Tenemos más del 70% de superficie forestal. En Asturias, el sector sostiene 2500 puestos de trabajo en más de 200 pymes. Es por tanto un sector que hay que defender.
Para entendernos, no hay como buscar una comparativa reconocible, y es ésta: si repartiésemos bosque, a cada asturiano le tocaría el equivalente a un campo de fútbol, donde cabrían casi seiscientos árboles. No es poca cosa. Indica que ésta es una comunidad autónoma donde el sector forestal tiene un gran peso específico de forma natural, con lo que con una buena gestión empresarial y suficiente apoyo por parte de la administración pública, fácilmente podría convertirse en un motor económico para algunos territorios.
La madera es indudablemente uno de los puntos fuertes, un sector susceptible de generar empleo, crear nuevas fuentes de ingresos y con ello contribuir a poner freno a esa enfermedad que asola desde hace años el medio rural: la pérdida de población.
La explotación de los montes, de forma controlada y sostenible, es un recurso a tener en cuenta. Asturias tiene bosques de robles y hayas, más plantaciones recientes de pinos, eucaliptos y otras especies.
La biomasa ha experimentado un desarrollo notable en los últimos años, impulsándose como fuente de energía renovable apreciada porque resulta económica y es respetuosa con el medio ambiente, en la medida en que aprovecha materia vegetal de los bosques, residuos de talas y podas, etc. Por eso se ha considerado una opción económica sólida para la generación de empleo.
El sector maderista alcanza acuerdos
Finaliza el conflicto que enfrentaba a las empresas madereras y a las grandes compradoras, Ence principalmente, que habían impuesto una bajada del precio de la tonelada sin aviso previo.
Ence había reducido 3,5 euros por tonelada de eucalipto a sus proveedores del norte peninsular, justificando esta bajada por la reducción del 30% en la retribución a la cogeneración eléctrica con madera, que marca la reforma eléctrica del gobierno; también por la caída del precio de la celulosa en el mercado internacional.
Y es que los madereros no están ni mucho menos conformes con la nueva reforma energética impulsada por el gobierno central, ya que se contempla una reducción drástica de las primas destinadas a la producción de energía con madera. Se prevé que esto tendrá un impacto devastador en el sector forestal, que previsiblemente se traducirá en el abandono de la producción de ciertas fuentes de energía, con una importante pérdida de puestos de trabajo en el medio rural. Esto está en el origen de las importantes tensiones entre las pymes dedicadas a la explotación de la madera y las grandes papeleras.
La biomasa se ha impulsado como fuente de energía renovable porque resulta económica y es respetuosa con el medioambiente.
En este contexto la decisión súbita de bajar el precio de la tonelada de madera iba a suponer un duro golpe para las empresas forestales asturianas que protagonizaron un plante desde abril hasta mediados del mes de mayo. Finalmente, se ha alcanzado un acuerdo con Ence del que Luis Enrique García, Presidente de Asmadera, subraya la disposición al diálogo y la voluntad de negociar, sin olvidar que quedan muchos cabos sueltos por atar. «No damos por cerrados los problemas del sector -explica-, que son estructurales y van más allá de una subida de precios, pero nos parece positivo haber abierto una vía de diálogo donde poder tratar todos estos temas».
El acuerdo firmado con Ence -que no con las otras compañías portuguesas Celvi y Portucel, con menor presencia en Asturias- recoge que la empresa negociará con cada proveedor de forma individual para regular los stocks, y la apertura de una mesa de negociación permanente sobre competitividad y futuro. Además, se analizarán los costes reales de producción de biomasa, la fábrica se coordinará con el sector en las relaciones con las administraciones públicas, y se ha comprometido un encuentro de su presidente con los más de 150 proveedores y suministradores de Asturias y Galicia. El conflicto ha sido para el sector una cuestión «más de forma que de fondo», según explica el presidente de Asmadera: «La fábrica tiene derecho a marcar los precios siempre y cuando sea en el marco de una competencia leal. Lo que ha sido improcedente es que sin previo aviso y sin tiempo para aliviar los stocks se imponga una subida. Si nos hubieran avisado con tres meses no hubiéramos tenido conflicto». También sorprendió y molestó al sector que, simultáneamente, Ence y las dos operadoras portuguesas impusieran la misma bajada de precios. «Queremos un mercado transparente -resume Luis Enrique García-, en el que las empresas pequeñas puedan tener su lugar en igualdad de condiciones».