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domingo 24, noviembre 2024

Anita Sánchez Pandal, Teniente de Navío y Práctico en el Arsenal Militar de Ferrol. Una historia de pasión y vocación

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La llanisca Anita Sánchez Pandal es la primera mujer en España que ejerce como práctico militar. Asegura que maneja los Fórmula 1 del mar y que tiene el trabajo más bonito del mundo. La tranquilidad es un rasgo fundamental de su carácter y cree firmemente que las mujeres deben hacer lo que se propongan, o al menos intentarlo. ‘Debemos conquistar cimas, independientemente de si son para hombres o para mujeres’.

Sorprende por su naturalidad pero sobre todo por su pasión. Al imaginarla en el Arsenal Militar de Ferrol, maniobrando fragatas de 177 metros de eslora, o metiendo los buques de aprovisionamiento para el combate que miden 22 metros de lado a lado en un dique que tiene 31 metros de boca, como poco uno traga saliva. Pero para ella es normal y mientras ríe dice que uno de los momentos más especiales de su carrera fue cuando, recién acabadas las prácticas el primer día que estaba sola, atracó seis fragatas que llegaron de maniobras. Tras ese bautismo, todo lo demás fue aparentemente «sencillo». La Teniente de Navío, Anita Sánchez Pandal, es uno de los tres prácticos que trabajan en el Arsenal y reconoce que nunca ha vivido ni en su trabajo, ni dentro de las Fuerzas Armadas, una situación en la que se la discriminase por su condición de mujer. Ahora prepara el proceso de evaluación para ascender a Capitán de Corbeta, un reto que le motiva y que ha asumido como todo en su carrera: con mucha pasión.

-¿Cómo fueron los inicios de tu carrera?
-En los años 88-89 se abrió a las mujeres la oportunidad de entrar en las Fuerzas Armadas y era un mundo que me gustaba aunque yo no tengo familia en el Ejército. Me parecía un mundo exótico, fascinante, distinto, creo que estaba muy influenciada por las películas porque mucha gente de mi generación se crió viendo Top Gun y esas películas sobre pilotos de combate me atraían, y el primer paso para poder vivirlo era entrar en el Ejército. Terminé el COU y la Selectividad y les dije a mis padres que me quería presentar. Había ido buscando la información como se hacía antes, haciendo llamadas de teléfono a todos los sitios y para ellos fue una sorpresa porque no sabían nada. En España había unas determinadas academias enfocadas a preparar a alumnos que querían ingresar en las Fuerzas Armadas, así que me fui a Zaragoza a estudiar y allí preparé la oposición. Me presenté, entré en la Armada, empecé a estudiar mi carrera, fui destinada a las distintas unidades y hasta hoy. Llevo veintiséis años de servicio y he tenido distintos destinos, entre ellos Comandante del patrullero «Cabo Fradera» con base en Tui (Pontevedra), siendo la segunda mujer en la Armada que accedía a este puesto. Desde diciembre de 2016 estoy destinada en el Arsenal de Ferrol como práctico militar.

«En las Fuerzas Armadas se ha hecho una labor bastante grande para integrar a la mujer. A veces es difícil porque el ejército es lo que es, pero se hizo ese esfuerzo cuando otros sectores de la sociedad u otras profesiones se han quedado atrás»

-¿Por qué te decantaste por práctico militar y no civil?
-Me decanté por práctico militar porque soy militar y me gusta serlo. Del Ejército siempre me atrajo su forma de vida y la importante labor que realiza. Las maniobras más complejas son las entradas y las salidas de los buques en los puertos porque tienes que jugar con la velocidad del barco, con las condiciones meteorológicas, con saber manejar los remolcadores… Cuando me hablaron por primera vez de esto estaba en Tui y los dos compañeros que tengo ahora en el trabajo me comentaron que uno de los prácticos que estaba en el Arsenal pasaba a la reserva, quedaba la plaza libre y me animaron. En principio les dije que no porque me parecía muy difícil, además en el Arsenal de Ferrol está la base de las fragatas F-100, que son las más modernas que tenemos en España. Empezaron a convencerme y decidí intentarlo. Primero tienes que hacer un examen y luego un concurso de oposición al que se presenta poca gente porque se tienen que dar unas circunstancias que no todo el mundo reúne, de hecho me presenté yo sola para esa plaza porque previamente tienes que haber sido comandante de un barco. Pasé el examen y empezó el periodo de prácticas que son seis meses. Terminó el periodo de prácticas, me quedé sola y ahora ya llevo un año ejerciendo de práctico en el Arsenal de Ferrol.

