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lunes 25, noviembre 2024

Un septiembre complicado. Javier García. Economista y Emprendedor.

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Comienza el curso con un panorama económico incierto, que ya pasa factura al ciudadano de forma patente: el paro estructural no desciende, el IVA sube, empiezan a notarse los recortes en sanidad y educación… A pesar de todas las medidas tomadas, la prima de riesgo española no se estabiliza y la sombra del rescate sigue planeando. Según el economista Javier García, los próximos meses se presentan inestables y difíciles.

Javier García es economista y emprendedor. Junto a otros dos compañeros ha creado Sintetia.com, un observatorio de información que busca ofrecer datos para el debate económico: «Hay un gran público que busca opiniones no politizadas: lectores que quieren datos, que les recomendemos lecturas para crearse su propio punto de vista. Y es que el debate económico es muy pobre y se pasan por alto temas que son trascendentes. Con humildad, queremos crear una comunidad de mentes inquietas que generen debate de buen nivel». En su último libro i-Economía (Ed. NetBiblio), Javier García reflexiona sobre la economía de las TIC, la innovación y otras cuestiones relacionadas con el crecimiento económico.

Javier García. Economista y Emprendedor.
Foto: Fusión Asturias
-A grandes rasgos, ¿qué podemos esperar de este otoño?
-Me temo que mucha inestabilidad e incertidumbre, y los mercados ya descuentan que va a pasar «algo gordo» ¿Por qué? Hasta ahora firmamos el ya famoso MoU (Memorandum of Understanding) y todo hacía entrever que teníamos disponibles un primer tramo de 30.000 millones de euros (de un total de 100.000 millones) para inyectar en el sistema financiero español. Pero tras el anuncio, las tormenta financiera no amainó sino que azotó aún más con fuerza, llegando la prima de riesgo a superar los 700 puntos básicos en julio. En el camino, las auditorías internacionales apuntaron que el rescate (o necesidades financieras del sistema bancario español) podría ascender hasta un total de 70.000 millones de euros.
Mientras, Europa intenta mantener su equilibrio interno (entre países muy dispares) y externo (como Eurozona) mientras genera más dudas que confianza. La confusión es tremenda. La prima de riesgo, además de los niveles, tiene lo que los técnicos llaman «pendiente negativa» lo que implica que el mercado está asumiendo (estimando) que es más probable que España deje de pagar en un vencimiento de un bono a 5 años que en uno de 10 años. Esto sólo puede ser posible si entre el plazo 5 y el de 10 años «sucede algo que mejora la solvencia de España». En definitiva, que el mercado descuenta que va a pasar algo (porque el corto plazo no se puede sostener).

«Encarecer el consumo favorecerá la continuidad de la crisis»

