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lunes 25, noviembre 2024

Jóvenes, exilio obligado

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Sólo dos de cada diez jóvenes se pueden emancipar en Asturias. El desempleo es una lacra que afecta a un 54% de menores de treinta años, un dato que se ha triplicado desde que empezó la crisis. Más de 4.800 jóvenes han emigrado en los cuatro últimos años. Unos se van y vuelven -por estudios, para aprender el idioma-, pero hay un número importante de ‘sobradamente preparados’ que no regresa.

Pasaporte o INEM

Por necesidad, en los años 60 más de dos millones de españoles emigraron a Francia, Holanda, Bélgica, Alemania o Suiza. La mayoría de ellos sin estudios, para trabajar en fábricas, restaurantes, servicio doméstico o como jornaleros. En cambio los que hoy se ven obligados a emigrar son, en su mayoría, jóvenes diplomados o con carreras superiores: abogados, médicos, ingenieros, arquitectos… Tienen másteres, hablan idiomas y la mayoría ha terminado su carrera gracias a la beca Erasmus. La generación más preparada de nuestra historia se marcha.
Según datos del Consejo de la Juventud -Informe Juventud Necesaria-, en 2013 hicieron las maletas en Asturias 5.527 jóvenes de entre 16 y 19 años, 6.206 de edades comprendidas entre los 20 y 24 años y 5.915 emigrantes de 25 a 29 años. En un primer momento, las cifras pueden suponer un pequeño alivio para al Administración, ya que desaparecen personas de las listas del paro, pero de mantenerse esta tendencia, se calcula para los próximos años una pérdida de 2.200 millones de euros, entre la inversión realizada a nivel educativo más la cantidad que se deja de recaudar en impuestos cuando cotizan en otro lugar.

Más de cinco mil quinientos jóvenes asturianos hicieron las maletas en 2013. Este éxodo ayuda a «maquillar» las cifras del paro.

¿Qué factores determinan este éxodo? Asturias tiene en estos momentos un 54,7% de desempleo juvenil -según datos del INE-, una cifra que se ha triplicado tras la crisis. Estamos entre las veinte regiones de la UE más afectadas por este problema, que aumenta inversamente al nivel educativo. A ello hay que sumar el empleo a tiempo parcial entre los jóvenes, que por primera vez ha superado la tasa europea; y por último el empleo precario, que se ha incrementado en los últimos años con la aplicación de las recientes reformas laborales.
En cualquier caso, la mayoría está buscando su primer empleo. Es el sector de población más castigado por la congelación de nuevas contrataciones, que muchas empresas empezaron a aplicar en los primeros años de la crisis. Las consecuencias son promociones enteras sin expectativas de encontrar trabajo.
Los que lo tienen, tampoco están mejor. El aumento de la temporalidad en menores de 25 años es de un 90% en Asturias. Los mileuristas de antes de la crisis han visto cómo se reduce su salario hasta los setecientos euros.

Asturias tiene en estos momentos un 54,7% de desempleo juvenil -según datos del INE-, una cifra que se ha triplicado tras la crisis. (Sheyla Suárez. Presidenta del Conseyu de la Mocedá del Principáu d’Asturies)

Con la precariedad laboral por un lado y la tasa de paro por otro, quién se atreve a hacer planes de futuro, quién puede independizarse… En Asturias el importe medio de un alquiler es de 420 € euros, con las presentes condiciones laborales, supone dedicar el 43% del salario a este fin. No es de extrañar que ocho de cada diez asturianos residan en casa de sus padres y otros se vean obligados a buscar un compañero de piso para poder independizarse. Menos posibilidades hay de adquirir una vivienda en propiedad; tampoco es posible crear una familia o llevar a cabo otro proyecto personal. De ahí que apenas se produzcan nacimientos en el Principado, lo que supone un estancamiento de la población y por tanto, un envejecimiento progresivo.

Buscar el futuro fuera

Muchos jóvenes estudiantes, viendo la falta de oportunidades laborales, la ausencia de buenos salarios y los casos de corrupción, se plantean directamente marcharse. En un estudio realizado por la Consultora Círculo Formación a 600 jóvenes en Oviedo durante el Salón de Orientación Universitaria, el 79% de los estudiantes de bachillerato están dispuestos a salir de Asturias para buscar las oportunidades que aquí no encuentran.

