El discurso dominante nos repite una y otra vez que las pensiones peligran y que habrá que realizar más recortes. Deteriorar y desprestigiar el sistema público es el primer paso para introducir el negocio bancario de las pensiones privadas; pero hay otras alternativas. El economista del Gabinete Técnico de CCOO, Darío Díaz, se sorprende de que este tema no esté encima de la mesa de nuestros políticos, como uno de los mayores problemas del momento.
El Sistema público español cuenta en la actualidad con 9.417.724 pensiones contributivas, un 1,18% más con respecto al año pasado. En el caso de Asturias hay algo más de trescientos mil pensionistas, un 0,2% de incremento con respecto al mismo mes del año anterior. El envejecimiento de la población y una mayor esperanza de vida hacen que éste sea un problema, no sólo en nuestro país sino en la mayoría de sociedades desarrolladas. Frente a la política de recortes, otras voces se alzan para explicar propuestas diferentes a los ciudadanos.
-El mes de julio empezó con 8.700 millones de euros menos de la hucha de las pensiones. Un dato que se publicó discretamente en distintos medios de comunicación nacionales, mientras que el Financial Times lo calificó como el mayor desfalco de la historia de España. ¿Cree usted que existe un silencio pactado en torno a este tema?
-Me parecería ridículo que lo hubiese. La situación en España en estos momentos es bastante complicada, y en general se está más pendiente de formar gobierno que de abordar los problemas reales. Creo que esto les ha pillado por sorpresa, aunque lo que me extraña es que el tema de las pensiones no esté encima de la mesa cuando es una de las principales preocupaciones de los españoles según el último barómetro del CIS.
«El sistema bancario está detrás de esos informes catastrofistas sobre las pensiones porque ven en ello un negocio»
-Las reformas que se han hecho hasta ahora en el sistema de pensiones han tenido un objetivo común: reducir la cantidad entre lo que se aporta y lo que se recibe en edad de jubilación, pero esto no ha sido suficiente. ¿Es necesario un debate en profundidad?
-En el histórico Pacto de Toledo se fijaron la posiciones respecto al tema de las pensiones y su futuro. Dichas previsiones se cumplieron hasta que llegó la crisis: los ingresos por cotizaciones sociales fueron superiores a los gastos, incluso llegó a haber un superávit en la época de Zapatero que supuso un balón de oxígeno importante. La crisis generó paro, bajas en las cotizaciones y trabajo precario, por tanto empieza a no haber recursos suficientes para cubrir la cotización más el fondo que debería haber, y se rompe con el equilibrio financiero de la Seguridad Social. A ello hay que añadir un elemento muy importante: la futura llegada a partir de 2025 de numerosos pensionistas fruto de la gente que nació a principio de los años sesenta -Generación Baby Boom-, un incremento tan grande que no habrá posibilidades de atender si no se reforma el sistema actual.
-Parece que sólo se habla de las dificultades del sistema actual para afrontar estos problemas. ¿Habría que revisar este sistema?
-En efecto, el sistema implantado en el Pacto de Toledo es el que ha funcionado hasta ahora. Pero en él no se previó la crisis, y ese pacto debería haberse revisado ya. No se llegó a abordar en profundidad, se hizo una especie de paripé con una comisión de expertos que hizo bien el análisis y los elementos descriptivos de la situación, pero en lo referente a las previsiones futuras demostraba que a la larga el sistema es inviable. Si el futuro gobierno se llega a crear, una de las primeras cosas que debería hacer es un Pacto de Toledo II, que haga frente a este gran problema que ya está aquí.
«El sistema bancario está detrás de esos informes catastrofistas sobre las pensiones porque ven en ello un negocio»
-Dadas las circunstancias de nuestro país, ¿qué modelo de financiación cree que sería aplicable?
-Hay países donde se contempla que los Presupuestos del Estado aporten una mayor parte a los fondos de la Seguridad Social. Ese modelo no es nuevo y está funcionando en la UE. Hay otros países donde la gestión de las pensiones se hace exclusivamente a partir de impuestos, y en otros hay un sistema mixto, que creo que sería la tendencia más viable. Determinadas pensiones, como la jubilación normal, se podrían financiar con las cotizaciones de la Seguridad Social, otras como las de invalidez o pensiones especiales se financiarían vía impuestos, bien porque se crease uno nuevo o bien en base a los que ya se están cobrando. En cualquier caso la participación presupuestaria del Estado tendría que aumentar. La solución nunca sería recortar las pensiones, como está ocurriendo en Grecia, sino una mayor imposición que va a suponer un gran esfuerzo tanto para los ciudadanos como para las arcas del estado.
-¿Considera justo y equitativo el actual sistema de financiación a través de la Seguridad Social?
-Me parece un sistema justo porque hay tope en las cotizaciones y en las pensiones, pero se han acordado unos límites donde los desequilibrios salariares son extremos: paga lo mismo uno que gana cien mil euros al año que uno que gana cincuenta mil. Considero -y ahí me incluyo-, que los que ganamos más podríamos cotizar más. No arreglaría el problema presupuestario de la Seguridad Social pero debería ser un elemento a tener en cuenta en el futuro.
«Si planteamos el futuro restringiendo pensiones, o creando la necesidad de suscribir pensiones privadas para subsistir, estamos destruyendo la esencia del Estado del Bienestar»
-Nos dicen que las pensiones peligran y nos animan a contratar un fondo de pensiones privado, algo que no está al alcance de todos.
-Y eso los bancos lo saben. Su mercado potencial está precisamente en los salarios altos, que es donde pueden atraer el dinero. Las pensiones son una pieza importante de nuestro Estado de Bienestar como plasmación de un reparto de riqueza solidario y redistributivo: una persona jubilada tiene derecho a un salario digno. Si planteamos el futuro restringiendo pensiones, o creando la necesidad de suscribir pensiones privadas para subsistir, en la medida de lo que cada uno pueda pagar, estamos destruyendo la esencia del Estado del Bienestar. Hay que defender a capa y espada que las pensiones públicas sigan existiendo y sean dignas. A partir de ahí, el que quiera contratar un fondo de pensiones, pues adelante. No hay que olvidar que de esos nueve millones de pensiones viven también parados, estudiantes, jóvenes, precarios, etc. Según mis cálculos las pensiones suponen más del 10% de PIB español. Esa riqueza no se podría destruir nunca.
-Los datos y previsiones que se hacen en torno a las pensiones son por lo general bastante catastrofistas. ¿No le parece que se habla muy poco de otras alternativas?
-Sí, pero si miras quién está detrás de esos informes ves que son los bancos, el sistema bancario, los seguros, porque ven en todo ello un negocio. Hay un elemento de márketing clarísimo. El sistema de pensiones no puede continuar tal y como está ahora, tendrá que reformarse, pero estoy convencido de que va a seguir existiendo. Así que cuanto antes lo hagan, mejor. Los sindicatos y algunos partidos tienen ya varias propuestas, y creo que entre todos conseguiremos que esto no se vaya al garete.
-Usted ha impartido conferencias y charlas sobre este tema. ¿Qué es lo que más le preocupa dejar claro a los ciudadanos?
-La idea de que no podemos continuar con este modelo, algo que está totalmente asumido. Las charlas van dirigidas a los pensionistas o a personas que van camino de ello, y la verdad es que están muy concienciados. Fuera del relato apocalíptico, en los coloquios surgen alternativas posibles que creo que están en la mente de algunos partidos, sindicatos, etc.