-¿Qué posibilidades se valoran?
-Restructuración, quita, rescate, o un todo incluido. Cuando una persona presenta más riesgo de impago a corto plazo que a largo plazo, es que esperamos que algo malo le pase pronto, pero si sale de esa mala situación, entonces… ¡le irá mejor y confiaremos de nuevo en él!
Quizás lo peor, y espero que después del verano ya hayamos aprendido la lección, es que Europa padece de artritis avanzada y no tiene líderes europeos, sino líderes nacionales compitiendo en su particular Eurocopa. Actúan de forma descoordinada y planteando soluciones poco creíbles. Por ejemplo, los primeros 30.000 millones de euros para el rescate, que parece se van a producir en cualquier momento, no se pueden hacer en efectivo, porque ese fondo no tiene efectivo. Se hará a través de deuda, y eso no es igual. Por lo tanto, no hay una hoja de ruta clara y decidida. Europa juega al despiste, el gobierno de España está muy confundido y los ciudadanos están ya rozando la desazón y la histeria.
-Miramos hacia Europa en busca de respuestas pero, visto lo visto, tampoco parece tenerlas. ¿Europa sigue siendo la solución?
-Europa es la solución, pero también está torpedeando la solución. En comparación con Estados Unidos, hay un mensaje en Twitter que hemos lanzado en Sintetia y que explica muy bien todo esto: «En el tiempo que Barroso gasta hablando de propuestas, Estados Unidos había vendido Citibank a los árabes, inyectado fondos a Goldman Sachs y JP Morgan y fusionado Bank of America con Merrill Lynch».
-¿La solución de Estados Unidos ha sido diferente?
-Sí, afrontó la crisis de otra manera. Estados Unidos puso más de 700.000 millones de euros con los que compró bancos, los nacionalizó (sólo algunos), barrió con el equipo gestor, creó los incentivos para que esos bancos se sanearan lo antes posible, y los vendió. Por ejemplo, la Administración americana compró Citibank a 1 euro la acción y ahora cotiza a 22 euros. El gobierno se volcó en capitalizar esos bancos para después venderlos, esto es mucho más efectivo y directo (además de rápido) que lo que se plantea en Europa. Vamos lentos y queremos solucionar un problema de deuda con más deuda.
-La subida del IVA es uno de los cambios que va a afectar directamente al ciudadano medio. ¿Reportará los ingresos esperados o traerá una caída del consumo?
-La subida del IVA en estos momentos responde más a un guiño hacia Europa y los mercados que a ninguna otra cosa. Todo el mundo está muy preocupado porque gastamos más de lo que ingresamos. Y es verdad, la recaudación del IVA entre 2007 y 2011 ha caído en más de 8.000 millones de euros en España. Pero ha caído porque se desplomó el consumo. Y la subida del IVA en julio de 2010 no ha servido para nada. El consumo ahora mismo está francamente debilitado y tengo mis dudas de que la subida del IVA ayude a recuperar la recaudación fiscal en España. En muchos casos, las empresas no podrán subir ese IVA a los consumidores (porque ya están al límite de ventas y subir los precios sería la puntilla), así que mermarán aún más sus márgenes. Y esto es una mala, muy mala noticia. Así que creo que encarecer el consumo ahora mismo es una medida que facilita, más que resuelve, la continuidad de la crisis.

«Europa padece una artritis avanzada. No tiene líderes europeos, sino líderes nacionales compitiendo en su particular Eurocopa»

-Los recortes anunciados son muchos y se van haciendo evidentes: impuestos, sanidad, educación… pero se dice que no son suficientes y que nos preparemos para nuevos «sacrificios». ¿Qué podemos esperar de los recortes futuros?
-Los recortes y la subida de impuestos nunca serán suficientes si seguimos en esta tónica de austeridad como fin en sí mismo y no ponemos el foco en el crecimiento económico. Me sorprende que no hablemos más de soluciones, de crecimiento, de actividad. Si crecemos, la capacidad de recuperar ingresos es increíblemente efectiva. Y para que esto ocurra tenemos que empezar ya por que las empresas tengan beneficios, por que se creen empresas (y se pare la sangría actual: en España se han destruido 197.000 empresas con más de un asalariado, con la misma tónica en Asturias) y por que se genere valor añadido… porque eso es igual a renta, a empleo, a ingresos públicos y a calidad de vida, además de esperanza y positivismo. De otra forma, no creo que los españoles puedan soportar más sacrificios, la tensión social se palpa y así no se puede construir en un país.
-Asturias se presenta como una de las «comunidades insumisas» ante las medidas promovidas por el gobierno central, pidiendo una mayor flexibilidad entre déficit y deuda. ¿Cuál puede ser la traducción efectiva de esta insumisión?
-Esa insumisión, como tú la llamas, tiene una lógica muy importante, y es que el gobierno central ha diseñado un mecanismo de rescate para las Comunidades Autónomas que las coloca en una situación muy complicada. Las herramientas que diseñaron fueron dos: el Fondo para la Financiación de Pago a Proveedores (FFPP) –para Entidades Locales- y el Fondo de Liquidez Autonómica (FLA)- para Comunidades Autónomas. En ambos casos, los préstamos que estos Fondos concedan a las Comunidades estarán garantizados con su propia participación de los ingresos del Estado. Una Comunidad como Asturias, por ejemplo, tiene una parte importante de sus recursos que proviene de las transferencias que le hace el Estado. Eso es una parte fundamental de sus ingresos con los que ejecuta sus políticas y paga sus deudas. Bien, pues si Asturias acude a este fondo de rescate el Estado y tiene problemas para devolver su deuda, el Estado le quitará de antemano la parte correspondiente de las transferencias. Esto coloca a todos los que le prestan dinero a Asturias (que son unas cuantas entidades financieras) en una situación de subordinación, es decir, de cobrar en último lugar, o después del Estado. Automáticamente esto hace aumentar el riesgo de Asturias y cuando el Gobierno del Principado quiera volver a pedir prestado, tendrá más riesgo y lo tratarán peor, en términos financieros. Al final ahogas la solvencia de la Administración del Principado.
Por eso la postura de la Consejera fue valiente e inteligente. Y a todo esto hay otro argumento importante, y es que hay Comunidades que sí que han hecho los deberes en cuanto que su deuda no ha crecido, en términos absolutos, de forma preocupante e, incluso, se ha amortizado cierta deuda. Pero el mecanismo diseñado no discrimina entre quienes lo han hecho bien y quienes lo han hecho mal, y eso es un error. Hoy en España quien gestiona la mayor parte de los servicios públicos que disfrutamos los ciudadanos son las administraciones regionales y locales. Se les ha dado transferencias y obligaciones, y no se les puede imponer cualquier mecanismo que les reste solvencia. Creo que hay que repensar la forma en la que estamos organizados administrativamente, tiene que haber soluciones alternativas más eficientes.

