Francisco Javier Bastida, Catedrático de Derecho Constitucional en la Universidad de Oviedo, se detiene donde otros pasan de puntillas porque ‘no se puede tirar la toalla; si no, habría que hacerlo también con la democracia’, y él no está por la labor.
Dos elecciones en menos de un año han dejado profundas heridas en una Asturias ya maltrecha por la crisis. Hay demasiadas cosas importantes en juego y hay que recuperar la confianza.
-Según los sondeos del CIS, los ciudadanos consideran a la clase política como el tercer problema más serio del país. ¿Qué debería hacer el nuevo gobierno del Principado para recuperar la confianza de los ciudadanos?
-Este gobierno entra en un momento donde hay tal nivel de desconfianza que cosas tan sencillas como un trato respetuoso entre los grupos políticos y la capacidad de diálogo generarían confianza. Al menos momentáneamente, este gobierno tiene un crédito que el otro no tenía. Hay cierta esperanza de que Asturias vaya en alguna dirección después de este prolongado parón.
-Según sus propias palabras, «hemos pasado de una democracia de partidos a un Estado de los partidos». ¿Dónde quedó la democracia?
-Maltrecha. A lo largo de estos años, los partidos políticos han fagocitado no sólo la vida política sino también la institucional. Han dejado de ser esos cuerpos intermedios entre los ciudadanos y el Estado y han pasado directamente al Estado. Lo controlan, y en la medida en que ejercen ese monopolio, se distancian de los ciudadanos. Pero los partidos cumplen una labor fundamental que es reducir la complejidad social, si no existieran habría que inventarlos. El problema es cuando se preocupan más de sus propios asuntos y del poder que de su labor. En este sentido la crisis es muy profunda y no viene de ahora.
«Las jerarquías de unos partidos sintonizan con las jerarquías de otros. Es un ‘hoy por ti y mañana por mí»
-No sólo se distancian de los ciudadanos sino también de las bases de su propio partido, como ha ocurrido recientemente con IU en Asturias…
-La democracia interna de un partido es algo muy complicado. Las bases a veces no alcanzan a ver la complejidad que existe en determinados temas. La democracia directa es buena cuando se trata de pronunciamientos concretos, individualizados, pero la democracia representativa también es necesaria. No se puede formar parte del poder y a la vez, ser critico con él.
-¿A quién representan hoy los políticos?
-Hay un problema muy grande de oligarquía en los partidos que piensa que lo único importante es el poder. Han aprovechado las mayorías que les concede la Constitución y lo han convertido en cuotas de reparto. Las jerarquías de los partidos se han enquistado y distanciado de las bases. Se sintoniza con jerarquías de los otros partidos, y no se entienden dentro del suyo propio. Es un «hoy por ti y mañana por mí». Este comportamiento ha alimentado una política de oscurantismo y no transparencia. Un ejemplo es lo ocurrido con Dívar: todos se protegían.
-Hablando de transparencia, ¿qué opinión le merece el Anteproyecto de Ley?
-Es un paso adelante pero insuficiente. No tiene que haber excepciones como la de la Casa Real. Debe existir transparencia en la gestión pública y también en el patrimonio de los políticos y los partidos. El oscurantismo provoca distanciamiento con la sociedad.
-El ciudadano tiene la sensación de que los programas de gobierno son similares con independencia del partido que gobierne. ¿Está fundamentado?
-El sistema político está absorbido por el sistema económico. La dirección la marcan los mercados o Alemania. Antes de entrar en la UE, con la política de no globalización, la soberanía del Estado era jurídica y fáctica pero ahora no es así. Tanto la derecha como la izquierda tienen un margen de maniobra muy pequeño.
«Me pregunto cuándo Asturias ha dejado de estar intervenida. Depender de otros es prácticamente lo mismo que una intervención»
-¿Cómo cree que afectarán a la región los recortes anunciados por Rajoy?
-Los recortes son importantes y tendrán repercusión. En la minería van a tener graves consecuencias, pero también en sanidad afectarán mucho, porque es uno de los baluartes que tiene Asturias. Además tenemos una población muy envejecida, así que dependemos de Madrid tanto para mantener a la población mayor como para los prejubilados. Las medidas adoptadas por el gobierno central son restrictivas y el margen de maniobra que tiene Asturias es muy pequeño. No tenemos una autonomía económica, la capacidad de recaudación es escasa y dependemos de subvenciones. Así que Asturias, a día de hoy, es una comunidad dependiente.
