Más allá de las iniciativas turísticas, el Polígono de Caborana presenta una faceta a tener en cuenta dentro del panorama empresarial del concejo, que busca necesariamente ampliar el campo de acción y los sectores de desarrollo.
Diversificación y desestacionalización. Son las dos palabras mágicas, los objetivos omnipresentes cuando se habla de la economía del concejo. Tras el cierre de las minas, el turismo es el primer sector a tener en cuenta, por su capacidad de crecimiento en largo recorrido; de ahí que disminuir la dependencia de la nieve en temporada y presentar propuestas turísticas viables durante todo el año sea uno de los campos de trabajo en los que se está poniendo más esfuerzo. También la ganadería, otro de los puntales de la economía allerana, ha puesto el acento en el mantenimiento de infraestructuras básicas y pistas ganaderas, mientras los propietarios de los animales buscan el equilibrio entre modernización y conservación de las formas de cría y alimentación tradicionales.
Cerca de uno de los núcleos de población más importantes, Caborana, hay un pequeño polígono industrial que recuperó una antigua escombrera minera. El espacio está perfectamente delimitado, sin posibilidad de expansión, y enmarcado en un entorno verde que aporta un añadido a este emplazamiento. La gestión, al ser un polígono de tamaño pequeño, se hace de forma sencilla y efectiva: el Ayuntamiento se encarga de las labores de limpieza, y los empresarios asumen el resto de costes.
En Aller están planteadas otras áreas industriales, que han tenido que esperar por problemas de financiación: Corigos y Cabañaquinta. Así que de momento Caborana es la referencia empresarial de un concejo que continúa buscando posibilidades de expansión económica, respetando y sacando partido a su entorno natural.