Falta de crédito: los asturianos se ahogan

A pesar de los sucesivos rescates a la banca española, el crédito no llega a empresas y familias, asfixiando el consumo y deteniendo las posibles inversiones. Determinados bancos empiezan a anunciar líneas de crédito, pero las cantidades que se manejan no van más allá de un «lavado de imagen». La falta de financiación afecta especialmente a las empresas asturianas, que viven una crisis con determinados rasgos diferenciadores.

-Bancos como el Santander anuncian nuevas líneas de crédito para las PYMES: 4.000 millones de euros con el objetivo de «dinamizar la actividad económica». ¿Están cambiando las tornas? ¿Por fin las empresas van a tener acceso a la financiación?
-Me temo que no, 4.000 millones de euros para PYMES del Banco Santander no es mucho para lo que debería estar moviendo. En esta crisis las entidades financieras han reducido el crédito a las empresas en más de 87.000 millones de euros, según los datos del Banco de España. Por ello, la sequía del crédito a las empresas (y a las familias) es francamente importante. España ha pasado de una década, entre 1999 y 2009, donde su endeudamiento privado (para empresas y hogares) crecía a un ritmo del 18% anual a decrecer en los últimos 3 años. Este frenazo en seco está siendo mortal. Las empresas se están encontrando con una caída generalizada de su nivel de ventas, con unos gastos que no se pueden soportar con esos ingresos y los ajustes han sido y seguirán siendo traumáticos. En el proceso, el nivel de riesgo de las empresas y de las familias ha aumentado, los bancos tienen ante sí el riesgo creciente de que muchos de sus préstamos pueden convertirse en algo de dudoso cobro y miran con un nivel de exigencia cada operación que hace francamente difícil generar oxígeno financiero para consumir y para invertir. Por lo tanto, a quienes les va mal, que es a un gran número de empresas, están en procesos de refinanciación (de trasladar a más largo plazo sus deudas y hacer los ajustes que puedan, algunos traumáticos y que no aseguran siquiera la viabilidad, lo que les lleva a una situación concursal) y a los que les va bien, o tienen buenos proyectos/modelos de negocio, les cuesta mucho acceder a financiación, al menos a financiación «barata». Vivimos un momento francamente complejo que nos está llevando otra vez a la esencia del Management.

