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domingo 24, noviembre 2024

Pobreza al margen de los buenos datos económicos

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La pobreza se hace crónica y como terrible herencia, pasa de padres a hijos. Este es el balance que hace Cáritas en su memoria anual. Los datos macroeconómicos no coinciden con la realidad que viven muchas familias asturianas.

El saliente ministro Cristóbal Montoro, presumiendo de gestión económica, definía este momento como el mejor de la historia de España, con un crecimiento del PIB anual de más del 3% en los últimos dos años. ¿Es un indicador fiable para medir el bienestar de la población? No, no mide el nivel de desarrollo de un país, tampoco la calidad de vida de sus ciudadanos, y menos el nivel del sistema educativo o sanitario, como vamos a constatar.
En Asturias el paro baja por tercer mes consecutivo con más intensidad que en el resto del país. En mayo se registraron 2.044 desempleados menos y 2.647 cotizantes más debido mayormente al sector servicios. A estos datos positivos se suman también los del INE, que sitúa a Asturias como la comunidad autónoma con menor porcentaje de hogares que llegan a fin de mes con dificultad y la que ha conseguido reducir la tasa de riesgo de pobreza del 16,7% al 13,4%, situándose en la quinta más baja del país. Con todos estos datos encima de la mesa deberíamos de estar contentos, pero el informe anual que acaba de presentar Cáritas nos hace poner los pies en la tierra.
La ONG advierte que estos datos macroeconómicos tan favorables contrastan con las condiciones de vida de muchos ciudadanos que siguen padeciendo pobreza energética, no se alimentan dignamente o no llegan a pagar sus facturas a fin de mes.
La entidad ayudó el pasado año a cerca de veinte mil personas en el Principado, por tanto hablan de su experiencia.

Tener trabajo no es sinónimo de vivir bien

Ni tan siquiera es garantía de poder salir de la pobreza. España lidera la pobreza laboral entre los países de la UE. Y en concreto el Principado tiene casi 83.000 personas desempleadas o en situación de pobreza laboral, un tercio de ellas tiene estudios superiores. Somos la región con más titulados que no llegan a fin de mes con sus sueldos, según el estudio presentado por el economista asturiano Florentino Felgueroso (Fundación de Estudios de Economía Aplicada) hace unos meses.
El balance anual de Cáritas lo aterriza aún más. De las personas que han atendido en el último año, solo el 14% de ellas estaban ocupadas pero en riesgo de pobreza por culpa de la precariedad laboral. La entidad ayudó a 555 familias con necesidades a pesar de que uno de sus miembros estaba trabajando.

El Principado tiene casi 83.000 personas desempleadas o en situación de pobreza laboral

En total, más de cinco mil familias solicitaron ayuda para alimentación, más de ochocientas necesitaron apoyo económico para hacer frente a los gastos de la vivienda, y cerca de cuatrocientas tuvieron que recibir una ayuda de emergencia mientras estaban a la espera de recibir el salario social.
De esas más de cinco mil familias que solicitaron ayuda, casi dos mil la pidieron por primera vez, el resto ya la venían solicitando años atrás. Un hecho que para los responsables de Cáritas significa que la pobreza se está haciendo crónica e incluso se hereda. Son testigos de haber ayudado a varias generaciones de familias y les preocupa que todo esto quede silenciado detrás de los datos positivos macoeconómicos: «Si esta aparente mejoría no va acompañada de medidas que mejoren la cohesión social, la brecha continuará ensanchándose y aumentará la desigualdad», advierten.

La pobreza también afecta a la salud

Desde Cáritas alertan de que hay un alto número de personas que viven en la calle con problemas de salud mental y en el mejor de los casos van a los albergues, pero tanto unos como otros no son diagnosticados y no tienen tratamiento. Recuerda la ONG que en el Principado existe un decreto que sienta las bases del Plan Sociosanitario pero que aún no se ha puesto en marcha.
Tampoco las medicinas están al alcance de todos. En España hay dos millones de personas que tienen serios problemas económicos para comprar los medicamentos que les receta su médico. Sufren pobreza farmacéutica, situación que se agrava si hablamos de personas que viven de manera precaria. Según el informe de Cáritas, el número de quienes solicitaron ayuda económica para su salud creció en un 13% respecto al año anterior, hasta llegar a 236 personas. Intentan hacer frente a todo esto pero con unos recursos limitados que se ven reducidos cada año.
La gravedad de la situación es percibida por el nuevo gobierno que sin dilación, según palabras de la nueva ministra, Carmen Montón, quiere acometer la reforma sanitaria aprobada en su día por el Partido Popular que propuso la retirada de la tarjeta sanitaria a los inmigrantes en situación irregular y el establecimiento de copagos farmacéuticos. Una medida que siempre contó con el rechazo de los propios profesionales sanitarios, los pacientes y las ONG que asisten a personas en situación irregular y vulnerables. Una reforma que volverá a acoger a miles de expulsados del sistema sanitario.

Más ricos, más pobres

Pobreza Los datos económicos que aparecen en los medios son oficiales y se construyen con una metodología homologada y aceptada por la UE pero, como se ve, no cuadra con la realidad.
A nuestro alrededor vemos que las fortunas aumentan. Las doce familias asturianas incluidas entre las mayores fortunas de España, suman este año un patrimonio de 5.120 millones de euros, mil cien millones más que el pasado año, según datos de la Agencia Tributaria.
Mientras, un 18,5% asturianos están en riesgo de pobreza y/o exclusión social, unos doscientos mil según un minucioso estudio de la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y Exclusión social en Asturias (EAPN-AS). Y eso se ve si uno se mueve.
A pie de calle la pobreza se identifica con cosas muy concretas: poder comer dignamente, tener cubiertas las necesidades básicas, poder pagar los recibos, tener acceso a la salud, cosa que miles de familias no pueden permitirse en estos momentos. Estar en el umbral de la pobreza no quiere decir que tengas que dormir con cartones en la calle o en un cajero, o que tengas que pedir limosna, eso además de pobreza es miseria. Hay gente que no está pidiendo en la calle pero está acudiendo al Banco de Alimentos, Cruz Roja, Cáritas u otras ONG a pedir ayuda. Están en la cola del paro, viven en barrios humildes en viviendas que no cumplen los estándares mínimos de habitabilidad, no pueden costear los gastos escolares de sus hijos, ni comprarse ropa o calzado. Son pobres aunque trabajen. Para ellos la recuperación aún no ha llegado. No podemos ignorarlos.

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