Son ya unas jornadas veteranas, y cada año triunfan a la hora de atraer a comensales incluso de otras comunidades: vienen buscando disfrutar del sabor de un pescado que en Asturias se prepara como en ningún sitio. Frito, alangostao, en salsa, con fabes… de nuevo, esta Semana Santa, el pixín está servido.
Será por su característico aspecto de pez «feo», que no invita a hincarle el diente, pero lo cierto es que antaño el rape era un pez de segunda categoría, y los pescadores lo tiraban de vuelta al mar según caía en sus redes. Sin embargo, su aspecto poco amistoso esconde una carne compacta y sabrosa, de la que sólo se come la cola. La cabeza se aprovecha para sopas y caldos, a los que aporta un sabor intenso y delicioso. Hoy en día, el rape o pejesapo se ha rehabilitado totalmente y es plato estrella en las mesas de la más alta cocina, con un precio de mercado que puede llegar a superar los 20 €/kilo si se compra la pieza entera. Si sólo se adquiere la cola, el coste se dispara. Tanta fama ha cogido este pez que la palabra asturiana, pixín, ya se usa con naturalidad incluso fuera de la región.
El rape es una excelente fuente de proteínas con muy poca grasa (2%), así que cocinado de manera suave es un plato ideal para dietas, o directamente para darse un homenaje sin pagar un alto precio calórico. Además, los filetes no tienen espinas, por lo que resulta fácil de comer, especialmente para los niños.
Aunque se puede encontrar en los mercados durante todo el año (con distintas procedencias), la época para comer rape nacional coincide aproximadamente con los meses de abril y mayo. Y es precisamente rondando esa fecha cuando se organizan las Jornadas del Pixín en Muros de Nalón, coincidiendo con la Semana Santa para dinamizar así los cuatro días festivos y contribuir a la ocupación hostelera y hotelera. Este año se celebra la XXVII edición, en una iniciativa totalmente consolidada, que tiene gran éxito de asistencia todos los años. El menú básico es común a los restaurantes participantes -tanto en Muros de Nalón como en San Esteban-, aunque el segundo plato se deja a la creatividad de cada cocinero. Tan agradecido es este pescado que admite prácticamente cualquier técnica: a la plancha, asado, al vapor, al horno… sea como sea, un plato de pixín siempre aporta sabor y disfrute, en una experiencia culinaria que vale la pena repetir.