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lunes 25, noviembre 2024

Un patrimonio de todos. Juaco López Álvarez, director del Muséu del Pueblu d’Asturies

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El Museo pertenece a la red de museos municipales de Gijón, pero se plantea como un centro para todos los asturianos, gracias a la recuperación de todo un patrimonio que, sin este trabajo, corría el riesgo de perderse.

El Muséu del Pueblu d’Asturies nació para preservar y difundir el patrimonio asturiano, bajo la inspiración de los museos al aire libre que ya existían en otros lugares de Europa a finales del siglo XIX. Abrió sus puertas en el año 68, una época complicada culturalmente, donde la etnografía pasaba a duras penas del folclore y el tipismo. De hecho, y pese a que algo se hizo, el museo no terminó de arrancar hasta que en el año 85 la Fundación Municipal de Cultura de Gijón asume su gestión e inicia un programa de reformas. En el 92 Juaco López se pone al frente del proyecto, y desde entonces se trabaja en dos líneas básicas: creación de fondos propios y difusión del patrimonio existente.

-Hace muchos años que existe este museo, pero sigue siendo un gran desconocido para muchos asturianos.
-Muchos asturianos no saben todo lo que hacemos aquí, los trabajos de investigación, las exposiciones, los fondos que hemos ido salvando y conservando en los últimos años, los fondos nuevos que se han creado… Tenemos cosas que no se hacen en otros museos de España. Somos conocidos dentro del ámbito cultural, en ese campo no paramos de recibir solicitudes de gente que quiere publicar con nosotros sobre temas de antropología, etnografía, folclore. No paramos de recibir consultas sobre nuestros fondos y peticiones de fotografías por parte de investigadores, eruditos locales y todo tipo de gente interesada en lo que tenemos en la fototeca. A ese nivel sí somos conocidos.

-¿Por qué la visita al museo, sea éste u otro, no está aún interiorizada como parte del ocio habitual?
-El hábito no está muy generalizado. Me refiero a decir «hoy es domingo, voy al museo». Otra cosa es cuando se va de vacaciones. Ahí tanto el asturiano, como el leonés o el madrileño siempre organiza una visita al museo, pero no es una costumbre popular y por tanto uno no va al museo de su propia ciudad. Ése es un problema que el Museo del Pueblo de Asturias no puede solucionar sin ayuda, porque es una cuestión de educación.

-¿Qué le parece que se hayan creado museos con el fin de atraer visitantes?
-Un disparate. A nadie se le ocurre crear una biblioteca para atraer turistas, pero desde los años 80 los museos han caído en esa trampa. Cualquier ciudad, villa o pueblo pequeño quería fomentar el turismo al margen de la hostelería y el paisaje.

«El patrimonio hay que crearlo. Nadie tiene por qué saber que unas fotografías amarillentas tiradas en un cajón pueden ser patrimonio, alguien tiene que explicar que tienen valor»

Necesitaban algo más y claro, se crearon muchos museos, sin ton ni son la mayoría, sin planes museológicos. Se llamaba a un arquitecto, se hacía un edificio, se ponían un montón de objetos y se contrataba a una persona. Con eso ya se pensaba que iban a venir los turistas. Y como no fue así, como el número de visitantes era muy pequeño porque no eran lugares atractivos, no tenían exposiciones temporales ni actividades, ni personal más que para abrir y cerrar la puerta, pues llegó la frustración y la opinión generalizada de que los museos son espacios muertos que no sirven para nada.
Para que un museo atraiga gente tiene que organizar actividades, y eso hay que hacerlo para la comunidad. Pongamos diez personas a trabajar, hagamos un plan, una programación, un plan de difusión, actividades didácticas para niños. Así sí va a ir la gente.

-En enero de 1992 asume la dirección de este Museo. ¿Qué ha cambiado desde entonces?
-Muchísimas cosas. Los primeros meses ni siquiera teníamos despacho aquí. Aún así ya en el año 92 hicimos la primera exposición, del fotógrafo Modesto Montoto. Yo siempre tuve muy claro que había que empezar a formar colección porque el objetivo de un museo, no hay que olvidarlo nunca, es conservar el patrimonio cultural. A partir de ahí, el resto de funciones: difusión, acciones didácticas, conservación, turismo.

