Llegó a España en el año 82 desde su Argentina natal y se sintió tan acogido que quiso dar las gracias en el lenguaje que mejor domina, el del arte. Claudio Garigliano, Gari, como todo el mundo lo conoce, ha descubierto un nuevo material que atrapa nada más verlo: la esmeralda asturiana, vidrio obtenido de reciclar botellas de sidra.
Un problema de salud le obligó a dejar la pintura con aerógrafo y le adentró en el mundo del vidrio. Su magia lo atrapó y le impulsó a formarse en diversas técnicas de la mano de los mejores maestros de nuestra geografía. Lula Martín Creaciones es un reducto de creatividad del que salen piezas delicadas y originales que se venden en distintos puntos de Asturias y sobre todo en el Mercado Artesano y Ecológico de Gijón, que se celebra el segundo fin de semana de cada mes. Pero si hay algo que llama la atención de las creaciones de Gari son las piezas tanto decorativas como utilitarias realizadas con el vidrio de botellas de sidra, un guiño al medio ambiente y una forma de dar las gracias a su tierra de adopción.
Antes hacía muchas cosas y luego miraba el resultado, ahora investigo más el producto y cuando lo pongo a la venta tengo claro que eso era lo que quería hacer
-¿Qué fue lo que te atrapó del mundo del vidrio?
-Fue un cúmulo de casualidades. Yo vengo de la rama de Bellas Artes de Buenos Aires y toda la vida me dediqué a la pintura, al dibujo y a la escultura. En el 82 llegué a España, reforcé mis estudios de aerografía y por una afección de corazón que me detectaron, tuve que dejar de pintar con aerógrafo. Conocí a un maestro del vidrio, me enseñó las posibilidades que tiene y fue como una droga. Seguí investigando, buscando, viajé con gente que se dedicaba a distintas técnicas hasta poder conseguir la experiencia y la titulación que tengo. Fue una salida tardía pero muy buena y atrapante.
-¿Las obras evolucionan en paralelo al artesano?
-Las obras maduran con uno a medida que uno también madura. Antes hacía muchas cosas y luego miraba el resultado, ahora hago más investigación del producto y cuando lo pongo a la venta tengo claro que eso era lo que quería hacer. Hay más maduración en el proceso que en el final.
Voy haciendo cosas para no aburrir y no aburrirme. Me canso de ver siempre lo mismo y me da la impresión de que puedo causar el mismo efecto en la gente y eso no me gusta nada.
-¿Cómo es el proceso creativo de una pieza?
-Al venir del dibujo diseño la pieza antes, aunque a veces en el medio del proceso, la improvisación te da algo que no esperabas y lo aplicas. La dibujo, intento visualizarla con los materiales de acabado y a partir de ahí empiezo a hacer pruebas. Sobre la marcha trabajo el final pero el diseño está trabajado y testado. Lo mismo que la durabilidad de una pieza, sobre todo con los anillos, que es un tema muy delicado. Cuando hago un diseño nuevo mi mujer es el banco de pruebas. Se pone el primer modelo y lo prueba durante una semana, si el anillo permanece intacto, lo catalogo como perfecto para salir al público.
-¿Existe alguna pieza que tengas en tu mente pero que todavía no hayas sido capaz de crear?
-Mi meta es llegar a la escultura con vidrio. Actualmente hago pequeña escultura por encargo o como presentación en alguna feria pero quiero llegar a la escultura en gran formato. Conozco la técnica, conozco el proceso pero no tengo los recursos económicos para tener un taller en condiciones.