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domingo 24, noviembre 2024

Macroeconomía y economía ‘real’

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A menudo nos llegan informaciones del Producto Interior Bruto, la tasa de paro, las exportaciones, o el Índice de Precios al Consumo. Es la macroeconomía, los valores que hablan de las finanzas de un país. Pero a veces, como ocurre en estos momentos, estos datos dicen una cosa y el ciudadano de a pie percibe otra. Lo ‘macro’ parece ir bien, mientras que la economía ‘real’ continúa sumida en la crisis.
Nos dicen que los brotes verdes están ahí. Que el crecimiento del PIB se mantiene por encima del 3% y no se aprecian signos preocupantes de desaceleración, gracias principalmente a la demanda interna -consumo de las familias- y las exportaciones de servicios. El informe «Situación de España» del BBVA Research, dice que de seguir así se podrían crear cerca de 800.000 puestos de trabajo el próximo año, con una reducción de la tasa de paro hasta el 18,5% de la población activa.
La economía crece, según cinco indicadores que se toman como referencia para ver que la recuperación comienza a llegar a los ciudadanos de a pie: la venta de coches, la venta de viviendas, el paro, la afiliación a la Seguridad Social y las ventas de los grandes almacenes.
La venta de coches es considerada como un termómetro de la economía de un país, de su consumo y sobre todo de la confianza de los ciudadanos en el estado de su propia economía doméstica. Si las cosas van bien, dicen los expertos que la primera decisión de compra de un consumidor es adquirir un coche; posteriormente puede plantearse la compra de una casa. En el caso de Asturias y según datos del Sadei, en los seis primeros meses del año se vendieron 9.225 turismos, frente a los 8.521 del mismo período del año anterior, un incremento del 8,26%.

Los datos macroeconómicos parecen indicar un repunte, mientras que la economía «de andar por casa» hace que muchos miles de personas sigan sumidas en una profunda crisis.

En cuanto a las viviendas, en los tres primeros meses del año se vendieron 1.815 en el Principado, lo que supone un incremento del 36,1% con respecto al mismo período del pasado año.
El empleo también mejora en estos meses: la tasa de paro ha descendido un 6,5% frente al año anterior. Otra cosa distinta es la calidad de esos contratos, en su mayoría temporales. También son positivos los datos de afiliación a la Seguridad Social en prácticamente todos los sectores de actividad, especialmente Servicios. Sólo en el mes de julio, se registró un aumento de 4.428 personas, un 1,26% más que el mes anterior.
Las grandes superficies y supermercados también notan un incremento en las ventas, no comparable a las cifras registradas en los años anteriores a la crisis, pero sí más elevadas. Según datos del Sadei, las cifras van mejorando progresivamente hasta conseguir, en el primer trimestre de 2016, un aumento del índice de ventas del 9,6%. A falta de datos concretos, viendo sólo cifras parciales, este verano puede ser de récord para el sector turístico asturiano, falta comprobar si se trata de un repunte o la salida definitiva de la crisis.
Todos estos datos llaman al optimismo pero si desplazamos nuestra mirada a lo que tenemos alrededor parece que las cosas no van tan bien. Hay otras cifras que no encajan.

La economía «real»

Es curioso cómo entre los ciudadanos se ha extendido el concepto de economía ‘real’, la de andar por casa, ésa que percibe la gente en su vida cotidiana, frente a esa otra tan complicada de la que sólo hablan los expertos. Los datos macroeconómicos -comportamiento de las finanzas a nivel global- parecen indicar un repunte, mientras que la economía «de andar por casa» hace que muchos miles de personas sigan sumidas en una profunda crisis.
Y es que hay diferentes maneras de interpretar los números. En junio, el Servicio Público de Empleo del Principado de Asturias, señalaba que al igual que los meses anteriores, el paro volvía a descender (2.467 personas), lo que implicaba una caída del 2,77% respecto al mes anterior. Estos datos no son alentadores para los sindicatos, ya que se deben a la estacionalidad: «Se firman más contratos que nunca para esta época del año, pero resultan abrumadoramente precarios», alertan desde CCOO. En su último informe de coyuntura señalan que la población desempleada en Asturias es cada vez más vulnerable: sólo 38.139 personas fueron beneficiarios de algún tipo de prestación, tan sólo el 47,3% de los parados registrados. De ellos un 43% cobra la prestación contributiva (unos 774,30 €) mientras que la mayoría recibe prestaciones asistenciales (426 € al mes). «Este altísimo nivel de desprotección genera pobreza y también exclusión», denuncia el sindicato. Aunque el empleo ha mejorado en 2016, las cifras de paro siguen siendo insostenibles: en el mes de agosto y a pesar de los contratos estacionales, había 80.083 parados en la región.

