Gijón, ya que el área de más de 3.000 metros cuadrados incluye un bosque donde es posible enterrar la urna biodegradable sobre la que crecerá un roble o un abedul. Los familiares pueden -si lo desean- poner una placa en recuerdo del fallecido.
Entre las iniciativas que plantean los SSFF también es posible crear un diamante a partir de las cenizas, pintar un cuadro con ellas o guardarlas en el interior de una joya. Esparcir las cenizas en el mar es una de las más utilizadas, de ahí que también exista una amplia gama de urnas biodegradables y respetuosas con el medio ambiente. Entre las más sorprendentes se halla la opción de enviarlas al espacio, para lo cual hay algunas empresas -pocas en el mundo- que incluyen el servicio de esparcir los restos del fallecido lanzándolos en un cohete a la estratosfera que tras su explosión, diseminará los restos por el espacio.
Legado genético, una apuesta por la vida
Desde hace poco tiempo existe un servicio totalmente innovador en el sector funerario y es la extracción y custodia del ADN de la persona fallecida.
Asturias, desde el pasado mes de enero, alberga el primer banco privado genético del norte peninsular gracias a la iniciativa de Funeraria Gijonesa y el Grupo Narbón. El banco tendrá capacidad para contener el ADN de diez mil personas durante diez años.
Los tanatorios de Gijón son quienes están apostando por este servicio que puede ser de vital importancia para las familias ya que, conservando la información genética del fallecido, se pueden detectar y prevenir enfermedades hereditarias lo cual permite personalizar y hacer más efectivos los tratamientos, mejorando así la calidad de vida de los descendientes de esa familia.
El servicio que se ofrece consta de dos partes. Una primera es la administrativa en la que se tramitan los permisos y autorizaciones necesarios para la extracción de la muestra. La segunda fase consiste en la obtención de la muestra biológica, un trámite realizado por médicos tanatólogos especializados en la obtención y extracción de ADN. Una vez analizadas las muestras, se procede a la «apertura de una cuenta» y la criogenización del material genético de la persona fallecida durante un periodo inicial de diez años.
Este compromiso con el futuro y la calidad de vida de las personas, se puede realizar gracias al laboratorio especializado en material genético Biobook y la Fundación Hospital de Jove.
Una nueva forma de afrontar el adiós
La posibilidad de conseguir un coste más asequible ha llegado también al sector funerario a través de las llamadas funerarias low cost que operan a través de un servicio online. Contratar solo lo estrictamente necesario y eliminar lo que no sea imprescindible es lo que permite una reducción en los precios. Desde agosto Asturias cuenta con una de estas funerarias que están teniendo una buena acogida a nivel social. Bajo la máxima de que los servicios funerarios no son un lujo sino una necesidad, la empresa asturiana ofrece un nuevo concepto de funeraria que se levanta sobre los cimientos de veinte años de experiencia en el sector. «Cada vez hay más gente que quiere enterrar o incinerar a su ser querido sin necesidad de pasar por el trámite del tanatorio con todo lo que ello implica», asegura Alfonso García de Funerastur. Muchas veces, en esos momentos de dolor y duelo, lo que la gente necesita es estar tranquila y rodeada de sus amigos y familiares más cercanos y es ahí donde cobran sentido este tipo de servicios.
Otro aspecto que también se aborda en este nuevo formato de negocio es el que se enfoca hacia gente de escasos recursos económicos, para los que hacer frente a un sepelio tradicional supone un desembolso imposible de asumir. «Nuestros precios están publicados en nuestra web y son unitarios para toda Asturias –comenta Alfonso-. Las únicas tarifas que sí hay que consultar son las del entierro porque cada cementerio tiene sus precios y es más complicado».
La ruptura de muchos de los mitos que rodean la muerte, la apuesta cada vez más extendida de optar por actos civiles o el aumento de nuevas religiones que entienden la muerte de manera diferente al mundo cristiano, está fomentando la demanda de estas funerarias que apuestan por una reducción del precio pero no de la calidad del servicio. Como afirma Alfonso, «somos low cost en el precio pero no en el servicio. La atención en estos casos es totalmente exquisita. Es importante destacar que, aunque somos un servicio online, en el momento en el que se produce un fallecimiento nos dirigimos al domicilio de esa persona, hablamos con la familia, tramitamos la documentación necesaria y hacemos todo de forma absolutamente legal. Lo que queremos es facilitar todo a la gente, que sepan que existe este servicio y que puedan escoger».