Tema del mes jóvenes haciendo cola
Foto: Edith Valle

Una situación que preocupa especialmente al Conceyu de la Mocedá del Principado de Asturias: «Se está instaurando el concepto de ‘movilidad exterior’ entre las nuevas generaciones, como una salida a la crisis. No debemos olvidar que mientras nos ponen la maleta a la puerta, las listas de desempleo disminuyen y esto queda muy cosmético sobre todo de cara a unas elecciones… Si queremos irnos, que sea por voluntad propia, no porque se nos haya inculcado el cuento de ‘vivir una experiencia positiva’ cuando lo que nos vamos a encontrar en la mayoría de los casos es más precariedad. Debemos exigir el derecho a desarrollarnos aquí como personas», recalca la presidenta del Conceyu, Sheyla Suárez.
¿Cuáles son sus destinos? A un 34% no le importa irse a cualquier sitio donde encuentre trabajo, un 24% directamente lo buscaría fuera, un 21% se trasladaría a cualquier ciudad española y otro 21% se quedaría en Asturias. La mayor parte de la emigración dentro de nuestro país se dirige a Madrid y Barcelona. En el extranjero, Reino Unido es el primer destino elegido, seguido de otros países de la Unión Europea como Alemania, Irlanda o países nórdicos. El idioma ya no es un inconveniente: la mayoría lo han estudiado, de modo que poseen un conocimiento medio que luego intentan mejorar cuando están allí.
La presidenta del Conceyu de la Mocedá insiste en que «estos jóvenes salen del país de forma obligada en busca de oportunidades, de una estabilidad laboral y personal de la que aquí carecen. Desgraciadamente muchas veces se encuentran al otro lado con más precariedad, ya que la realidad de estos otros países no es tan bonita como la pintan».

Los gobiernos miran hacia otro lado

De mantenerse esta situación, en los próximos años será inviable mantener el sistema de pensiones tal y como están en la actualidad. «Por supuesto que afectará al sistema de pensiones, -alerta Sheyla Suárez- y además, en gran medida. Si actualmente mantener las pensiones en Asturias supone un 44% de lo que ganan los trabajadores, en diez años supondrá un 66%, una cifra insostenible para la Región. Por eso insistimos en que apoyar a la juventud hoy es mirar por el futuro de toda la sociedad. Somos el futuro, como dicen siempre los políticos en campaña… pero también somos una pieza clave del presente para que ese futuro sea palpable».

«Si queremos irnos, que sea por voluntad propia, no porque se nos haya inculcado el cuento de ‘vivir una experiencia positiva’ cuando lo que nos vamos a encontrar es más precariedad»

Para revertir esa tendencia, debería existir -según los expertos- un aumento del índice de natalidad y también una disminución del desempleo juvenil, «además de políticas de promoción favorables a los jóvenes, un aumento de la inversión en políticas familiares y de vivienda, y una mayor inversión en educación», señala la presidenta del Conseyu de la Mocedá. «Esta pérdida de capital humano va a suponer una pérdida económica irreparable para la región. Por desgracia seguimos sin ver esa voluntad política necesaria, por lo que desde el Conseyu de la Mocedá seguiremos trabajando para que esto cambie: está en juego el futuro de toda la sociedad».

Fusión Asturias opinaNo es el espíritu aventurero lo que hace que los jóvenes abandonen el país. Como muchos, están denunciando que se les echa. ¿Cómo? A través de una mal llamada flexibilidad laboral, que a la larga deriva en una temporalidad que ya se ha convertido en algo normal. A través de contratos de prácticas que se alargan sustituyendo a un contrato de verdad. Promoviendo voluntariados abusivos o pagando a tres euros la hora de trabajo. Todo ello anula cualquier resquicio para poder poner en marcha un proyecto de vida estable.
Estos jóvenes que ocuparon las calles protestando contra la reforma laboral y los recortes de derechos y libertades, o exigiendo una oportunidad para demostrar que son capaces de desarrollar lo que aprendieron, son incómodos para el Gobierno. Molestan y quieren retirarles el espacio que han ganado en la calle: les ‘invitan’ a salir del país.
Estas protestas han contribuido a empoderar y movilizar a toda esta generación de jóvenes que han vivido en estas movilizaciones su primer espacio de participación política y social… y le han cogido el gusto. Esta franja de población está teniendo un papel protagonista en estos momentos, porque son quienes están sufriendo en primera persona y con mayor profundidad los efectos de esta crisis, pero también quienes están encabezando las protestas y las movilizaciones y están poniendo en marcha iniciativas que nos demuestran que otro mundo es posible, que las cosas se pueden hacer de otra forma. Hay un movimiento en marcha que nadie puede parar.

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