Las grandes superficies y supermercados también notan un incremento en las ventas, no comparable a las cifras registradas en los años anteriores a la crisis, pero sí más elevadas.

El crecimiento del PIB, la caída del desempleo y la aparente recuperación apenas consiguen sacar a nadie de la pobreza. Según el informe ‘Análisis y perspectivas 2016’ presentado por Cáritas y la Fundación Foessa el pasado mes de junio, se demuestra que «existe un efecto contracíclico de la pobreza. Cuando hay una crisis, ésta aumenta rápidamente pero cuando llega la recuperación, la gente no sale de esta situación a la misma velocidad: la tasa se estanca. Es decir, el número de pobres se mantiene. Los últimos datos revelan una ligera disminución de la pobreza pero no llega a compensar el aumento que hubo durante estos años de regresión». El Banco de Alimentos de Asturias también confirma está situación. La mejora de la economía y el incremento del consumo no se traduce en una disminución de peticiones de ayuda, aseguran: «Seguimos en torno a las 21.000 peticiones anuales, aunque el perfil del demandante ha variado. Cada vez viene gente más joven, familias desahuciadas así como madres que a pesar de tener trabajo, necesitan ayuda». En efecto, se observa un aumento de la tasa de trabajadores en riesgo de pobreza, y también del riesgo de pobreza entre los parados, que se eleva hasta el 44,8%. Se habla de la figura de un nuevo pobre, el asalariado.
macroeconomía y economía real Si nos centramos en el caso de Asturias el problema es serio. El Principado ha duplicado su tasa de pobreza en estos últimos años -según el informe de la Fundación Foessa- y se sitúa a la cabeza de regiones en crisis junto con La Rioja y Aragón.
Por otro lado, si analizamos el nivel de deuda de las familias asturianas, se observa un descenso en los primeros meses del año: la crisis ha llevado a los hogares a reducir los préstamos contraídos, gracias a la caída de los tipos de interés y el abaratamiento de los créditos pero sobre todo a un descenso de los préstamos para adquisición de vivienda. Menos créditos, menos deudas.
Con esta situación a pie de calle es difícil que el ciudadano perciba de forma clara la anunciada mejora económica: hay un contraste entre su percepción y las previsiones del Gobierno y los organismos económicos internacionales. Son el paro y el crecimiento de la desigualdad los dos factores que impiden el optimismo; a ello hay que añadir el actual escenario de incertidumbre política que empeora aún más la situación.

Necesidad de un Gobierno (Incertidumbre política)

Nos encontramos en un momento de gran incertidumbre política, con un gobierno que lleva más de doscientos días en funciones. ¿En qué medida afecta esto a nuestra economía? Los expertos dicen que es pronto para saberlo, ya que en estos meses apenas se han publicado estadísticas. No obstante, advierten que la falta de un gobierno estable puede paralizar las inversiones y frenar la creación de empleo, algo que podría empezar a notarse en los próximos meses.
Varios indicadores empiezan a mostrar un frenazo en la confianza, en la actividad industrial, las inversiones e incluso en el sector inmobiliario que parecía repuntar. El Indicador de Confianza del Consumidor (ICC) del mes de julio se sitúa en 94,8 puntos, 1,5 puntos por debajo del mes anterior y según las encuestas, los ciudadanos no esperan que la situación varíe mucho a corto plazo.

En los seis primeros meses del año se vendieron un 8,26% más de coches que en el mismo período del año anterior. (Sadei)

Precisamente por eso, una treintena de organismos internacionales, bancos de inversión, entidades financieras, patronales y grandes empresas han dado la voz de alarma y advierten de esta delicada situación al tiempo que urgen a la formación de un gobierno cuanto antes.
También lo piden desde el conjunto de las organizaciones sociales. «Hace falta recuperar para la política social a los ignorados y expulsados en un momento como el actual -concluye el informe de la Fundación Foessa- donde el deterioro de un sector significativo de la sociedad exige una mayor altura de miras a los partidos». Demandan una estrategia global que no sólo incluya servicios sociales sino también educativos, políticas de pensiones, salarios dignos y medidas fiscales que busquen la justicia social con progresión y tipos reales, que se acerquen a los europeos.
La recuperación es débil y no tiene el ritmo necesario para impulsar una reducción de la pobreza y desigualdad. Si el nuevo gobierno sigue con las recetas de ajustes, la pobreza llegará para quedarse y si no luchamos contra eso, difícilmente seremos un país desarrollado.

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