No hay rito funerario que no se acompañe de una ofrenda floral, ya que las flores además de un sentido estético cumplen la función de acompañar en el dolor a aquellos que han perdido a un ser querido. Elegir las flores más adecuadas para la ocasión es de vital importancia, de ahí que los profesionales del sector son los más indicados para asesorarnos a la hora de expresar nuestras condolencias. Entre las elegidas con mayor frecuencia se encuentran los lirios, claveles y jazmines pero también las rosas, crisantemos y margaritas, aunque siempre es posible contemplar el envío de las flores preferidas por el fallecido.
Los crisantemos tienen un corto periodo de floración, simbolizan lo efímero de la vida y constituyen toda una tradición en el Día de Todos los Santos. Los claveles son muy habituales en las coronas y arreglos florales y con ellos es posible mostrar nuestro respeto y admiración por el difunto. Las rosas, que mayormente son blancas, rosas y rojas, tienen significados diferentes según el color. Las rojas, son símbolo de amor y respeto y cuando se depositan sobre el ataúd manifiestan una estrecha relación con el difunto, las de color rosa, agradecimiento, y las blancas, inocencia. Los lirios también están muy presentes en los funerales, principalmente los de color blanco que simbolizan la pureza y la inocencia.
En líneas generales, las flores de color violeta, azul cielo o malva expresan tristeza, mientras que si poseen tonos pastel lo que reflejan son los lazos de amistad que nos unen con el fallecido y la nostalgia que produce su pérdida. Por el contrario, las margaritas, gerberas y gladiolos de colores vivos recuerdan los buenos momentos que se han vivido.
Las coronas y los ramos suelen ser los arreglos más utilizados, y la composición de las mismas indican el tipo de relación que nos une con el fallecido o la personalidad del mismo. También es posible encargar cruces elaboradas con flores, mayormente utilizadas cuando el ser querido al que despedimos tenía una inclinación religiosa, y al igual que las cruces, los corazones de flores también son una bonita forma de demostrar nuestro amor, una muestra que sale de lo más profundo del corazón.
Cuando no tenemos datos suficientes sobre la persona fallecida o sobre su entorno familiar, lo más recomendable es no arriesgar y optar por un clásico centro funerario.
Aunque menos utilizada existe la posibilidad de enviar una planta a la familia del fallecido en lugar de las flores. En este caso, la orquídea es una buena candidata.
¿Sabías que…?
- La costumbre de honrar a los muertos con una ofrenda floral podría remontarse a más de 60.000 años a.C. El descubrimiento realizado en el año 1951 por el antropólogo americano Dr. Ralph Solecki en la cueva iraquí de Shanidar, indica que el acto de colocar flores alrededor de los muertos tiene unos orígenes muy antiguos. El investigador encontró fragmentos de flores y polen de al menos seis especies distintas en tumbas datadas que podrían señalar la costumbre de los neandertales de recolectar flores silvestres para depositar en las zonas funerarias.
- La forma circular de las coronas fúnebres simboliza lo eterno, porque no presenta principio ni fin. El círculo se considera un símbolo sagrado en diferentes culturas y se le conoce como la ‘rueda de la vida’.
- Las flores eran utilizadas en la antigüedad en los ritos funerarios por sus propiedades aromáticas, ya que ayudaban a combatir el olor que desprendían los cadáveres.
- El color verde que se utiliza en las coronas y arreglos florales haciendo base se asocia en psicología con la esperanza y el optimismo. También se considera que transmite armonía y que actúa como un relajante, de ahí que sea un elemento fundamental en el arte funerario.
Hay que remontarse en el tiempo para descubrir el origen de la costumbre de velar al difunto. En la actualidad las modernas y acogedoras salas que garantizan tranquilidad y comodidad han reemplazado definitivamente a la celebración del velatorio en el hogar. Pero no fue siempre así. Posiblemente, la causa de su origen tenga que ver con ciertos acontecimientos acaecidos durante la Edad Media y a las insalubres condiciones de higiene de la época. El uso de estaño o plomo en utensilios de cocina y el contacto con ciertos productos como el whisky y la cerveza negra provocaban envenenamientos en masa y estados de catalepsia. Las personas parecían muertas, así que las familias y amigos de los fallecidos aguardaban velando el cadáver durante varios días esperando un posible ‘despertar’.
Juan José López Vivas, vicepresidente de PANASEF. Un sector en evolución
Dignificar la figura del profesional funerario y mejorar las condiciones del sector son algunos de los retos que se marca la Asociación Nacional de Servicios Funerarios (PANASEF). Juan José López, vicepresidente, hace un repaso por las cuestiones más relevantes de la actualidad funeraria.
