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viernes 29, marzo 2024

Pastillas, sólo las necesarias

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El mal uso de medicamentos o una mala prescripción son responsables de al menos una muerte diaria en Asturias, asegura el Consorcio para la campaña ‘pastillaslasjustas.org‘. Los medicamentos pueden curar pero también pueden provocar enfermedades graves. Lamentablemente, esta información no llega al ciudadano. ¿Por qué?
Un estudio del Hospital Clínico de Barcelona publicado en la revista Medicina Clínica, calcula que el uso inadecuado de medicamentos es el causante de 14.000 muertes anuales en España, además del 12% de los ingresos en urgencias y de un 50% de reacciones adversas. A estos casos habría que sumar también los miles de pacientes que cada año experimentan daños graves o incapacidades derivadas de los medicamentos que toman. Concretamente en Asturias, la Consejería de Sanidad del Principado alerta del aumento de un 58% del uso de psicoestimulantes en la población desde 2007. Durante ese mismo período también se ha incrementado en un 42% el uso de antipsicóticos, y un 41% el de antidepresivos. En 2012, por ejemplo, se atendieron más de 54.000 consultas en el servicio público de salud mental asturiano: 3.963 de niños y 50.274 de adultos. ¿Los motivos? Ansiedad, depresión y alteraciones del sueño. En muchos pacientes coincidían varias de esas patologías.
Con o sin receta, cada vez se consumen más medicamentos para «prevenir» enfermedades que aún no han aparecido, para «aumentar la calidad de vida», o para tratar enfermedades «de nuevo cuño». Al menos es lo que denuncia un grupo cada vez más numeroso de médicos e investigadores, que acusan a la industria farmacéutica de convertir la salud en un valor de mercado, multiplicando sus ventas. La doctora Carmen Mosquera, especialista en Salud Pública y Medicina Preventiva de la Consejería de Salud del Principado lo resume así: «No es de recibo responder a un problema social con medidas medicalizadoras. Sabemos que sólo el 10% de la salud depende del sistema sanitario, el 90% restante está relacionado con las condiciones de vida que tienen las personas: el empleo, la vivienda, la educación, el medio ambiente… Sin embargo, una persona acude triste a una consulta y se le coloca un antidepresivo, pero no se le pregunta por su biografía, por sus circunstancias personales y sociales… La respuesta del sistema sanitario es «un problema, una pastilla». Se está medicalizando de forma innecesaria a gente sana, cuando ningún medicamento tiene riesgo cero».

Campaña PastillasLasJustasLa campaña (www.pastillaslasjustas.org) está gestionada por un Consorcio formado por la OCU, la organización independiente ‘Nogracias’ y la organización ‘Polimedlabs’ en Asturias, junto con la Federación de Vecinos (FAV), la Sociedad de Enfermería (SEAPA) y la Unión de Consumidores de Asturias. Se trata de un proyecto de información y educación dirigido a la ciudadanía sobre su relación con el consumo de fármacos. El mensaje es que la seguridad de los medicamentos no depende sólo de las autoridades, profesionales sanitarios o la industria: también está en manos de las personas.


El colesterol y las estatinas

En Asturias, el 21,20% de hombres y mujeres de 65 años toma una estatina contra el colesterol. Recetar este fármaco se está convirtiendo en la opción mayoritaria. «Desde la medicina -señala Mosquera- hay que plantearse siempre otras medidas previas a la estatina: revisar la forma de alimentación de esa persona, preguntarle si hace o no ejercicio… y negociar alternativas con cada paciente. Porque las estatinas, como todos los medicamentos, tienen efectos adversos: alteraciones musculares, cansancio, alteración del sueño, pérdida de memoria, depresión… de los que no se informa adecuadamente. Con la estatina es probable que, al cabo de un tiempo, el paciente se queje de alguna de esas patologías derivadas y se cree un círculo vicioso, pues añadiendo otras pastillas al final convertimos a esa persona estatinizada en polimedicada, con los enormes riesgos que esta situación entraña». Una dieta saludable, realizar actividad física y mantenerse en el peso adecuado son prácticas vitales para reducir el colesterol, la hipertensión, la obesidad… aunque muchas veces sean los propios pacientes los que prefieren las pastillas para no tener que cambiar sus hábitos. Sin embargo, el gasto que supone esta medicina es brutal. La doctora Mosquera ha echado las cuentas: «El gasto en estatinas en Asturias en 2009 fue 21 millones de euros, 820 millones en España. ¿Es mucho o es poco? Pensemos que en Asturias con 22 millones de euros, -sólo uno más-, se pagaría durante un año el salario social de las 5.500 personas que había el año pasado en lista de espera».

