El Campus de Excelencia Internacional concedido a la Universidad de Oviedo permitirá, entre otros proyectos, instalar una estación científica marina en Asturias, dedicada al desarrollo de tecnología para energía eólica. Santiago García Granda es el responsable último de este proyecto, que abre nuevas perspectivas tanto de investigación como de aplicaciones para la industria asturiana y cuyo responsable es el Rector de la Universidad.
La Universidad de Oviedo ha conseguido recientemente uno de los 9 sellos de Campus de Excelencia Internacional que otorga el Ministerio de Educación y Ciencia. En este logro hay que destacar la labor del Vicerrectorado de Investigación, que ha presentado dos Clústers: uno de Energía, Medio Ambiente y Cambio Climático, y otro de Biomedicina y Salud. Para Santiago García Granda el resultado obtenido supone una gran satisfacción: “Somos una Universidad muy pequeña, pero en I+D+i estamos entre los primeros”. La Universidad dispondrá de tres millones de euros para iniciar el desarrollo de los proyectos premiados; uno de ellos es este laboratorio eólico en alta mar, de características únicas en el mundo.
-Ha sido un buen resultado para la Universidad.
-Parece que el proyecto de levantar un laboratorio en alta mar para trabajar con la energía eólica ha sido realmente del agrado del Ministerio de Ciencia e Innovación. No sólo le ha proporcionado a la Universidad de Oviedo un lugar entre las únicas quince instituciones académicas españolas con opción a exhibir el sello de Campus de Excelencia Internacional, sino que a la hora del reparto entre 22 universidades, de los 50 millones de euros que iniciarán el programa de I+D+i, le ha facilitado tres. Sólo la superan -con un millón más- tres universidades, algunas de ellas en colaboración con otras de su misma comunidad autónoma y, en conjunto, más potentes que la Universidad asturiana.
-¿Qué condiciones ofrece la costa asturiana para este proyecto?
-La costa asturiana tiene unas características especialmente prometedoras, no sólo para producir energía sino para chequear y probar nuevos sistemas de anclaje en el fondo, porque tenemos una costa que cae muy rápidamente. Por ejemplo, el proyecto Alpha Ventus, que es parecido al nuestro, está hecho por el Gobierno alemán y es uno de los pocos que están funcionando. Tiene dos partes: una de investigación e innovación y otra de producción de energía. En este caso se halla en fondos marinos muy poco profundos que requieren técnicas de anclaje mucho más sencillas. En nuestro caso en cuanto nos alejamos de la costa tenemos desde treinta metros hasta doscientos metros de profundidad, y en estas condiciones no está probada la eficacia del anclaje, así que será muy interesante para las compañías eléctricas probar nuevos sistemas e incluso hacer pruebas de aerogeneradores flotantes.
Para llevarlo a cabo tenemos que pedir permiso de ubicación a las autoridades nacionales, y esperamos contar con la ayuda de la FAEN (Fundación Asturiana de la Energía) y poder aprovechar la experiencia que tienen en todos los estudios que han hecho sobre otros tipos de energías, y sobre la tarea legal de petición de permisos.
“La construcción de una gran estación científica y de transferencia tecnológica es el primer proyecto de esta envergadura que se aborda en esta región”
-¿Qué retos planteará?
-Una cosa importante de nuestro proyecto es precisamente la investigación que se va a hacer en trasmisión de energía. La trasmisión y el almacenamiento son los problemas principales, más que la producción. La estación científica va a estar dotada de transformadores para transferir toda la energía que se produzca y habrá que tener muy en cuenta la ubicación, pues el cable marino cuesta del orden de un millón de euros por kilómetro; así que por una parte nos interesa ir lejos de la costa por cuestiones medio ambientales y probar fondos más profundos, pero por otra parte nos interesa estar cerca porque si no los costes son muy altos.
El laboratorio de experimentación es una cosa relativamente pequeña donde temporalmente podría haber algún científico trabajando, y donde habría otros tipos de almacenamientos de energía. Es una investigación que también querríamos llevar a cabo.
– El proyecto implicará a muchos profesionales, se trabajará con equipos de otras áreas universitarias, grandes corporaciones, centros tecnológicos. ¿Qué riqueza va a crear esta iniciativa?