-La Comisión de Hacienda del Parlamento presentó una proposición de ley para la reducción del IVA en actos culturales y en servicios funerarios. De esta propuesta la parte cultural fue aprobada y ejecutada inmediatamente pero la correspondiente a servicios funerarios -aunque aprobada- quedó a criterio de la Administración cuándo se pondría en marcha. Ante esto nosotros, tanto desde PANASEF como desde la CEOE, hicimos alegaciones que todavía no han sido contestadas. Mientras seguimos trabajando con los partidos políticos porque son los únicos que pueden proponer ese cambio legislativo.
-¿La idea que se traslada a los partidos políticos es que los servicios funerarios son algo esencial para la sociedad?
-Más que esencial es algo imprescindible porque en España no se puede hacer una inhumación en un sitio no autorizado. Por lo tanto el servicio funerario es algo obligatorio y no se debe gravar como un artículo de lujo. Al fin y al cabo el IVA del 21 % es para los artículos que no son imprescindibles para la vida.
-¿Cómo ha soportado el sector la crisis económica con este hándicap?
-La ventaja es que hace diez años aproximadamente el sector dio una transformación tremenda y hubo un cambio radical en las empresas funerarias. Hasta entonces éramos meramente transportadores de cadáveres, no había centros tanatorios, con lo cual recogíamos los difuntos en hospitales y domicilios y solo aparecíamos cuando había que hacerle la inhumación o cremación. Ahora no es así, hubo un crecimiento exponencial de tanatorios y en España tenemos casi 1.500. Somos el país con más centros de este tipo en el entorno europeo, tenemos tres veces más que los que hay en Inglaterra y Francia. En la actualidad somos empresas prestadoras de servicios funerarios, porque atendemos a la familia en todas las necesidades que plantea desde el momento en que se produce la defunción hasta que se produce la inhumación o cremación. En 24 o 48 horas cubrimos todo lo que se necesita: ceremonias de homenaje a la vida, catering, servicio de floristería, atención psicológica y legal, etc. Nuestra profesión ha cambiado mucho hacia una mayor profesionalización.
«El servicio funerario, más que esencial, es algo imprescindible»
-La incineración ha crecido mucho frente a las inhumaciones. ¿A qué es debido?
-Realmente no hemos conseguido todavía dar un criterio preciso de por qué ha aumentado tanto la incineración porque podría pensarse que es una tendencia de creencia religiosa, pero no es así. En Sevilla, capital eminentemente religiosa, hay un 70 % de cremaciones y en Málaga, lo mismo. Sin embargo, en Madrid, una ciudad cosmopolita hay alrededor de un 40 %, así que no hay un criterio claro de por qué se producen. Pero el incremento en el número de incineraciones es grande, actualmente en España alcanza el 35 %.
-¿El documento de la Iglesia Católica «Instrucción Ad resurgendum cum Christo», en el que prohíbe esparcir las cenizas del difunto o tenerlas en casa, está afectando al sector?
-En realidad a nosotros no nos afecta porque la decisión última del depósito de las cenizas no nos corresponde. Nuestra actuación acaba cuando entregamos a las familias las cenizas, a partir de ahí ya entra la creencia de cada uno o la voluntad del difunto de donde hay que depositarlas.
-¿Es necesaria la existencia de una ley nacional que regule todo tipo de cuestiones?
-Paradójicamente, un sector que mueve 11.000 empleos en España y que está compuesto por 1.500 empresas no tiene ninguna regulación actualizada. Nos regimos por un reglamento de policía sanitaria mortuoria del año 1974. A ese reglamento distintas comunidades autónomas y ayuntamientos le han ido haciendo reformas y ahora nos encontramos con que tenemos diecisiete reglamentos modificando el anterior y se da la paradoja de que trasladar un cadáver de Extremadura a Portugal es más fácil que de Extremadura a Castilla-León. No es justo que una familia tenga que pagar mucho más dinero que otra por vivir en otra comunidad autónoma. Y como no son las normas iguales el trabajo a nivel nacional se hace muy complejo, y es imposible dar el precio de los servicios porque varía mucho en función del lugar. Nosotros exigimos una ley básica en la cual se contemplen los criterios lógicos y legales de mercado y los condicionantes sanitarios mínimos. No pedimos nada especial, solo una unificación mínima a nivel nacional, aunque luego cada comunidad pueda conservar sus características especiales y peculiaridades.
-¿La figura del profesional funerario es suficientemente conocida?