Menopausia y la epidemia de la THS

Durante décadas la Terapia Hormonal Sustitutiva (THS) se vendió a las mujeres como si fuera la fuente de la eterna juventud. Esta terapia consiste en «compensar» la reducción natural de estrógenos que se produce durante la menopausia, aliviar los síntomas propios de esta etapa y, supuestamente, prevenir la osteosporosis. Sin embargo, pasado un tiempo desde su comercialización, empezaron a surgir problemas graves en pacientes. «Nos colocaron los famosos parches sin haber realizado los ensayos clínicos pertinentes y después de treinta años -sobre todo en EEUU y norte de Europa, donde el uso del THS llegó a ser de un 70%- las investigaciones en el año 2002 muestran que esta medicación aumenta el riesgo de cáncer de mama, infartos, problemas embólicos… una verdadera epidemia de miles de casos asociados a este fármaco. Y creo que la reflexión que hay que hacer es ¿por qué se prescribe un «tratamiento hormonal sustitutivo» para un proceso natural como es la menopausia? ¿Por qué se necesita un «sustitutivo» si los ovarios, de forma natural, disminuyen el nivel de hormonas al necesario? Hay que impedir que esta epidemia silenciada caiga en el olvido».

«Nos colocaron los famosos parches de THS (para la menopausia) sin haber realizado los ensayos clínicos pertinentes, y después de treinta años las investigaciones demuestran que esta medicación aumenta el riesgo de cáncer de mama, infartos y problemas embólicos. Una verdadera epidemia de miles de casos asociados a este fármaco». (Carmen Mosquera, especialista en Salud Pública)

El Instituto Catalán de Farmacología publicó un informe en 2005 donde aseguraba que la THS había provocado en España más de 16.000 casos de cáncer de mama al año, 6.000 mujeres sufrieron ictus y 8.000 tromboembolismo pulmonar. Según este informe, ya desde los años sesenta se sabía que los estrógenos aumentaban el riesgo de cáncer de útero y mama. A pesar de ello se comercializaron los parches -patentados por una farmacéutica- y se aplicaron. Ante la epidemia provocada, la Agencia Española del Medicamento modificó en 2004 las condiciones de uso de la THS y emitió un comunicado para los profesionales y otro para las mujeres, donde señalaba que sólo se prescribiese la THS en una dosis mínima efectiva y durante el menor tiempo posible, siempre y cuando la mujer, previamente informada de los beneficios y riesgos, tomase la decisión. ¿Hizo falta llegar hasta aquí?

Mujeres, población diana

La mujer es un objetivo prioritario de las farmacéuticas, desde el momento en que sus procesos fisiológicos se convierten en patologías. Se medicaliza la menstruación, el parto, la sexualidad –»disfunción sexual femenina»-, la menopausia y la vejez. Esto deriva en tratamientos para millones de mujeres, en ocasiones con graves efectos secundarios. «En el caso del embarazo y parto, son procesos naturales en los que la mujer ha perdido el protagonismo. Recientemente la Agencia Inglesa de Calidad Asistencial (NICE) aconsejaba a las mujeres inglesas no acudir a los hospitales en un parto ‘normal», en su lugar recomendaba «casas de partos» atendidas por matronas, donde las mujeres fuesen las protagonistas y las matronas las acompañantes del proceso. En caso de riesgo o de presentarse alguna complicación se llamaría al profesional de obstetricia. ¿Por qué persiste esa cantidad tan elevada de cesáreas y de episiotomías innecesarias? ¿Qué margen de decisión tiene la mujer?», se cuestiona Carmen Mosquera.
La incidencia del cáncer de cérvix es muy baja entre las mujeres de nuestro país (12 casos por cada 100.0000 mujeres), además existen pruebas eficaces –la citología vaginal- para la detección precoz del mismo. No hay por tanto ninguna epidemia ni se trata de un problema prioritario en nuestra población. ¿Por qué entonces una vacunación masiva de las niñas, máxime cuando no existen estudios rigurosos sobre la efectividad de la vacuna y sobre sus efectos secundarios? «En 2009, antes de la puesta en marcha de esta vacunación, más de diez mil profesionales firmamos un manifiesto para pedir al ministerio una moratoria de la vacuna contra el virus del papiloma humano (VPH). Pedimos más tiempo para conocer si lo que se afirmaba de esta vacuna era cierto o no. En este momento hay una segunda iniciativa de recogida de firmas para exigir al Gobierno y CCAA la paralización de esta vacunación. Permanecen las mismas dudas sin resolver y tenemos constancia de efectos adversos, algunos muy graves, asociados a esta vacuna» (*). Sin embargo, a día de hoy, sigue formando parte de los calendarios infantiles de vacunación. La única explicación que encuentran muchos profesionales sanitarios es la presión económica de las farmacéuticas, que trabajan para crear un clima de opinión favorable, exagerando los riesgos para convencer de que existe un problema y ellos tienen la solución.