-Entonces, ¿qué se le puede exigir al actual gobierno autonómico?
-Tienen muy poco margen de maniobra. A este gobierno hay que pedirle que sea transparente, honesto, que gestione bien las infraestructuras que hace aquí el Estado y que sean buenos procuradores de Asturias en Madrid. Porque mientras no cambie la economía asturiana seremos dependientes. En Bochum (Alemania), se cerraron las minas y prácticamente desapareció la siderurgia, pero a cambio se puso allí la Opel. Aquí no ha venido ninguna multinacional, solo se concedieron prejubilaciones, y eso es «pan para hoy y hambre para mañana». Tampoco tenemos ningún Inditex, como nuestros vecinos.
-Dicen que Asturias podría pasar de la subvención a la intervención. ¿Es posible?
-Me pregunto cuándo Asturias ha dejado de estar intervenida. Depender de otros es prácticamente lo mismo que una intervención.
-Siguen las protestas mineras. ¿Cómo cree que se está gestionando este conflicto?
-Siempre que hay un conflicto hay que negociar. Cerrarse en banda no es la solución con independencia de los argumentos que tengan Gobierno y sindicatos. El Gobierno no puede atrincherarse como Margaret Thatcher hizo en su día, ni tampoco los sindicatos mineros. Habría que analizar cuál es la situación de la mina y su futuro. No puede ser que de forma perpetua existan fondos mineros para las cuencas cuando se ha visto que no han tenido el efecto deseado -se han creado muy pocos puestos de trabajo, se ha hecho un uso irracional de los mismos- y se han gastado en cosas que nada tenían que ver con la regeneración del tejido industrial. Y en este sentido es responsable no solo el gobierno central sino también los sindicatos, ayuntamientos y concejos.
«Muchos de los fondos mineros no se llegaron a gastar o no se utilizaron para regenerar el tejido industrial»
-¿Tiene futuro la minería en Asturias?
-Según estudios, aquí la industria minera nunca saldrá a flote. Ahora bien esto no puede caer de repente y en este sentido, es lógica la preocupación de los sindicatos pero también hay que decir que en estos años han estado ‘adormecidos’ con los fondos mineros -prejubilaciones, subsidios- y no han hecho los deberes. No es lógico seguir ‘alimentando’ artificialmente a un enfermo terminal cuando muchos de esos fondos no se llegaron a gastar o no se utilizaron para asegurar un futuro económico no subsidiado que supliera la industria moribunda. Si en época de vacas gordas no se hizo lo que se tenía que hacer, ahora es más complicado.
-Asegura que muchos de los recortes y ajustes que se están realizando carecen de imaginación.
-Creo que a veces maquillan las cosas con intención. Por ejemplo, en la Junta del Principado los ajustes se traducen en echar a cuatro conductores y quitar coches oficiales. Mientras eso se hace, se mantiene intacto el número de asesores. Mi pregunta es ¿por qué cada miembro de la mesa necesita dos asesores? Cualquiera que conozca el funcionamiento de un parlamento regional sabe que ha habido años donde sólo se han aprobado dos leyes, el resto era control parlamentario. Así que cómo se justifican los nueve asesores del PSOE o en el caso del diputado de UPyD que tiene dos asesores por estar en la Mesa y cuatro más al estar en el grupo mixto: en total seis asesores para un solo diputado. Eso es un despilfarro. Pero la noticia es: «hemos echado a estas personas para ahorrar». Y la realidad es que han echado a cuatro hombres a la calle y meten a gente que quisiera yo saber qué categoría profesional tienen para ser asesores. Lo que tradicionalmente ha sucedido con este tema es que gente que estaba en el aparato del partido, deja de estar pagada por el partido para pasar a cobrar por el parlamento. Se podría cambiar este sistema buscando a especialistas concretos para cada tema y pagarles por proyecto. También se podrían revisar los recortes en la universidad, hospitales, etc.