-¿Cuál es la labor de un práctico militar en un arsenal como el de Ferrol?
-La labor de un práctico, bien sea civil o militar, es asesorar al comandante de un buque en las maniobras de entrada y salida de puerto, así como en las que requieran el uso de remolcadores. El servicio de practicaje es un servicio que se cubre veinticuatro horas y los siete días de la semana durante todo el año. Para dar dicha cobertura estamos tres prácticos. De nosotros dependen los medios humanos y materiales del tren naval (embarcaciones que auxilian a los buques), y la jornada va en función de los movimientos que haya de buques.

-¿Cómo fue la primera vez que tuviste que atracar un barco en el Arsenal?
-Fue un domingo 14 de junio, lo recuerdo perfectamente. Terminé las prácticas y el fin de semana siguiente que ya estaba sola hubo unas maniobras y venían seis barcos. Uno de los que había estado de profesor conmigo me ofreció su ayuda pero yo le contesté: «mira, esto hay que hacerlo y ya está». No suelo ponerme muy nerviosa, pero todo el mundo iba a estar pendiente porque nunca había habido una mujer práctico, los barcos sabían que era mi primera maniobra y me sentía un poco observada. La primera la hice con el gusanillo en el estómago, pero después fue todo muy seguido. Cuando terminé estaba cansada pero súper contenta y con la confirmación de que eso era lo que me gustaba. Al finalizar, el práctico mayor, uno de mis mentores y compañero, vino a darme un emocionante abrazo porque ya formaba parte de ese reducido grupo que conforman los prácticos. Fue un día especial y siempre lo recordaré.

«La Armada es muy antigua, tiene muchas tradiciones y si entras en ella es porque te gusta. Yo llevo muchos años y forma parte de mi vida»

-¿Qué es lo que más te apasiona de tu trabajo?
-Me gusta muchísimo cuando un barco viene de despliegue y vas a por él. Cuando sabes que van a entrar por la Ría de Ferrol salimos con unas embarcaciones que se llaman pilotinas y embarcamos en un punto que se llama ‘punto de recogida del práctico’. La primera cara conocida que ven en ese barco que ha estado ocho meses fuera es la tuya y en ese momento ellos ya dicen que están en casa. Es un momento muy emocionante. También me gusta mucho meter los barcos en el dique. Eso supone que ese barco que está totalmente parado, lo tienes que manejar y meter en un dique que no es muy grande. Los BAC (Buques de Aprovisionamiento para el Combate) tienen 22 metros de lado a lado, los tienes que meter por una boca de 31 y esa maniobra que haces con cuatro remolcadores es puramente de práctico porque ahí nadie más te puede ayudar. Tienes que ir dándoles órdenes a los remolcadores para llevar el barco al sitio y después meterlo. Son maniobras en las que estás en tensión, pero me gustan porque aprendes mucho.

-¿Valores como el esfuerzo o la disciplina son importantes a la hora de afrontar este tipo de profesiones?
-Es una profesión bastante vocacional, quien esté en la vida militar sabe lo que hay. Llevamos una vida bastante ordenada, basada en la jerarquía, en la disciplina y en una serie de valores. La Armada es muy antigua, tiene muchas tradiciones y si entras en ella es porque te gusta. Yo llevo muchos años y forma parte de mi vida, además siempre fui disciplinada, me gusta tenerlo todo ordenado y soy un poco cuadriculada.
Cuando subo a un barco y comienza la maniobra me centro en eso, porque sé que las cosas dependen de mí. Sobre todo tienes que estar serena y concentrada porque, aunque lleves la maniobra visualizada en la cabeza, siempre hay factores que no dominas como que se rompa un cabo, sople el viento cuando no estaba previsto o se pare un motor. Soy muy tranquila y no digo que una persona nerviosa no valga para este trabajo, pero puedo asegurar que lo va a pasar fatal porque te puedes encontrar con un montón de situaciones y sobre todo las cosas no pasan el día más tranquilo. La cuestión está en que tengas claro que vas a salir del paso. Es importante mantener la calma siempre.

Anita Sánchez con sus dos compañeros prácticos del Arsenal de Ferrol / Foto cedida por Anita Sánchez
Anita Sánchez con sus dos compañeros prácticos del Arsenal de Ferrol / Foto cedida por Anita Sánchez


-Existe el tópico de que las Fuerzas Armadas es un territorio puramente masculino. ¿Cuál es tu perspectiva desde dentro?
-Sinceramente, no creo que más que el que hay en la sociedad. Me he encontrado más machismo en otros sectores, como el deportivo, con discriminaciones por auténticas tonterías que muchas veces no vienen ni a cuento. En las Fuerzas Armadas se ha hecho una labor bastante grande para integrar a la mujer. A veces es difícil porque el ejército es lo que es, pero se hizo ese esfuerzo cuando otros sectores de la sociedad u otras profesiones se han quedado atrás. Es una visión que nos han impuesto pero no muy merecida porque desde hace muchos años la mujer puede acceder a todas las unidades tanto operativas como no operativas, y hay mujeres en submarinos o en infantería de marina que son zonas de primera línea. Por supuesto que en todos los sitios puedes encontrar gente que no lo ve bien, pero sí es verdad que por parte de la institución no hay ninguna traba que yo conozca. Esa es mi experiencia.

