Íntimo, sugerente, enérgico… varios son los calificativos que se escuchan del sonido Losone, en un intento por clasificar una música que, aunque se alimenta de fuentes conocidas, sueña con mantener un estilo propio.
Losone comenzó su historia en Turón, un valle minero en el que abundan los pozos cerrados y las evidencias de un pasado más próspero que el presente. Tal vez por ello, los hijos de Turón que echan de menos el sonido de la sirena de la mina aprendieron a soñar como el niño Losone. Dani Álvarez es uno de los cinco componentes de este proyecto musical que, aunque nació en el año 2002, ha esperado hasta ahora para lanzar su primer trabajo: «Umbilical», un disco conceptual desarrollado en catorce temas.
-Vuestro nombre viene del protagonista de la película Léolo, una reivindicación de la imaginación como forma de conservar la cordura. ¿Qué declaración de intenciones hacéis con esto?
-La película de Léolo la descubrió Jandro (Llaneza, bajo y coros), y pensó que podría ser el nexo de unión de todos. De ella cogemos la idea de conservar el niño que todos llevamos dentro, ese niño que busca en sus sueños el equilibrio para sobrevivir a los golpes que te va dando la vida cuando creces.
-«Umbilical» es vuestro primer trabajo discográfico. No es fácil etiquetaros dentro de un estilo musical, pero habida cuenta de que esto es una revista escrita, ¿cómo describiros al lector?
-No nos gusta ponernos etiquetas, es mejor que el oído del que escucha sepa ponérselas. Es una amalgama de diferentes influencias en las que tiene un peso muy importante la búsqueda de las texturas musicales, el violín y el desarrollo de la música con un enfoque progresivo, donde el pasaje musical es igual de importante que la letra. Nuestra música llega a tener puntos de post-rock, puede ser un poco jam-disco y pop de cámara; y también dream pop.
-«El niño Losone» es una de las canciones de vuestro álbum, y la que da una cierta cohesión a todo el trabajo. ¿Cómo es el viaje de ese niño a través del disco?
-Teníamos en mente que el disco fuese como un viaje, yo particularmente lo visualizaba como una pequeña película. Intentamos que el personaje del niño pasara por diferentes momentos: Umbilical habla de una persona que tiene que romper con lo familiar para poder seguir creciendo y poder evolucionar; Cielo púrpura trata de un estado de ansiedad; Solo amor describe los sentimientos que hay en una pareja… cualquiera se puede identificar con este viaje.
-El disco parece «cocinado» con una riqueza de matices que requieren una segunda escucha. Pero hoy en día hay acceso a tanta música que muy poca pasa de la primera reproducción. ¿Cómo enfrentarse a este trabajo?
-Éste es un disco que merece varias escuchas y no consumirlo con la fórmula de usar y tirar, como se hace con todo ahora. Puedes enfrentarte a él dispuesto a viajar, pensando que es un estilo nuevo -que en realidad son muchos estilos a la vez-, atractivo para el melómano que disfruta con el rock progresivo, o el pop-indie más festivalero, y también para las personas a las que les gusta la música y siempre buscan grupos nuevos. Cada vez que lo escuchas vas viendo más matices.
-El disco ha sido posible gracias al crowdfunding, algo cada vez más habitual. ¿Cómo valoráis la respuesta de la gente ante vuestro trabajo?
-Es increíble, porque en nuestro proyecto participaron más de 90 personas. Es una fórmula muy positiva para todas las partes, tanto para el artista como para el «mecenas», porque supone una nueva manera de mantener viva la industria. Por un lado no ves al artista desde tu casa o lejos en el escenario, sino que puedes contribuir; y por otro parece que se ha roto el mercado y ahora la manera de que tu trabajo salga a la luz es autoeditarlo. Probablemente nuestro siguiente disco sea más complicado, porque «Umbilical» se hizo en un momento en el que este tipo de iniciativas estaban comenzando y no había demasiados proyectos, pero la próxima vez también lo haremos así, porque creemos en esta filosofía.