«Hay argumentos muy sólidos a favor de la austeridad, pero también los hay en contra. Por eso me da mucho miedo esa frase de ‘es la única política posible’ «

-¿En qué sentido?
-Tener acceso a dinero «abundante» y barato puede ser malo. Puede conducirte a tomar decisiones que no son las adecuadas. Las garantías estratégicas son más importantes que las hipotecarias. ¿Qué modelo de negocio tienes? ¿cómo se puede testear? ¿Cómo se puede ir escalando sin acumular una deuda creciente? ¿tenemos que meternos en todos los frentes, como empresa, si no generamos suficientes recursos propios (o caja)? La respuesta a esta última pregunta en la última década pre-crisis fue afirmativa, se podía pedir prestado y era relativamente barato, si no generabas caja pedías prestado. Ahora esas decisiones pesan como una losa. Creo que la crisis nos está aportando una dura lección: «cuidado con el efecto todo vendido». Cuidado por pensar sólo en el corto plazo y pensar que estamos en una ola de la que nunca nos bajaremos. Cuidado con pensar que el dinero y no el modelo de negocio es lo que genera el éxito. Al tener recursos hemos descuidado crear una cultura de la innovación continua y crear organizaciones más inteligentes, más centradas en el talento de las personas.
Ahora nos estamos dando cuenta de que el dinero hay que devolverlo y sólo con modelos de negocio sólidos se puede lograr. El problema es que esos modelos de negocio son difíciles de articular, y nuestra capacidad de adaptación no es todo lo rápida que se necesitaría. Pero no se me mal interprete, no quiero decir que somos todos «tontos» y que nos ha pillado la marea. Simplemente que nos hemos relajado. Ahora la demanda se ha contraído y ajustar los costes a esa demanda es algo tremendamente complejo y, lo peor, traumático. Vivir «sin deuda» va a requerir reinventar muchas de las cosas que antes no nos preocupaban.

-Junto a otros compañeros ha creado Sintetia, observatorio de información económica. La economía se ha convertido en un tema habitual en las conversaciones, pero ¿entendemos realmente los fundamentos de lo que está pasando? ¿Qué falla en la información económica actualmente?
-Sintetia nace de la pasión de 3 economistas que queremos entrar con bisturí en ciertos temas de actualidad; que tratamos de analizar los datos e informar; que tratamos de opinar y contrastar opiniones sobre asuntos de economía, finanzas y estrategia empresarial. Y nos estamos encontrando que hay un gran público que busca opiniones no politizadas. Lectores que quieren datos, que les recomendemos lecturas para crearse su propio punto de vista. Y es que el debate económico es muy pobre y se pasan por alto temas que son transcendentales. Queremos espolvorear todo eso y con humildad crear una comunidad de mentes inquietas que generen debate de buen nivel. Estamos muy motivados porque el recibimiento es muy bueno y el nivel de los colaboradores es muy elevado.

-En nombre de la economía se han tomado medidas como la reforma laboral o el copago sanitario, que son claramente retrocesos sociales. ¿Los criterios económicos deben prevalecer sobre cualquier otro?
-La economía más que una ciencia es una lógica, por así decirlo. Ayuda a comprender ciertos fenómenos. Pero somos un poco como los médicos, tratamos de ver dónde están las enfermedades y ayudar a explicar por qué ciertos tratamientos pueden o no funcionar. Lo que pasa es que hay debates abiertos entre la comunidad económica que son muy serios y no hay verdades absolutas. Y a los políticos les gusta acogerse a ciertos aspectos que les interesa para justificar lo que sea. Ahora mismo estamos en la moda de la austeridad, hay argumentos muy sólidos a favor pero también los hay en contra. Por eso me da mucho miedo esa frase de «es la única política posible». Eso no es del todo cierto.
Por ejemplo, acabo de publicar un trabajo sobre el problema de empleo de la economía española. En él se llega a la conclusión de que en España el 99% de la destrucción de empleo durante la crisis lo fue de jóvenes de menos de 35 años. El 88% del empleo destruido era de personas con contratos temporales, y el 61% de ese 88% eran personas de menos de 30 años. En España ser un joven significa estar vetado para el mercado laboral. Las posibilidades de encontrar empleo son mínimas (las más bajas de la OCDE) y las que te despidan son muy altas (de las más altas de los países avanzados). Ahora bien, esto son datos, pero ¿cuándo se les ha explicado esto a los ciudadanos? ¿Están los sindicatos representando a esos jóvenes de menos de 35 años con contratos temporales? ¿Quién los representa? Cuando se observa que una persona formada tiene 2,3 veces más probabilidad de encontrar empleo que una no formada, ¿cómo se explica que recortemos en educación y aumentemos las tasas universitarias? Cuando se observa que el 50% del empleo destruido en España durante la crisis se debe a la construcción y han sido personas de baja/media formación. ¿Cómo pretendemos resolver ese problema sin volver a formar y capacitar a las personas? Estos datos y estas preguntas no están en el debate, no se explican a la gente. A cambio se habla de «única vía posible» para solucionar las cosas, cuando posiblemente lo que hay que hacer es analizar las prioridades como país y tomar decisiones con sentido. Y, sobre todo, con mucha capacidad de comunicación. Es clave comunicar bien a los ciudadanos lo que queremos como país, a lo que aspiramos y por qué tenemos que tomar las medidas que tenemos que tomar. La realidad es más compleja de la que nos quieren hacer creer muchos representantes políticos, y creo que ahí los ciudadanos tenemos que ser más críticos, más analíticos y vigilantes de lo que se hace.