-¿Cuál ha sido el momento más difícil de tu carrera?
-No es que sea el más difícil, pero ahora estoy en proceso de evaluación para el ascenso porque soy Teniente de Navío, que es como Capitán en el Ejército de Tierra, y sería para ascender a Capitán de Corbeta, que equivale a Comandante. Nosotros en una escala llegamos hasta Capitán de Fragata que es Teniente Coronel. Tengo posibilidad de este ascenso y de otro más. Este paso es muy importante para mí, supone un salto cualitativo en la carrera y cada vez es más difícil ascender. Espero que lo culmine con éxito.

-Gestionas las redes sociales de los prácticos del Arsenal. ¿Es una forma de acercar el trabajo que realizáis a la sociedad?
-Esa es la idea. Que vean lo que hacemos y lo que se mueve detrás de los muros del Arsenal. Yo venía de Tui, un destino donde mi jefe y yo llevábamos el Facebook y vimos el impacto tan bueno que había tenido tanto en la zona como fuera. Viendo los años que tiene el Arsenal de Ferrol pensé que la gente sabría lo que eran los prácticos y el trabajo que desempeñaban, pero me sorprendió ver que no era así. La gente empezó a conocernos, a escribir sus comentarios, La Voz de Galicia hizo un reportaje de los prácticos del Arsenal por primera vez en la historia… Fue una bola que comenzó a rodar y a partir de ahí conectamos con prácticos de otros puertos, con gente aficionada a la fotografía naval e incluso compañeros que son prácticos en Rota y Cartagena nos siguen y se sorprenden de la cantidad de maniobras que tenemos.

«Tengo una habilidad especial para meterme en todo lo que sean aventuras. En lo tocante al deporte es una mezcla de aventura y desafío, y eso es lo que más me gusta»

-Practicas cross de montaña. ¿Qué valores aporta el deporte a tu personalidad?
-Soy muy aficionada a las carreras de montaña y me gusta mucho el formato de las ultras porque en ellas se unen la aventura y la estrategia. Tienes que llegar físicamente bien preparada para aguantar el esfuerzo pero después tienes que saber comer, dosificarte, saber beber, dormir, apretar cuando puedes. Y después, la aventura de saber que aunque vayas muy bien preparada siempre hay algo que no funciona o con lo que no cuentas, ahí está el quid de la cuestión. El deporte te da bagaje, a través de él aprendes a gestionar el esfuerzo y te ayuda a relativizar. Tienes que tener fuerza mental y es una de las cosas que te da la montaña, junto con saber sobreponerte a los malos momentos, porque la mente te juega muy malas pasadas. Hay que frenarla y eres tú quien tiene que decirle lo que tiene que hacer y no al revés. Todo esto lo llevas a la vida y te das cuenta de que a veces nos agobiamos por tonterías.

-¿Este tipo de deportes te ayudan a entrenar la mente para afrontar situaciones de más tensión?
-Tuve una pequeña lesión y ahora estoy más con el tema del ciclo cross que es otra aventura, porque en un tiempo muy corto tienes que darlo todo, terminas muerta porque es un deporte de alta intensidad pero al final te das cuenta de que aunque has sufrido, te lo has pasado muy bien. Hay que saber focalizar, tener el objetivo y disfrutar del camino independientemente de que salga bien o mal. Puedes ir muy preparada pero si se te rompe la cadena ahí te quedas, pero da igual, lo importante es que has llegado hasta ahí y ya habrá más oportunidades. He visto en carreras a gente más preparada que yo tirar la toalla y fue por las malas pasadas que les jugó la cabeza. Es como cuando tienes que ir a entrenar, no te apetece y te empieza a doler la cabeza, es mentira porque sales y te das cuenta de que no tenías nada. A la mente hay que tenerla a raya y dominarla porque sino empiezas a ver cosas donde no las hay, te inventas males que no existen.

-¿Podríamos decir que, tanto en tu trabajo como en los deportes que practicas, la aventura es un ingrediente fundamental?
-Sí, y tengo una habilidad especial para meterme en todo lo que sean aventuras. En lo tocante al deporte es una mezcla de aventura y desafío y eso es lo que más me gusta. Aunque a veces no termine una carrera, el mero hecho de intentarlo ya ha merecido la pena. Como he aprendido, uno debe sentirse victorioso incluso de los propios fracasos.

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