-Dependerá del desarrollo posterior. El proyecto puede tener una influencia importante, no tanto desde el punto de vista de producción de energía, que eso se verá a largo plazo, como en la repercusión que puede tener en las actuales empresas que están produciendo dispositivos ahora mismo de una tecnología media y podrían llegar a conseguir una tecnología alta. Además, si somos capaces de atraer a las compañías al Consorcio, Asturias se convierte en un campo de pruebas de dispositivos, en un punto de referencia, y es importantísimo a la hora de exportar esa tecnología. Yo creo que la riqueza viene a través de la generación de la actividad empresarial.
-¿Hasta qué punto este proyecto va a modernizar la Universidad, permitiéndole competir a nivel internacional?
-La construcción de una gran estación científica y de transferencia tecnológica es el primer proyecto de esta envergadura que se aborda en esta región y prácticamente en España. Pero este proyecto no va a cambiar la Universidad, lo que hará es abrirnos perspectivas en las que nunca pensamos. Asturias tiene ahora mismo concedida una ICTS que también está relacionada con el mar. Es una estación que se va a montar en Luarca para la observación de los cambios en el mar, relacionada con el cambio climático, con biología marina, etc., un observatorio mucho más pequeño pero que puede tener sinergias con el nuestro.
Sabemos que en Tarragona se está preparando un proyecto parecido al nuestro, pero en el que está incluido una granja eólica, porque además de ser un proyecto científico también está orientado a la producción de energía con una tecnología mucho más sencilla.
La ventaja que tenemos nosotros es que debido a las condiciones en las que podemos probar nuestros equipos, el nuestro será un laboratorio prácticamente único y probaremos tecnología diferente que va a motivar a áreas de ingeniería mecánica, ingeniería eléctrica, medio ambiente…
“Somos una Universidad pequeña, pero en I+D+i estamos entre los primeros”
-¿Es el mayor reto tecnológico que afronta la Universidad?
-No es el mayor reto tecnológico: es un proyecto diferente, superior a cualquiera de los que hemos abordado hasta ahora y de una magnitud económica importante. El otro gran reto es la transferencia, porque hemos colaborado con empresas, con grupos de investigación, pero en este caso digamos que cambiamos las reglas del juego porque colaboraremos directamente con las empresas. Es un proyecto que tiene una filosofía diferente, con una gran instalación que está fuera del Campus Universitario y con retos totalmente nuevos. Por una parte te da oportunidades pero por otra aumenta la dificulta, porque cuando trabajas con muchas instituciones hay también una gran complejidad en el sentido de la negociación política.
-Hay voces críticas con el proyecto, que afirman que el megavatio va a salir más caro. ¿Cuál es su opinión?
-Que el megavatio es más caro es evidente, pero es más caro en este momento, no sabemos lo que va a pasar en el futuro. Yo creo que la energía que extraemos de la naturaleza tiene un valor añadido que no está recogido en ese precio. ¿Cuánto cuesta contaminar? ¿Cuál es el impacto de los residuos, por ejemplo, nucleares? El precio que pagamos con estos dispositivos es que tienen un impacto ambiental, pero éste es un mal menor y a medida que los dispositivos vayan mejorando éste se irá reduciendo y eso no nos hipoteca para el futuro de ninguna forma.
-También se dice que con las instalaciones existentes ahora mismo, en nuestro país ya hay un exceso de capacidad energética. ¿Cuál es el sentido de crear una nueva?
-Tenemos un problema con el almacenamiento de la energía, una cuestión que se puede abordar como una línea de investigación de este proyecto. Tenemos que idear nuevos sistemas de almacenamiento, tenemos dispositivos nuevos, pilas, baterías de hidrógeno y este tipo de cosas que tendremos que investigar en el laboratorio. Las críticas evidentemente tienen su punto de razón pero estamos hablando de desarrollos de cara a un futuro muy lejano, no estamos hablando de producir energía para mañana. Y no se debe confundir la investigación que se propone en este laboratorio, porque aunque tenga una parte muy importante de transferencia con granjas eólicas, esto es para desarrollar tecnología no, para producir energía.