«La realidad es más compleja de la que nos quieren hacer creer muchos representantes políticos, y creo que ahí los ciudadanos tenemos que ser más críticos, más analíticos y vigilantes de lo que se hace»

-Como especialista en innovación y competitividad, insiste en estos conceptos como básicos. La tendencia ahora mismo es de recortes y austeridad, pero ¿para innovar no hay que invertir?
-Innovar no va de gastar más, o al menos gastando más no nos aseguramos que podamos innovar. Innovar va de saber qué hacer. Va de ser capaz de generar muchas ideas, de filtrarlas, de testearlas, de experimentar aquellas que pueden resolver algún problema, que aporten valor y que logren que alguien (y a ser posible muchos) tengan una disposición a pagar por lo que le ofreces. Pero ideas sin ejecución, ensoñación. Las ideas hay que convertirlas en modelos de negocio, hay que ejecutar a la perfección, de forma flexible, rápida y escalonada. Hay mucho que hacer antes que gastar dinero. Aunque el dinero es importante, por supuesto, y los recortes en I+D traen consigo una parálisis importante de inversiones estratégicas para la productividad de España. Pero si de verdad queremos transformar nuestras empresas a través de la innovación, tenemos que pensar en muchas cosas, son las conclusiones de uno de mis artículos recientes:
Una, que el producto importa, la ejecución es clave y el foco es fundamental -aspirar a ser el mejor en lo que te propongas-, pero que también necesitarás pasión para transformar día a día lo que tenemos entre manos. Dos, que la comunicación es vital para liderar, para atraer a tu lado a personas con talento y pasión para que lo compartan contigo. Y tres, que todo ello tiene que diseñarse a través de un modelo de negocio global, con una distribución adecuada y un marketing apegado a los sentimientos que pueda crear experiencias diferenciadas entre quienes van a usar lo que ofreces.

-En Asturias la crisis no vino tanto de la mano de la caída de la construcción, sino de la falta de liquidez. ¿Qué parte de esta crisis se solucionaría facilitando el acceso de las empresas al dinero?
-En el caso de Asturias se ha observado un efecto curioso. Mientras España en 2007 y 2008 estaba en crisis y destruyendo empleo, en Asturias creábamos empleo. Parecía que aquí no nos afectaba tanto el ajuste. La construcción lo estaba notando, pero no teníamos una especialización muy fuerte en la mera promoción inmobiliaria. Asturias tiene una construcción «sofisticada» en muchos ámbitos, especializada en obra civil, con alto contenido de ingeniería y parecía que el desplome no llegaba en la misma intensidad. En 2009 y 2010 empezó la caída asturiana, pero siempre por debajo de la media de España. Lo duro comenzó en 2011 y lo que estamos viendo de 2012, ahora el ajuste es mayor, la industria está afectada de forma muy seria, y ha arrastrado a los servicios, además de la construcción. Asturias aceleró la caída de forma drástica. Lo que yo observo, por mi trabajo diario con algunas de las empresas más importantes de la Comunidad Autónoma, es que este proceso se debe fundamentalmente a la caída de la renta de los ciudadanos (que dejan de consumir) y a las dificultades que tiene la industria asturiana de refinanciar sus deudas y seguir pisando el acelerador de la internacionalización. Hay muchas empresas en Asturias con proyectos interesantes, con cartera de pedidos y perspectivas, que la falta de financiación les impide desarrollar. Por eso el ajuste está siendo tremendo. Creo que se debería de apostar de forma decidida por apoyar a empresas con buenos proyectos, con sólidos modelos de negocio y con capacidad demostrada para hacer cosas. Las hay, pero están a la deriva porque están sorteando la crisis financiera con muchas dificultades. Fijémonos en los modelos de negocio y no en las propiedades o garantías hipotecarias, y posiblemente empecemos a cambiar la cultura y las posibilidades de crecimiento. Aunque para ello es de vital importancia que se sanee el sistema financiero español y el crédito empiece a fluir.

