El verde siempre ha sido una de las señas de identidad de esta tierra. ‘Asturias verde de monte y negra de minerales’, decía Víctor Manuel en la canción. Y con razón porque es precisamente ese verde, que aquí no encuentra límites tonales, el que sigue conquistando al viajero dentro y fuera de nuestras fronteras. Un valor en alza.
Acabamos de dejar un mes de septiembre considerado como el mejor de la serie histórica, en cuanto al número de turistas se refiere: nunca habíamos despedido el verano con tantos visitantes. Aumentaron los viajeros en un 3,1% y las pernoctaciones, un 3,9%, con respecto a año anterior. ¿Qué ha tenido de peculiar este mes? Sin duda, la climatología. El verano empezó lluvioso, el sol se hizo esperar pero cuando llegó, todo el mundo lo aprovechó hasta el último momento.
De este incremento de visitantes hay algo que llama la atención y es el aumento del turismo extranjero, el más elevado de toda la España Verde. Los franceses son los primeros en este ranking, seguidos de alemanes e ingleses.
Si miramos más allá y buscamos conocer sus opiniones, vemos que tanto en redes sociales como en encuestas realizadas a pie de campo, una mayoría señala sentirse impresionada por este paisaje asturiano de «brutal belleza» donde «el verde no encuentra límites tonales»; un paisaje variado en el que no faltan impresionantes cumbres, rutas de senderismo para todos los gustos, impetuosos ríos, frondosos bosques y la posibilidad de avistar fauna salvaje o la migración de aves a su paso por los humedales del Principado.
En Asturias se encuentran concentradas siete Reservas de la Biosfera reconocidas por la Unesco
Razones no les faltan porque más de un tercio de la superficie de este territorio verde es reserva natural protegida, la mayor en proporción de Europa. Aquí se encuentran concentradas siete Reservas de la Biosfera reconocidas por la Unesco: Oscos-Eo, Fuentes del Narcea, Degaña e Ibias, Somiedo, Las Ubiñas-La Mesa, Redes, Picos de Europa y desde julio de este año, Ponga. El propio organismo internacional reconoce que además de vastos bosques, cada uno de estos lugares «alberga numerosas especies animales, algunas de las cuales se hallan en peligro de extinción, como el oso pardo, el urogallo, el lobo ibérico o el águila real».
Estos recursos naturales están atrayendo a un viajero cada vez más verde, con conciencia ambiental, que busca conocer no solo los lugares paradisíacos, sino también a las gentes en su entorno, las tradiciones. Le gusta comer bien y quedarse en alojamientos que trabajen en armonía con la naturaleza. Disfruta leyendo, caminando, viene dispuesto a integrarse en su destino y en ocasiones asegura sentirse ‘como en casa’.
El futuro del turismo pinta en verde y Asturias, después de treinta años de promoción como Paraíso Natural, está posicionada y tiene una serie de valores ganados. Falta sacar partido a esta realidad, a una de las marcas más poderosas de promoción turística, con la certeza de que lo verde vende. Para muestra, un botón.