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lunes 25, noviembre 2024

Hispanoamérica con presupuesto límite: 10 €/día

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Dos avilesinos, Alejandro Pérez y Aris Fernández. Técnico de medioambiente él; auxiliar de farmacia ella. A comienzos de 2012 empiezan a preparar un viaje. El Viaje, con mayúsculas. Exactamente un año más tarde comenzaban en Buenos Aires un recorrido por Hispanoamérica que terminó en Quito. Dinero limitado: hay que desplazarse, comer y dormir por diez euros al día, cinco por cabeza. El viaje duró ocho meses y fueron dieciséis mil los kilómetros recorridos. Pero la aventura de Alejando y Aris no se mide en cifras, sino en experiencias. Muchas y muy intensas.

«Sudamérica nos atrajo por la naturaleza salvaje, por las diferentes culturas, tan intensas, que se mantienen a pesar de la colonización y la globalización. Queríamos ver todo eso de cerca, aprender de ello y darnos cuenta de que hay otras ventanas a las que asomarse». Ya de regreso en Avilés, donde residen, Alejando y Aris explican qué les llevó a embarcarse en una aventura muy diferente a las que venden los tour operadores, que les hizo conocer comunidades indígenas, dormir al raso, recorrer miles de kilómetros en autostop, aprender a esquivar situaciones de peligro. «Tenemos veintitantos años, nadie a nuestro cargo… Dijimos: ahora o nunca. Fue un viaje muy independiente. Eramos nosotros con las mochilas, nuestra ilusión y nuestras ganas de caminar hacia adelante».
Y todo ajustando y requeteajustando el presupuesto marcado como tope para el viaje. Diez euros al día. «Pero no para cada uno -matiza Aris al momento-, diez para los dos». ¿Por qué exactamente diez? Fácil: se hicieron cuentas y el dinero disponible se dividió entre el número de días estimados. «Si uno está dispuesto a asumir ciertas aventuras y algunas penurias, puede llegar a un montón de sitios. Si sabes improvisar y poner tus límites, siempre se puede hacer lo mismo pero más barato y más enriquecedor».

«Si uno está dispuesto a asumir ciertas aventuras y algunas penurias, puede llegar a un montón de sitios»

¿Cómo? Está todo detallado en su web, por etapas. Pero va un ejemplo: el trayecto desde Cuzco al Machu Picchu, habitualmente se hace en un tren que vale cien dólares. Alejandro y Aris se gastaron ocho, a cambio de caminar muchas horas, dormir en la vía, regatear el precio por viajar en camioneta… Un poco de dinero extra llegó gracias a la reventa de ropa o de un móvil, hacer pulseras e incluso cocinar tortilla de patatas. La planificación previa fue importante porque «sirve para no perder tiempo y para no perderte tú, pero luego se improvisa mucho. El lugareño siempre sabe más que los libros», explica Alejandro.
La comunicación ha sido un factor clave de este proyecto. La web presupuestolimite.com se actualizaba periódicamente con relatos y fotografías de los viajeros, y así su familia en Avilés, amigos, y los numerosos seguidores que se fueron sumando, podían estar al día del discurrir de la aventura. «La globalización llega a todas partes, para bien y para mal. Nos encontramos por ejemplo en una aldea en Ecuador, a 4.300 metros, perdidos en el cráter de una montaña y ¡teníamos señal wi-fi! Fue algo surrealista». Gracias a eso, en algunos lugares conocían su viaje y los esperaban. En el Bolsón, Argentina, la dueña del camping no les dejó pagar la cuenta: «es mi colaboración -dijo-, sé que vais con presupuesto límite». Subrayan la amabilidad de la gente, la colaboración y la buena onda que predominó en todo el viaje; aunque algún episodio hubo menos amable o incluso peligroso, pero afortunadamente quedó en nada y ha pasado a formar parte del aprendizaje y de la experiencia adquirida.
Ya al regreso, un editor se ha interesado por sus casi siete mil vídeos grabados durante el viaje. Era algo con lo que no se contaba, pero ahora hay ideas en el aire y posibilidades, aún sin aterrizar, de dar una continuidad a este viaje generando nuevos proyectos. Quién sabe. El mundo por diez euros al día.

La mejor experiencia
Alejandro Pérez y Aris Fernández con niños de la comunidad Tres Hermanos en el Amazonas boliviano
Con niños de la comunidad Tres Hermanos en el Amazonas boliviano.

El contacto con la comunidad indígena de los Tres Hermanos en el Amazonas. «Dimos clase a los niños. Había una pequeña escuela con pizarra y pupitres pero sin libros. Nos pidieron que dibujásemos el mapa del mundo y que los ubicásemos en él. Les explicamos dónde estaba España y que habíamos venido en avión, nos miraban como si les estuviésemos contando una mentira. Queremos hablar con editoriales y proponerles reunir material para enviar allí. Imagínate que en los únicos mapas que había, Bolivia todavía tenía mar…»

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