-Aparte de que cada vez está más denostado trabajar por cuenta ajena, ¿es que ahora todo el mundo tiene que ser emprendedor? ¿Es la cultura emprendedora la salida a esta crisis?
-Este es un tema, por ejemplo, en el que nosotros hemos entrado de forma contundente a debatir en Sintetia. Creo que hay muchos mitos alrededor de emprender. Es como una moda. Parece que nos va a sacar de la crisis, que solucionará el paro, que nos hará más fuertes como sociedad. Todo eso está bien, pero tiene otras caras. No se nos cuenta la cara «B». Emprender es un riesgo, las ideas no son suficientes; la formación es clave; la experiencia laboral es fundamental; tejer una nutrida red de colaboradores y de contactos es imprescindible; diseñar el modelo de negocio adecuado no es algo que te puedan hacer bajándote una Excel de Internet o hablando con algún orientador.
Hay datos que merece la pena tener en cuenta, porque muestran que la clave no está el número de empresas que se creen, ni tan siquiera en el número de empresas grandes que tengamos en nuestra economía, sino en las posibilidades que tienen las buenas ideas y los buenos modelos de negocio de florecer y progresar en la economía. El 1% de las empresas crea el 50% del empleo. La propia NESTA (una agencia británica de prestigio mundial) tiene informes en la misma dirección; sus estimaciones apuntan a que el 6% de las empresas en el Reino Unido son las responsables de crear el 56% del nuevo empleo durante los últimos años 8 años. Estas empresas, denominadas de «alto crecimiento», no necesariamente empiezan por «bio» o «nano», ni son importantes start-ups tecnológicas. Son empresas que nacen con modelos claros de negocio y capacidad para introducir, de forma escalable, soluciones en el mercado.
La propia NESTA va más allá. «Un 62% de las start-up que se crean en el Reino Unido no alcanzan los 10 años de existencia. Un 10% de las que sobreviven no logran tener más de 10 empleados, y sólo un 5% son las que crecen en empleo y se mantienen en el tiempo». Por lo tanto, «la clave no sólo es la cantidad de empresas que se crean sino en su calidad».
La conclusión es que prestamos demasiada atención al hecho mismo de la creación empresarial -buscando la forma de generar autoempleo, buscando «emprendedores» por todos los sitios- y, en cambio, descuidamos el ecosistema necesario para que éstos se puedan desarrollarse y aprovechar las oportunidades del mercado global.
Crear entornos de mucha y buena comunicación, de mucha y buena colaboración, trazar alianzas con los mejores, estar dispuesto a cambiar, a trabajar duro (palabra que se repite mucho…), a soportar dificultades (que las hay y todos los días), son algunas de las recetas que creo se están imponiendo como esenciales para crear y crecer como emprendedor. Todo esto nos aleja de la idea feliz de que para emprender sirven unas cuentas ideas y acudir al notario. Y esto tampoco se arregla con subvenciones. Es un tema más cultura, de esfuerzo, de valoración y de reconocimiento social de la tarea del que emprende. Y, también es muy importante, de las facilidades para poder fracasar sin que «mueras» en el intento.

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