Con el paso del tiempo y una dedicación a medio camino entre la pasión y el trabajo, este asturiano se ha convertido en una voz con peso propio en el mundo de la sidra nacional e internacional.
Se define a sí mismo como un activista sidrero internacional y razón no le falta. Juez en Pomme d’Or Frankfurt International Cider Awards, escritor freelance, creador del blog Cider Guerrilla y de una empresa importadora de sidras única en España, la vida de Edu gira en torno a la sidra y a cómo hacer que Asturias ocupe el lugar que realmente le corresponde como la región productora más antigua.
-¿A qué se dedica un «activista sidrero internacional»?
-Todo empezó cuando vivía en Alemania, concretamente en Frankfurt que es la capital de la sidra. Comencé a conocer a gente del mundo de la sidra y me di cuenta de que la sidra asturiana no se conocía en los círculos internacionales, sin embargo sí se conocía la del País Vasco. Por amor propio empecé a pensar cómo podía hacer algo y, dentro de mis posibilidades, comencé a colaborar con una feria internacional de sidra que se sigue haciendo a día de hoy y en la que sigo colaborando. También llevé a asturianos a la Asociación Sidrera de Gales, contacté con gente de Estados Unidos… Además hablé con escritores y en muchos libros que antiguamente solo hablaban del País Vasco o se nos confundía con ellos, provoqué que en las nuevas ediciones saliera Asturias como tal. Sobre sidra no había nada escrito y en estos últimos años se ha escrito más, en los libros que se han publicado internacionalmente hay apartados amplios de Asturias en los que también colaboré. Soy juez en varios campeonatos internacionales en Estados Unidos, Inglaterra, Alemania, Australia… Todo esto se suma a que en 2015 monté una empresa de importación en Asturias que es la única especializada en España. Importamos sidra de otros países y ayudamos a gente de aquí a exportar.
-¿Qué recuerdos tienes del inicio de todo este movimiento?
-En aquel momento organicé varios viajes por Asturias y vino gente de Alemania y de Estados Unidos que de aquella tenían la idea de que hacíamos una sidra bastante mala, tan ácida que prácticamente era vinagre, olía mal; era lógico, porque allí llegaban sidras que se tardaban en consumir y estaban totalmente perdidas. A partir de esos viajes comenzó a venir más gente y descubrieron que era un producto bastante complejo. Les demostré que históricamente es una de las sidras más antiguas que hay en el mundo y fliparon bastante. Al final conseguimos algo muy importante: que se defina un estilo concreto que es el de Asturias y País Vasco, aunque ahora mismo País Vasco ya copió prácticamente el estilo asturiano porque el suyo se perdió. No sé quién hará auténtica sidra vasca, pero pocos. A la gente de fuera le fascina el escanciado, el rito, todo el proceso que es mucho más largo y complicado que en cualquiera de otros países.
«La sidra es un producto para consumir en un corto espacio de tiempo y tiene que estar bien cuidada para que sepa bien. La cuestión es que nadie te garantiza que ‘pasado el puerto’ se cuide correctamente»
-Algo tan arraigado en Asturias como la sidra, ¿hacia dónde debería evolucionar?
-En realidad nuestra sidra natural hacia ningún sitio porque es lo que es y es algo tan arraigado y tan definido que tiene que quedarse ahí. El problema que tenemos es que siempre se dijo que cuando pasaba el puerto se perdía y esto es y no es así. Es un producto para consumir en un corto espacio de tiempo y tiene que estar bien cuidada para que sepa bien, la cuestión es que nadie te garantiza que fuera de aquí se cuide correctamente. Por otra parte, nuestro mercado principal es Asturias y cada vez va a menos en el sentido de que perdemos población, la gente joven se tira más hacia la cerveza y las cifras indican que no va bien. Abogo por que se cuide, se mantenga y se fortalezca la sidra tradicional, porque se potencien otros productos diferenciados más internacionales, más fáciles de exportar como sidras en botellín, espumosas… Ya las hay pero habría que dar un paso más y evolucionar. Ahora mismo estamos en un momento histórico, recientemente hemos logrado estar en el mapa sidrero internacional, una de las principales empresas cerveceras estadounidenses ha creado una empresa de sidra, y estamos en boca de mercados importantes como el anglosajón. Que se nos vaya conociendo en otros sitios es algo que nunca tuvimos. Tanto productores como consumidores no somos conscientes de que esto pasa una vez y hay gente tanto aquí como a nivel internacional que está ayudando a que Asturias deje de ser anónima.
-¿La gente joven aboga por el consumo de sidra?
-Lo que pasa con la gente joven, que es algo ya estudiado en los mercados, es que cada generación busca su propia bebida. Desde hace dos años somos de los países que menos vino consumimos y sin embargo en Alemania es todo lo contrario, allí está bajando el consumo de cerveza y para muchos jóvenes lo que está guay es beber vino. En Asturias ahora le tocó a la cerveza artesanal, la gente joven está muy metida en ella y sienten como que son ellos los que están generando ese mercado. La sidra se sigue consumiendo pero si lo miras por edades se ve que el consumo se centra cada vez en edades más tardías. Habría que trabajar en esta línea y pensar en cómo hacer que las nuevas generaciones se sientan parte de todo esto.
-¿Para cuándo la declaración de la cultura sidrera asturiana como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad?
-Es un tema complejo. Agradezco que me metieran en el comité para trabajar en este asunto y la verdad es que tiene todas las herramientas para lograrlo, pero no podemos negar que es complicado porque España se limita a una candidatura anual, es un territorio muy grande y hay otras que llevan tiempo esperando. Creo que algún día llegará porque llevamos mucho intentándolo y cumplimos con los requisitos, es cuestión de tiempo. Si se pudo hacer con la cerveza en Bélgica, no veo por qué no lo podemos lograr con nuestra cultura sidrera que es más que una bebida.