Los asturianos están convocados de nuevo a las urnas en menos de diez meses. La decisión llega después del rechazo en la Cámara del proyecto de presupuestos presentado por Francisco Alvarez Cascos: ‘Sin presupuesto no hay programa de Gobierno’.
Y también como consecuencia de la falta de responsabilidad de las distintas fuerzas políticas, absortas en intereses partidistas e incapaces de llegar a un acuerdo.
Lo ocurrido no puede repetirse. Es necesario dar un paso adelante. Varios expertos analizan el reto y la responsabilidad que tienen los asturianos en esta cita.
Óscar Rodríguez Buznego.
Profesor de Ciencias Políticas en la Universidad de Oviedo
Para salir de la situación actual enquistada no hay fórmulas mágicas. Hace falta confianza, esfuerzo y tesón. Cada asturiano debería tratar de hacer mejor lo que le corresponda, en el puesto de trabajo y en la esfera pública también, porque Asturias es la empresa de todos los asturianos. Ahora tenemos un gobierno provisional, pero lo primero que necesitamos es un gobierno estable. Pero un gobierno no será suficiente para enfrentarnos al mundo del futuro, cada vez más abierto, competitivo e incierto. Nos harán falta ideas claras y determinación, un liderazgo, que sólo puede surgir de la propia sociedad asturiana.
«A los asturianos les diría que éstas son unas elecciones excepcionales, que voten y que decidan el voto pensando en el futuro de Asturias»
A los asturianos convocados a las urnas les diría que éstas son unas elecciones excepcionales, que voten y que decidan el voto pensando en el futuro de Asturias y teniendo en cuenta la experiencia del último año, tratando de evitarla. Todos los asturianos deben sentirse implicados en una decisión que es trascendental por lo que se decide y por las circunstancias. Espero que hayamos aprendido de la situación que vivimos. Debemos ser ciudadanos vigilantes y más exigentes con los dirigentes políticos.
El panorama actual produce inquietud. La economía asturiana muestra debilidades que no parece que vayan a corregirse en poco tiempo y sobre ella pesan, además, serias amenazas: el futuro de nuestra economía no acaba de definirse, estamos perdiendo recursos humanos muy cualificados y perderemos recursos públicos. La esperanza estriba en que la integración de nuestra economía en mercados abiertos y amplios se acelere. Tengo una confianza grande en las generaciones jóvenes, a pesar de las pocas oportunidades que encuentran. Pienso que ellos serán capaces de crearlas.
Miguel De La Fuente.
Decano del Colegio de Economistas de Asturias
Debemos votar en conciencia la opción que concuerde más con nuestro pensamiento político y nuestros valores, pensando en que nuestro voto podrá ser finalmente un voto útil, que ayude al buen gobierno de la región.
Los países de la zona euro nos enfrentamos a una situación difícil y complicada, y Asturias lógicamente no es ajena a ello. La previsión para 2012 es que la economía se contraiga el 1% del PIB y que el número de desempleados en Asturias pueda superar las 100.000 personas, cifra verdaderamente escandalosa y que los asturianos no podemos permitir.
Esta nueva convocatoria de elecciones nos aboca, sin duda, a un futuro incierto.
Esperemos que el gobierno resultante sea un gobierno fuerte que pueda sacar adelante unos presupuestos que sirvan no sólo para lograr la estabilidad presupuestaria, sino también para incentivar la actividad económica, la creación de empleo y la cohesión social, garantizando los servicios básicos: sanidad, educación y bienestar social, priorizando el gasto productivo en inversiones y reordenando el sector público para hacerlo más eficiente.
«Es preciso que la clase política de esta región tome conciencia de que ha llegado la hora de ponerse a trabajar. No es justo que recaigan todas las responsabilidades sobre los ciudadanos»
Los proyectos pendientes en la región, las empresas y los asturianos, en definitiva, se merecen tener, al menos, esperanza. Pocas Comunidades Autónomas hay en España que se encuentren en una situación similar a la que existe ahora en Asturias.
Si no hay actividad económica no se generarán los recursos necesarios que permitan financiar, entre otras cosas, la actual maquinaria administrativa, los servicios públicos de los que disfrutamos y las necesarias políticas del Estado de bienestar.
Es preciso que la clase política de esta región tome conciencia de que ha llegado la hora de ponerse a trabajar para intentar poner freno a la crisis. No es justo que recaigan todas las responsabilidades sobre los ciudadanos.
Pero no debemos ser derrotistas. Siempre hay una salida y está en nuestra mano llegar a ella.
No echemos la culpa de todo a los demás. Debemos tomar las riendas y encauzar los desafíos que se nos presentan, trabajando juntos para aportar progreso y prosperidad a nuestra querida región, para salir de esta situación entre todos, cada uno en su puesto y con las armas de las que dispone.
Miguel Presno Linera.
Profesor Titular de Derecho Constitucional en la Universidad de Oviedo
El rechazo al proyecto presupuestario representó una auténtica desautorización política para el Gobierno, equivalente a la pérdida de la confianza parlamentaria, entendiéndose en todos los sistemas parlamentarios que en tal caso lo que procede es la presentación de dimisión por el Presidente y, o bien la formación de un nuevo Gobierno con mayor respaldo en la Cámara o bien, la convocatoria de elecciones anticipadas. Como tampoco había perspectivas reales de formar un gobierno con más apoyo parlamentario, las elecciones anticipadas eran inevitables.
«Elecciones anticipadas y, casi, inevitables»
Ahora de lo que se trata es de que, sea cual sea el resultado del 25 de marzo, se pueda formar un Ejecutivo que aglutine a la mayoría de la Cámara. Bien porque cuente con el respaldo de, al menos, 23 parlamentarios o porque sin llegar a esa cifra, sea capaz de negociar y llegar a acuerdos para que sus proyectos políticos puedan convertirse en normas legales.
Otra cuestión imprescindible es que los elegidos el 25 de marzo entiendan que la democracia no se limita a la convocatoria periódica de elecciones, ni a reducir a las personas a meros agentes de ratificación de decisiones adoptadas de antemano por los partidos políticos y formalizadas por las instituciones de gobierno. La democracia exige un contacto cotidiano con los ciudadanos y su participación en los procesos de toma de decisiones (consultas populares, iniciativas legislativas populares, ejercicio del derecho de petición…).
El 25 de marzo la ciudadanía asturiana tiene que exigir una forma distinta de hacer política de manera que, como diría Habermas, los procesos de formación de la voluntad de las instituciones (Gobierno, Junta General del Principado) estén conectados con, y permanezcan porosos a, la voluntad que expresan cada día los ciudadanos.