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jueves 28, marzo 2024

El Bellas Artes sale a la luz. Alfonso Palacio. Director del Museo de Bellas Artes de Asturias

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Tras años de obras, la reforma del Museo de Bellas Artes de Asturias está a punto de acabarse. Las nuevas instalaciones deberían ser el espaldarazo definitivo para un equipamiento relativamente desconocido, que tiene méritos para ser una de las grandes bazas culturales de la región.

Alberto Palacio. Director del Museo de Bellas Artes de Asturias
Alfonso Palacio junto a “La grande écaillère”, de Joan Miró. / Foto: Fusión Asturias.


El gijonés Alfonso Palacio se convirtió hace escasos meses en el tercer director en la historia de esta institución, que busca trabajar en tres niveles: investigación, educación y creación. La cara más visible de este trabajo es un completo programa de actividades que busca abrir las puertas del Museo a todos los públicos y situarlo en el panorama artístico más allá de las fronteras regionales. Las obras no han impedido que siga funcionando, aún cuando esta entrevista tiene lugar en un despacho provisional.
-¿Cómo van los trabajos de reforma?
-Finalizándose poco a poco. El nuevo edificio de la ampliación, se entregará a finales de año. Ahora lo que hay que hacer es equiparlo, probarlo, montarlo. Esperamos muchas cosas de esa inauguración: en primer lugar que nos dé la posibilidad de exponer más obras en las condiciones museográficas más adecuadas; también nos va a permitir incrementar el número de actividades del museo y desarrollar tanto los programas que tenemos en marcha como otros nuevos. Por último, nos va a solucionar la falta de espacio dotándonos de almacenes y depósitos.
-Tirando de los nombres más obvios, en este centro hay obras de El Greco, Zurbarán, Goya, Picasso… ¿Cómo no está en las primeras líneas de las guías turísticas de la ciudad?
-Porque es un museo relativamente joven, que tiene ahora mismo treinta y tres años de vida. En ese tiempo se han hecho muchas cosas, pero no se han podido hacer otras, y quizá el objetivo ahora es conseguir esa mayor visibilidad que debería trascender las fronteras regionales, proyectándose al ámbito nacional e incluso internacional. En ese sentido creo que la ampliación nos puede ayudar, porque además nos obliga a repensar el organigrama del museo, dotándonos de una plantilla acorde a ese trabajo.
Esa visibilidad también pasa por mejorar la página web, las herramientas 2.0 y todo el trabajo en red con instituciones y otros museos. Nuestro salto cualitativo tiene que ir en la línea de trabajar desde la colección permanente, que yo creo que nos permite hacer muchas cosas, pensando siempre en el visitante como principio y final de nuestra institución.
-Está ya funcionando una programación en la que se ve una línea continuista, pero también un esfuerzo por abrir el museo a la gente: conciertos, conferencias, visitas guiadas… ¿Es necesario ganar más público?
-Hemos tratado de construir sobre lo bueno que ya se ha hecho en este Museo, que es mucho, y tratar de establecer unos programas que tengan continuidad, que puedan generar un cierto hábito de visita en el público. Efectivamente, seguimos con las actividades educativas y hemos desarrollado cosas nuevas, como los «Encuentros con el Bellas Artes», donde diferentes profesionales del Museo harán visitas, charlas o actividades relacionadas con su trabajo. Queremos también reactivar la línea de contar con obras invitadas, procedentes de otras instituciones, que nos permitan ampliar o reforzar el panorama de nuestra colección.
En cuanto a otras actividades, los conciertos de música clásica, por ejemplo, ya se venían haciendo hace tiempo pero insistimos en ellos. Creemos que es una buena manera de realizar miradas transversales y otras lecturas en torno a las propias obras de arte que cuelgan en nuestros muros. También es una forma de atraer a otro público al Museo.