Un estudio del Hospital Clínico de Barcelona calcula que el uso inadecuado de medicamentos es el causante de 14.000 muertes anuales en España, un 12% de los ingresos en urgencias y un 50% de reacciones adversas.

Los dos motivos más frecuentes por los que una mujer acude al médico son el dolor o el cansancio. Cada vez es más probable que salga de la consulta con un ansiolítico o antidepresivo, independientemente de las causas que puedan generar esa dolencia. «Según la Encuesta de Salud de Asturias de 2012, un 50% de las mujeres mayores de 50 años toman alguna pastilla ‘para los nervios’ -tranquilizantes, somníferos, antidepresivos- y una de cada dos, medicamentos para el dolor… lo que es consecuencia de un modelo social y económico que genera desigualdad, pobreza y malestar y de un sistema sanitario recetador de pastillas para todo», advierte esta especialista en Salud Pública.
Pruebas diagnósticas, vacunas innecesarias, medicamentos para anular síntomas, todo queda bajo el control de los fármacos, así como la vida y la voluntad de las personas. «Se ha desempoderado a la población. La gente ya no sabe cuidar de sí misma ante un catarro o un simple dolor de barriga, una ronquera o un estreñimiento… acude corriendo a la consulta. Hemos hecho una población dependiente de un modelo medicalizador-consumista. Para romper esta dinámica hace falta trabajar en distintos frentes con políticas públicas de promoción de la salud y defensa del sistema sanitario público, con información rigurosa y clara a la ciudadanía para que proteja su salud y sepa cuidarla, y formación continuada a los profesionales sanitarios independientes, al margen de las farmacéuticas, entre otras. En el caso de las mujeres, hemos de recuperar la sabiduría y el conocimiento que siempre hemos atesorado y la capacidad de decisión sobre nuestros cuerpos y nuestras vidas», concluye Mosquera.

7 reglas para un uso más seguro de los medicamentos1- Conoce los medicamentos que tomas
Periódicamente revisa los medicamentos que tomas. Hazlo junto con el médico, la enfermera o el farmacéutico que sea de tu confianza.
2- Da una oportunidad a las opciones no farmacológicas
Antes de iniciar un nuevo tratamiento, asegúrate de que no existen alternativas sin pastillas y de que el medicamento es realmente necesario.
3- Medicamentos, los justos y necesarios
Tan importante para tu salud puede ser tomar un medicamento necesario como dejar de tomar los innecesarios.
4- No hay medicamentos de por vida
Un medicamento puede ser adecuado en un momento de tu vida pero más adelante dejar de serlo o incluso llegar a ser perjudicial.
5- Los cambios, poco a poco
Si las circustancias lo permiten, al comenzar a tomar varios medicamentos al mismo tiempo, es preferible que empieces primero con uno, luego con otro… y con la menor dosis posible.
6- No hay medicamento libre de riesgos
No hay medicamento libre de riesgos. Si tomas muchos medicamentos o has comenzado a utilizar recientemente alguno nuevo, cualquier síntoma diferente que notes puede ser un efecto adverso.
7- Lo nuevo no siempre es mejor
Los medicamentos que llevan más tiempo en el mercado son más conocidos y su uso suele ser más seguro que los novedosos.

www.pastillaslasjustas.org

(*) «No a la vacunación masiva de niñas contra el virus del papiloma humano» en:
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