-Tanto la sociedad como las administraciones han percibido el cambio del profesional funerario pero no lo han hecho suyo. Ahora hay que atender un espectro de actividades muy amplio, lo cual requiere mucha formación y la especialización de los distintos puestos. El cambio es significativo y hay una mayor profesionalización pero este sigue siendo un tema del que no se habla espontáneamente.
-En nuestro país lo referente a la muerte siempre ha sido un tema tabú. ¿Se han dado pasos respecto a este punto?
-No, sinceramente no. En España sigue siendo algo tabú, y a diferencia de lo que ocurre en otros países como Inglaterra o Francia en los que se tarda una semana en hacer el funeral aquí siempre hay mucha prisa en terminar y finalizar el proceso lo antes posible. En otros lugares quieren hacer una despedida programada con la familia y los amigos, aquí si estás desplazado en otro país es muy posible que no llegues a tiempo al funeral. Lo que sí es verdad es que cada vez más nos piden un memorándum de la persona fallecida, un homenaje al difunto encaminado a resaltar lo que hizo en vida. Esto sí es un adelanto, de consideración al difunto.
Ángel Fernández Menéndez. Marmolista y enterrador
Su abuelo, sus tres tíos y su padre se han dedicado al mármol y Angel continúa con el oficio familiar. A esta labor añade también el servicio de enterrador que, a día de hoy, desempeña en cuarenta y dos cementerios repartidos por los concejos de Grado, Las Regueras, Llanera, Castrillón, Corvera de Asturias y Candamo.
-Como en todas las cosas, con el paso del tiempo el sector ha evolucionado mucho, donde más se nota es en el tipo de maquinaria que se utiliza. Hace años grabar una lápida te llevaba unas cuatro horas, y eso la primera que todavía estabas fresco. Ahora en cuatro horas se pueden grabar cuatro lápidas
Cuando mi abuelo tenía que mover un tablero, una piedra pesada, se necesitaba a todo el personal, hoy en día una persona sola puede hacer prácticamente lo que quiera. La modernización de la maquinaria es fundamental para que los trabajos sean más rápidos y se puedan realizar en mejores condiciones, minimizando aunque solo sea un poco el esfuerzo físico de los que nos dedicamos a este trabajo.
-¿Habéis notado un incremento en las cremaciones?
-Sí, las incineraciones han aumentado en estos últimos años, y aunque no puedo darte una cifra de cuantas cenizas se dejan en la naturaleza o son guardadas en sus casas, la tónica general es llevarlas a los cementerios. En estos últimos años, la gente está apostando mucho más que antes por los cementerios.
-¿Existen tendencias diferentes en el arte funerario en función de las distintas zonas?
-En lo que se refiere a los cementerios, como en todos los ámbitos, los gustos son variados, pero es verdad que hay una tendencia a mantener una estética general según los cementerios. Con esto quiero decir que verás tipos de letra, adornos, mármoles o granitos, cruces, etc., muy diferentes si el cementerio que visitas está en Grado, Avilés o Cudillero.
«Con el paso del tiempo el sector ha evolucionado mucho»
-¿En qué se encuentra el grueso de vuestro trabajo?
-Puesto que hacemos una media de dos entierros diarios, podemos decir que el 80 % de lo que hacemos son trabajos de cementerio. Grabaciones de lápidas y construcción de nichos y panteones para posteriormente revestirlos de mármol granito. Pero también nos dedicamos a otro tipo de trabajos como cocinas, escaleras, fachadas, etc. Como dato curioso, puede pasar un mes y no hacer una cocina pero cuando entra el pedido de una nunca viene sola, lo normal es que en esa semana se junten tres o cuatro más.
-¿Qué tipo de materiales son los más utilizados en los trabajos de cementerio?
-Antiguamente, el material más utilizado en el cementerio era el mármol blanco. En la actualidad se han incorporado una amplia gama de granitos, aunque predomina mármol blanco y granitos negros. Sin duda, el uso de granito aporta mayor durabilidad, puesto que el mármol es un material más blando y poroso y sufre más las inclemencias del tiempo.
-¿Con qué proveedores trabajáis?
-El mármol blanco lo compramos en Macael, en la provincia de Almería. El granito nacional, lo compramos en Galicia. Lo que hacemos es traer tráileres de bloques completos para poder ofrecer mejores precios. También compramos a Portugal, país en el que se puede negociar y conseguir buenos precios; sin embargo en Italia después de días de bagaje y varios intentos, fuimos incapaces de cerrar trato.