«Somos uno de los últimos museos gratuitos, en este nivel y de esta calidad, y creo que esto debería ser un motivo de celebración en estos tiempos»

-La exposición sobre Darío de Regoyos es probablemente uno de los platos fuertes de esta temporada, pero el Museo desarrolla varias líneas de trabajo relacionadas con la recuperación y valorización de artistas asturianos. ¿Qué importancia tiene esto en el contexto regional?
-Como Museo de Bellas Artes de Asturias, entre nuestros objetivos está conservar, proteger y dar a conocer el arte asturiano, y en ese sentido seguimos trabajando tal y como se venía haciendo hasta el momento, ampliando determinados campos. Tenemos un programa nuevo que hemos titulado «Los artistas hablan», en donde pedimos a determinados artistas asturianos que hagan una selección, un mínimo de cinco y un máximo de diez obras de la colección permanente del museo, y que preparen una conferencia que sirva como excusa para hablar de sus intereses, de sus influencias y de su relación con el Museo de Bellas Artes.
Para las exposiciones trabajamos desde nuestra colección, como en el caso de Darío de Regoyos, y también iniciamos un programa con artistas contemporáneos asturianos, a los que pedimos que hagan proyectos específicos para el museo. Y por otro lado está la labor de adquisición, conservación, protección y difusión del patrimonio histórico-artístico asturiano, que está encaminada a la región pero también a gentes e instituciones de fuera.
-Llama especialmente la atención la cantidad de actividades para escolares, niños, familias… ¿Es el modo de asegurar un público para el futuro?
-Para nosotros la educación es un pilar fundamental. Muchas veces olvidamos que el museo tiene un lado lúdico, que es el que tratamos de fomentar para que los chavales se enganchen desde pequeños, para que se den cuenta de que hay una institución llamada museo, donde pasan muchas cosas diferentes, interesantes desde el punto de vista del conocimiento, pero también muy divertidas.
Además, frente al retroceso de las humanidades en el ámbito de la educación reglada, la única forma que tienen los museos de contrarrestar esto es reforzar sus programas educativos, así que en ese sentido son uno de los programas estrella del museo. Están siempre llenos, hay lista de espera, y nosotros los pensamos y los programamos con mucha ilusión.

“En Asturias se hace muy buen arte, tan bueno como el que se puede hacer en otras partes de España, y quizá lo más importante que se puede hacer desde ésta y otras instituciones es tratar de sacarlo al exterior”.

-El programa «Descubriendo el museo oculto» busca sacar partido a los fondos del Museo que no están habitualmente en la exposición. ¿Queda mucho por ver todavía?
-Muchísimo. El Museo tiene un público muy fiel, al que se le venían ofreciendo una serie de visitas guiadas en torno a las obras expuestas de la colección permanente. Son visitas muy interesantes y muy imaginativas, pero hay que tener en cuenta que el Museo tiene unas trece mil piezas, de las cuales hay expuestas aproximadamente cuatrocientas. Tenemos muchísimas obras en los almacenes que no pueden verse habitualmente, y es lo que queremos sacar a la luz con este programa. Buscamos hacerlo a través de un discurso bien articulado, por ejemplo vamos a sacar uno de los dibujos del siglo XIX, va a mostrarse otro de mujeres artistas en las colecciones del Museo… Especialmente están pensadas para ese público fiel que conoce al dedillo la colección permanente y que muchas veces está deseando que se le enseñen esas otras joyas que por distintas razones aún no ha podido ver.
-Tanto la entrada al Museo como las actividades son gratuitas. ¿Cómo es posible?
-Mientras el Museo de Bellas Artes de Asturias pueda ser un servicio público gratuito, así lo mantendremos. Es una de estas líneas rojas que de momento no vamos a traspasar. Somos uno de los últimos museos, el último de los museos de bellas artes provinciales gratuitos, en este nivel y de esta calidad, y creo que esto debería ser un motivo de celebración en estos tiempos de recortes tan brutales y exagerados. En este sentido somos un hecho excepcional.

Darío de Regoyos en el Bellas ArtesDarío de Regoyos (Ribadesella, 1857 – Barcelona, 1913) contribuyó con su obra a la introducción del arte contemporáneo en España, gracias a una pintura que recorre diferentes registros, como el impresionismo, puntillismo, expresionismo y simbolismo. Sumándose a los actos de conmemoración de su primer centenario, el Museo de Bellas Artes de Asturias programa una exposición en la que se puede ver las obras del autor que integran la colección permanente. «El Museo de Bellas Artes de Asturias tenía que hacer algo sobre uno de nuestros artistas más importantes», valora Palacio. «Además, la exposición se acompaña de un catálogo, que incluye dos estudios muy interesantes sobre diferentes aspectos de la vida y obra de Regoyos». De este modo, se aborda la relación del pintor con Asturias, tanto en vida como tras su fallecimiento, y la importancia de una de las colecciones de grabados guardadas en el Centro, el Álbum Vasco, que se expone por primera vez en el Museo.
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