-¿Cómo se empieza una labor de recopilación de patrimonio?
-El patrimonio hay que crearlo. Nadie tiene por qué saber que unas fotografías amarillentas tiradas en el desván o en un cajón pueden ser patrimonio, alguien tiene que explicar que tienen valor. Imagínate que en Asturias, hasta que empezamos a trabajar, no había ninguna institución dedicada a la fotografía, mientras que en otros países de Europa y América ya había museos comprando y recopilando fotografías en el siglo XIX. Todo el mundo tenía en casa el álbum familiar pero a nadie se le ocurrió hacer un álbum colectivo de todos los asturianos. Lo mismo ocurrió con los carteles: hicimos una exposición en Gijón y luego en Oviedo, y a raíz de eso empezaron a llamarnos particulares e imprentas que tenían también material.

-¿Los propios asturianos reconocen el valor de lo que tienen?
-Hay que trabajar para explicarle a la gente mucho más, mejorar en difusión, en sensibilidad y transmisión del conocimiento. Yo llevo treinta años explicándole a la gente la diferencia entre el hórreo y la panera. ¿Has visto algún folleto en alguna oficina de turismo dedicado al hórreo? Jamás, cuando es la construcción que más llama la atención a los que vienen de fuera. Ése es el nivel.

-¿Cómo están organizadas las exposiciones del museo?
-Continuamente estamos haciendo exposiciones temporales, que yo siempre digo que son novedosas porque no hay nada previo hecho. Son exposiciones de fondos propios, porque ésa es la etapa que nos ha tocado vivir en el museo: crear colecciones y dar a conocer nuestro propio patrimonio.
Si este museo tuviese un siglo de trayectoria tras de sí, no estaríamos ahora con exposiciones de fotografía del siglo XIX, porque ya se habrían hecho, y estaríamos compaginando esas actividades con muestras de otro tipo. De hecho otros museos nos lo han ofrecido, como el de Etnología de Valencia o el de Cataluña, pero sabemos que aún no estamos en esa fase.

«De momento nuestras exposiciones son siempre de fondos propios, porque ésa es la etapa que nos ha tocado vivir en el museo: crear colecciones y dar a conocer nuestro propio patrimonio»

-¿Cómo se dan a conocer todas estas actividades?
-Nosotros no tenemos capacidad para hacer una campaña de publicidad, más allá de lo que pueda aparecer en las noticias de los periódicos. Tenemos claro que los recursos que tenemos los dedicamos a investigación, publicaciones, conservación y mantenimiento del recinto.
Pero somos conscientes de que hay gente que piensa que el Museo del Pueblo de Asturias sólo abre durante la Feria de Muestras y cierra el resto del año; de ahí que el Ayuntamiento de Gijón vaya a hacer para 2016 una campaña de difusión de los museos municipales. Por nuestra parte, vamos a proponer actividades a través del entramado asociativo que hay en la ciudad. Cuando entre en funcionamiento la tarjeta ciudadana, los vecinos de Gijón van a poder entrar a sus museos de manera gratuita, lo cual siempre es un aliciente.

-¿Qué se necesita para completar el equipamiento del museo?
-En un museo hay tres tipos de espacio que son fundamentales. Uno es lo que visita el público, los lugares de exposición; otro, los espacios de trabajo del personal para investigación, actividades didácticas, etc.; y el tercer espacio fundamental es el almacén.
En estos últimos años nuestro espacio de almacenamiento ha aumentado mucho y el museo está cubierto por una buena temporada. El problema está ahora en el personal. Tenemos ahora mismo una fototeca de Asturias con más de un millón de imágenes, donde hasta hace cuatro años sólo trabajaba una persona, y ahora trabajan dos. Y creo que para que ese servicio funcionase, para que se atendieran todas las visitas, para generar actividad alrededor de esa fototeca, haría falta más personal.

-Durante un tiempo corto -once meses- usted fue Director General de Patrimonio del Principado. ¿Cómo fue la experiencia?
-Sirvió para conocer este mundo desde otro lado y ver que se necesita una renovación de ideas y de trabajo muy grande. Siendo una Comunidad Autónoma más bien pequeña, y con una Red de Museos Etnográficos bastante bien coordinada, creo que se podría mejorar la comunicación entre el Principado y los que trabajamos en en este campo, que no somos tantos, para intercambiar información, opiniones, proyectos e ideas. Simplemente eso solucionaría problemas.

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