Algún día me gustaría conocer las canteras de Brasil y la India e intentar negociar directamente, de momento los granitos procedentes de estos países los compramos a los almacenes proveedores de estos materiales que hay aquí en Asturias.
Funerarias del Occidente. Referente en el sector funerario
Llevan casi 30 años trabajando en el occidente de Asturias bajo el lema de ‘Trato humano, mejora continua’. La formación, la innovación y, de forma especial, la atención a las familias durante el proceso del duelo son señas de identidad de esta empresa.
Para Daniel Iglesias, gerente de Funerarias del Occidente, el trato y el cuidado de las personas son la clave fundamental de una buena gestión.
¿Qué red de centros ofrece Funerarias del Occidente?
Tenemos a nuestro cargo seis centros, cuatro velatorios en Tapia de Casariego, Vegadeo, Santa Eulalia de Oscos y Trabada y dos tanatorios, uno en Jarrio y otro en Luarca. Este último lo inauguramos el pasado mes de agosto, y está equipado con tres salas velatorio, capilla, un espacioso hall, cafetería y amplio aparcamiento.
¿Qué encuentra el cliente en vuestras instalaciones?
Ofrecemos todos los servicios habituales y tenemos buenas instalaciones pero lo que más sorprende a nuestros usuarios es el trato humano que reciben, cómo se les orienta y se les acompaña.
¿Una empresa de este tipo requiere constante innovación?
Sí, nosotros por ejemplo damos mucha importancia a mantener una carta de servicios lo más amplia posible que cubra todas las necesidades de nuestros clientes y a la formación de nuestros trabajadores. De hecho, somos la única empresa en Asturias que cuenta con un tanatopractor titulado. Esta es una labor todavía muy desconocida pero muy importante porque presentas al fallecido bien acondicionado y la impresión que la familia recibe les ayuda a gestionar el duelo.
Desde hace unos años también hemos incluido la atención psicológica a las familias.
¿Por qué sois todo un ejemplo de buenas prácticas en el sector?
Tal vez porque desde hace tiempo apostamos por el control de nuestros procesos e implicamos a nuestro personal en ello. Tenemos un plan anual de formación, hacemos grupos de trabajo y nos ocupamos de analizar la calidad de la prestación de nuestros servicios para ver qué cuestiones podemos mejorar. Son sistemas laboriosos pero que dan buenos resultados. En el año 2014 fuimos la primera empresa funeraria de España con el certificado de Excelencia Europea EFQM 200+, que renovamos periódicamente. También contamos con la ISO 9001 por nuestro modelo de gestión de calidad desde el año 2006.
Funeraria Gijonesa. La de toda la vida
Empatía, profesionalidad y un servicio totalmente personalizado. Estas son las máximas de Funeraria Gijonesa, una empresa cuya historia se remonta al año 1.874, cuando Feliciano Rodríguez abre en Gijón, concretamente en la Calle los Moros, la primera funeraria. De ahí en adelante la evolución ha sido constante hasta llegar a convertirse en un modelo a seguir.
La despedida de un ser querido es siempre un momento doloroso, un duelo inevitable por el que hay que pasar. Es ahí donde las familias agradecen contar con profesionales que los acompañen en estos momentos y que sepan plantear las mejores opciones en los momentos clave. «Fundamentalmente somos personas que ayudamos a otras personas en momentos dificiles, y por eso ponemos especial atención en dar un trato humano, cercano y de calidad» explica Verónica González, jefa de protocolo. No todo el mundo afronta la muerte de la misma manera, de ahí que el equipo de Funeraria Gijonesa se esfuerce en escuchar los deseos y necesidades de cada familia para personalizar y materializar el último adiós que el fallecido quiso tener».
Actualmente, Funeraria Gijonesa pone al servicio de las familias dos tanatorios modernos y con cuidadas instalaciones en los que cada detalle cuenta. El Tanatorio de Cabueñes consta de 21 salas velatorias, salones de actos y capilla, amplio hall, servicios de floristería, atención psicológica, cafetería-restaurante y lo más importante: un trato amable y profesional por parte de todos los miembros que integran la plantilla.
En su apuesta por la evolución y por ofrecer a las familias todas las opciones, Funeraria Gijonesa ofrece muy diferentes servicios entre los cuales se encuentra el apoyo psicológico, la tanatoestética y un servicio de conservación de ADN cuyo objetivo es la prevención y el tratamiento de enfermedades a través del estudio del material genético.
La empresa -con gran arraigo en Gijón- mantiene un fuerte compromiso con la sociedad y al igual que otras firmas locales colabora en diferentes iniciativas de tipo deportivo, social y cultural.
