Desde una línea continuista, Ramón Rodríguez Álvarez toma la presidencia del Real Instituto De Estudios Asturianos. El momento presupuestario es difícil, así que en sus manos está buscar fórmulas viables para abrirse a la sociedad asturiana, incluso fuera de nuestras fronteras.
A su trabajo como responsable de la Biblioteca de la Universidad de Oviedo suma ahora esta dedicación al frente del RIDEA. Esto -y aunque acaba de presentar un libro sobre el ovetense Palacio del Bosque de La Zoreda- va a resentir su actividad como escritor, pero Ramón Rodríguez no parece molesto, sino ilusionado, y con el foco puesto en la nueva etapa que tiene por delante. Ahora uno de los objetivos fundamentales es cambiar el marco legal que rige el Instituto, equiparándolo a otras instituciones similares en España.
-¿Cómo afronta el reto de dirigir una institución de referencia como ésta?
-Lo primero que hay que señalar es que yo hago frente a esta nueva situación con ganas de trabajar y con ilusión. Yo creo que ésta es una institución importante en Asturias, pero quizá sea poco conocida, entonces hay que tener presente la larga historia del Instituto, los muchos logros conseguidos, e ir un poco más allá para, en lo posible, convertir este Real Instituto de Estudios Asturianos en una entidad de referencia en el campo de la cultura en Asturias.
«La nueva página web es un instrumento básico, para llegar de verdad a cualquier rincón de Asturias, de España y del mundo, por ejemplo a los centros asturianos que tienen escaso conocimiento del Instituto»
Eso significa que hay que trabajar duro, que hay que seguir sacando provecho de las muchas cosas buenas hechas hasta ahora, y que hay que explorar nuevos caminos, nuevas vías de acercarse a la gente, nuevas posibilidades de interesar al personal, de ilusionar para que se sientan atraídos por las actividades culturales, y todo eso teniendo presente que las nuevas tecnologías pueden ayudar mucho.
-¿Qué aspectos más inmediatos busca poner en marcha?
-Estamos haciendo los estudios previos para plantear una página web potente. Cuesta dinero y hay poco, pero trataremos de convencer a algún mecenas para que nos ayude. Es un instrumento básico, no hace falta que lo explique, para recoger las actividades del instituto, para colgar toda esa información necesaria para llegar de verdad a cualquier rincón de Asturias, de España y del mundo. Pensemos por ejemplo en los centros asturianos que tienen escaso conocimiento del Instituto, ahí tenemos que darlo a conocer. Y la página web en ese sentido no es un fin en sí mismo, sino un instrumento de mucho poder.
«Hay que convencer a las autoridades de la región de que merece la pena apostar por el Instituto, ya que además los costes son siempre modestos»
Otra de las decisiones importantes que tenemos que tomar es renovar la política de publicaciones del RIDEA, desde el punto de vista de los contenidos, pero sobre todo en cuanto a los aspectos materiales. Algo muy importante para nosotros es tratar de que las dos revistas del Instituto, que son el Boletín del Instituto de Estudios Asturianos, conocido como el Boletín de Letras, y el Boletín de Ciencias, reúnan todos los requisitos para ser consideradas como revistas de impacto dentro del ámbito regional. Evidentemente, no es que estas revistas sean malas, pero queremos aumentar el rigor en los criterios y mejorar en ese sentido. Y después también hay que abordar ciclos de conferencias que toquen otros temas más allá de los tradicionales, que cubran más el espectro de interés en la cultura asturiana, sacando más partido de las nuevas tecnologías para que esas conferencias puedan verse en tiempo real en otros sitios, etc. Tenemos que indagar por esa vía.
-La financiación es el tema más delicado.
