El 2 de diciembre de 2017, sobre las tablas del Teatro Palacio Valdés de Avilés, The Forrest Rock Band presentaba un proyecto musical en el que ocho músicos asturianos, bajo la supervisión de Béznar Arias, recreaban la banda sonora de la película Forrest Gump.
Nadie duda de que todas las canciones de esta película protagonizada por Tom Hanks forman parte de la historia musical estadounidense del siglo XX. El disco de esta banda sonora, creada por Alan Silvestri, estuvo en el segundo lugar de la clasificación de la revista Billboard y se vendieron doce millones de copias, convirtiéndose en uno de los más vendidos en Estados Unidos.
El promotor Béznar Arias (Norte Sur Records) se ha puesto al frente de este proyecto apostando por un show trepidante de dos horas de duración en el que según ellos mismos dicen, «la música y lo visual cobran una importancia total».
-¿Cómo y cuándo te surge la idea de este proyecto?
-Yo creo que me pasó lo que a mucha gente cuando vio la película por primera vez, que no solo le sorprendió la trama que es excepcional sino que, a los más melómanos, nos congratuló mucho la banda sonora donde se reflejaba gran parte de la más reciente historia de la música norteamericana. Son casi tres décadas que reúnen en la película a unos cuarenta artistas de primerísima fila. Me quedé prendado de la película y de la banda sonora y, tras verla un montón de veces, hace tres años pensé en cómo montar un espectáculo donde se pudiera reflejar esa banda sonora. Me puse manos a la obra y logré reclutar una banda de músicos asturianos que tenían la misma admiración que yo.
-Un proyecto de este calibre exige músicos con un cierto nivel ¿Has tenido dificultades a la hora de elegirlos para que se ajustara a tu idea?
-Son de las canciones más vendidas de la historia de la música y exigen una formación musical grande y sobre todo que en directo, tengan una capacidad de resolver muy grande. El nivel de ejecución de la banda fue una de las cosas que más sorprendió a la gente que fue al concierto. También te digo que a mí me emocionó en algunos momentos no solo por haber conseguido llevarlo a cabo, sino porque en directo son realmente extraordinarios.
«Me quedé prendado de la película y de la banda sonora y, tras verla un montón de veces, hace tres años pensé en cómo montar un espectáculo donde se pudiera reflejar esa banda sonora»
-Los componentes son todos de Asturias. ¿Era una condición indispensable?
-Para mí era indispensable primero por comodidad, para poder hacer todas las labores de producción y conseguir tener a los chicos cerca. Soy bastante meticuloso, me gusta tenerlo todo controlado y quería saber cuál era la actitud de los músicos y el nivel de implicación en esa atmósfera que yo visualizaba, fue extraordinario.
-¿Satisfecho con el resultado del estreno de la banda en el teatro Palacio Valdés?
-Llevó unos veintidós años metido en esto e hice muchos conciertos, algunos de gente muy grande pero este me ha emocionado profundamente. Salí muy satisfecho y muy contento porque los músicos hicieron un esfuerzo enorme para preparar casi treinta canciones y luego llevarlas a efecto con mucha rectitud y con un sonido fidedigno al original. El público creo que salió emocionado y encantado. Siempre me fijo en que, cuando en el patio de butacas hay muchos móviles grabando, es que el concierto es bueno, y esto ocurrió. Al día siguiente, también fue importante la reacción en las redes sociales, todo el mundo subió vídeos y fotografías y aunque los más cercanos siempre te dicen que fue fantástico, lo más importante es que gente que no te conoce de nada y fue al concierto, quedó encantada. En los conciertos que hago en Avilés hay un porcentaje muy grande de público que es de la ciudad y comarcas, pero en este concierto había mucha gente de Oviedo, Pola de Siero, Gijón…
-Ser promotor musical hoy día tal y como está el panorama a nivel general y en particular regional, es una empresa ardua. ¿Te gustan los retos y sus riesgos?
-Es verdad que muchas veces he jugado con valores seguros. Hacer un concierto de Los Secretos, Revólver o Loquillo es jugar con un porcentaje muy alto de éxito pero es cierto que en otras ocasiones me la he jugado con conciertos de artistas conocidos pero de dudoso taquillaje, a veces con artistas desconocidos y otras veces con proyectos como este en los que estás muy emocionado de llevarlo a cabo pero que la propia emoción no te deja hacer un cálculo real de cómo puede salir a nivel monetario. Artísticamente sabes que va a salir bien pero económicamente nunca lo sabes. Es un trabajo de alto riesgo.
Me tocó la parte dura pero que después es bonita porque el concierto de presentación salió muy bien y a la gente le gustó mucho. Te toca estar en medio de toda la vorágine de los arreglos, de los músicos pero lo hice encantado. Lo único malo es que la premier se hizo con muy poco margen y tuvimos que meternos una currada interesante de preparación en muy poco tiempo.
Cuándo Béznar propone este trabajo ¿qué pensaste?
Me pareció interesante. No soy un músico al que le guste mucho el tema de versionar y de hacer grandes tributos porque considero que una banda cuando llega al público es cuando lo hace con su verdadera música. No soy muy amigo de estas cosas aunque las hice durante toda mi vida y gracias a ello también he aprendido mucho de la música, de la profesión o de hacer arreglos. Cuando me lo dijo me hizo ilusión porque la banda sonora son todo clásicos de la música americana de los 60 y 70 y principios de los 80. Son temas que me tocan muy de cerca porque me gustan mucho y a nivel musical son como mi libro de cabecera.
¿Qué dificultades has tenido que superar para sacar adelante este proyecto?
Lo difícil ha sido cuadrar a todo el mundo porque somos una banda bastante grande, todos tenemos trabajos aparte, tenemos el tiempo ajustado y alguno de los miembros de la banda tienen hijos. Además de músicos excepcionales casi todos son grandes amigos míos, lo que significa que han puesto mucho de su parte para que esto saliera adelante. Estoy muy satisfecho con el resultado y en general ha sido una experiencia magnífica.