Distancia: 25,1 km
La ruta:
El Camino entra en Asturias atravesando la desembocadura del Deva, frontera natural entre Asturias y Cantabria. Algo más de 400 km (el número exacto depende de la ruta escogida, que permite diferentes variantes) separan al peregrino de la tumba del Apóstol. Pisar suelo asturiano es llegar al pueblo de Bustio, concejo de Ribadedeva, y continuar hasta Colombres y su interesantísimo patrimonio indiano.
La ruta transcurre en gran parte por la N-634, aunque el cercano sendero de gran recorrido GR-E 9 permite evitar el asfalto sin grandes desviaciones hasta llegar hasta Llanes. Es la famosa Senda Costera de Asturias que, sin seguir estrictamente el Camino, sí coincide en algunos casos. En otros transcurre paralelo o proporciona una variante que suele incluir preciosas vistas de playas y acantilados.
Para no perderse:
La emigración a América entre los siglos XIX y XX marcó la historia de toda la región y muy especialmente la del concejo de Ribadedeva. En Colombres, capital del concejo, se puede visitar la Fundación Archivo de Indianos y el Museo de la Emigración. Ambos están ubicados en la llamada Quinta Guadalupe, un palacete de 1906 incluido en la ruta que recorre las huellas de la emigración en el concejo.
Ya en territorio llanisco, vamos encontrando playas como la de Vidiago y acantilados como los del Bufón de Arenillas: chimeneas abiertas en la costa por las que el agua del mar penetra a presión, «bufando» chorros de agua que pueden llegar a veinte metros de altura. Imprescindible caminar por la zona con mucho cuidado y, en caso de temporal, mantener las distancias con los agujeros en la roca. El camino nos lleva por miradores donde es inevitable pararse, al menos, a hacer la foto: el mirador del río Purón, el de la Playa de la Ballota o las vistas desde la ermita del Cristo del Camino.
Nada más pisar la villa de Llanes ya se comprende por qué estamos en uno de los destinos más turísticos de Asturias: las playas, la muralla, el torreón, la Basílica de Santa María, la Capilla de Santa Ana, el barrio antiguo de la villa… La conocida estampa de Los Cubos de la Memoria, de Agustín Ibarrola, domina la escollera del puerto. Junto a él se puede pasear por el fuerte, baluarte desde donde se defendía la villa de los barcos enemigos.