-Sí, porque nosotros vivimos básicamente del presupuesto del Principado, y todos sabemos como están las finanzas públicas en estos momentos. Comprendemos la situación, pero a la vez necesitamos dinero para funcionar, para publicar libros, editar las revistas, dar conferencias. Hay que convencer a las autoridades de la región de que merece la pena apostar por el Instituto, ya que además los costes son siempre modestos. Y después, desde luego, hay que acudir a un campo que no resulta en absoluto fácil, pero que ahí está, que es el patronazgo o patrocinio privado. Hay algunas firmas que ya colaboran con nosotros, pero esperamos que pueda haber más y que las cantidades puedan ajustarse a las necesidades del instituto.
Ésas son nuestras dos fuentes de financiación, aparte de la venta de nuestras propias publicaciones, que lógicamente es una fuente de ingresos muy poco notable.
-Uno de los objetivos es aumentar la visibilidad del RIDEA en la sociedad asturiana. ¿De qué manera?
-Queremos que de alguna forma el RIDEA sea la tribuna de la cultura asturiana, en el sentido de que aquí pueden tener su casa asociaciones culturales del Principado. Sobre todo hay que tener una relación fluida y constante con las casas de cultura municipales, que organizan en ocasiones muchas actividades de interés, y que reúnen materiales importantes para un archivo de la cultura asturiana. Queremos, en fin, que ésta sea la casa de la cultura de todos los asturianos.
«El Instituto debe contribuir a la autoestima de los asturianos, a poner de manifiesto que aquí se han hecho, se hacen y se seguirán haciendo cosas importantes»
Y también buscamos ampliar las disciplinas representadas en el Instituto, ya que en cuanto a la composición de sus miembros somos mayoría los que venimos del campo de las letras o de las ciencias jurídico-sociales. Sin embargo, escasean los científicos, los técnicos, los representantes de las bellas artes o de la creación literaria. Queremos que haya más representación de todas las disciplinas, que esto sea la manera de tener más sensibilidades dentro del Instituto y abordar cuestiones más amplias de las que abordamos ahora.
-Usted dirige la Biblioteca de la Universidad de Oviedo, y ahora se pone al frente del RIDEA, que tiene una biblioteca propia, con un importante fondo documental. ¿Qué planes tiene al respecto?
-La biblioteca del RIDEA está integrada dentro de las bibliotecas de titularidad pública del principado, aunque el Instituto es un organismo autónomo. Pero en mi intención está llegar a acuerdos con algunas instituciones, entre ellas la Universidad. En ese futuro acuerdo entrarían varias cosas, y desde luego la materia bibliotecaria. La nuestra es una biblioteca con materiales muy valiosos, y sobre todo con un fondo documental muy importante, que pertenece al archivo; pero es modesta en comparación con la Universidad. En ese campo y en otros, hay que llegar a acuerdos, siempre hay que sumar esfuerzos y no ir por caminos separados.
-¿Cómo es la relación del RIDEA con la Academia de la Llingua?
-A nivel oficial no hay relación, pero el Instituto está abierto a tener una cooperación con otras instituciones culturales asturianas. En este sentido, aparte de los pareceres y opiniones diferentes y legítimos, el Instituto debe tener relaciones cordiales con todas las instituciones culturales asturianas; máxime con aquellas que, como el propio Instituto, dependen de la Consejería de Cultura.
-Los recortes económicos tienden a igualar las diferentes comunidades españolas con el mismo rasero, con poco aprecio por las características específicas de cada región. ¿Es necesario hacer una defensa de la asturianía, especialmente ahora?
-Pues probablemente sí, y voy a usar esa frase tan horrible que se dice ahora: «poner en valor». Aquí diríamos «hacer valer» nuestra especificidad, y eso desde luego es una labor del Instituto, como lo lleva haciendo desde su creación en los años cuarenta del pasado siglo XX. Sin caer en ninguna política de carácter identitario, quizá ahora con más motivo el Instituto debe contribuir a la autoestima de los asturianos, a poner de manifiesto que aquí se han hecho, se hacen y se seguirán haciendo cosas importantes.