Me sorprende el título, pero tiene explicación racional. No se trata de un club de amigos de la blasfemia, del insulto grueso o del exabrupto en general, sino algo más beatífico, la asociación a una publicación anual que cuelga en muchas casas, que se inicia con la imagen del sagradocrorazóndejesúsenvosconfio; se ha modernizado, anda ya por las redes virtuales, además del tradicional formato papel.
En estos tiempos ser blasfemo, sobre todo en ciertos países, puede ser seriamente perjudicial para la salud, algunos llamados seres humanos se han convertido en justicieros de los dioses.
Decía Palacio Valdés que la blasfemia había venido del sur, con los mineros, a manchar la más limpia habla astur; en esa opinión redundaban mis parientes de Entrialgo y Villoria, no nos dejaban en la infancia decir tacos; para ser más preciso las abuelas me tenían prohibido “decir pecaos”, las palabrotas, sin distinción,
deberían ser objeto de arrepentimiento y confesión inmediata. Sin embargo la crisis ha encrespado a las buenas gentes, que maldicen por sufrir en sus carnes crueles engaños, sociales, laborales y financieros. Se han convertido los bancos en asiento de toda desgracia, así casi que encuentro natural el rótulo de esta oficina polaca que fotografío en la calle Florianska de Cracovia.
El taco (publicación) resulta útil para conocer los tiempos litúrgicos y el santo de cada día, que en algunos pueblos se usaba de referencia para cristianar neófitos, en ocasiones con daños colaterales imprevisibles, porque bautizar a alguien como Amalvino puede tener dramáticas consecuencias para su fama posterior. Raras nos sonarían las denominaciones de Anesio o Agilulfo, claro que las modas han llevado a que tengamos Jonatan o James, o, más sorprendentemente Kevincosner. Las tiernas criaturas llevan estos días palmas y ramos a padrinos y madrinas, culpables en ocasiones de estos nombres propios, les apetecerá golpearlos con las ramitas, aunque no llegarán a enloquecer, como Julia.
Juan José Millás cuenta como a Julia empezó a resultarle agobiante saber que estaba rodeada de sustantivos, hasta los escaparates están llenos de ellos. Su jefe, Roberto es filólogo, pero tampoco puede ayudarla mucho, ha tenido que meterse a pescadero en el supermercado, sectores con mucho paro, porque con esto de la crisis “de lo primero que se quita la gente es del marisco y de la Filología”. “La mujer loca” es una novela muy útil para la vida práctica, por ejemplo me he dado cuenta con ella de lo importante que es la invención del plural; si no fuera por él para hacer un solo cocido tendríamos que ir centenares de veces al mercado. O reflexiona uno sobre los sustantivos con adjetivo automático, regalo envenenado, electricidad estática; incluso alguno falso, como erario público o Laureado Coro Santiaguín (El erario es tesoro público, laureado ya lo usa el coro como sustantivo, a fuerza de hábito)
Para no acabar en manos de la psicoanalista de 80 años acudo al fútbol, sinónimo de coces y deudas; sobre éstas aclara en la Red la junta directiva de un club que “El Almería se encuentra tranquila al estar al corriente de todos sus compromisos”. La suma de este deporte y sus comentaristas mediáticos produce situaciones lingüísticas chocantes; Álex Grijelmo, académico, corrector semanal de desvaríos impresos, habla de cometer perioditismo, asegurando que se está generando “un dialecto que inventamos en los diarios para alejarnos de los lectores”. Ejemplos hay en los diarios diariamente todos los días, pero no sólo, abundan en radio y televisión, menos recordados porque son más efímeros. La Sexta: “Francia va a ser una selección muy candidata en los próximos años”. TPA, de la mañana, ante el ministerio de Industria, ciclo de consultas con propietarios y sindicatos mineros, sobre cuotas, “Lo que hacen ahora las eléctricas es comprar pequeñas toneladas de carbón”. La SER da cuenta de un suceso, “…más tarde un presunto hombre llamó al 112 confirmando que…”
Clama al Cielo. Terminemos esta Cuaresma haciendo penitencia lingüística, recapacitando sobre nuestros pecados gramaticales y esperemos ver imágenes de un idioma que resucita triunfante de todos los peligros y tentaciones vulgares. Como ese renacer de la primavera que he vivido en la Pascua florida polaca, donde se mezcla el muy antiguo canto de gentes esteparias hacia el florecer de la Naturaleza con posteriores aditamentos de la religión dominante; hasta un sagrado corazón pastelero he podido contemplar.
Literatura periodística, poesía popular, leyendas florales, pueden ser efímeras, las Ciencias exigen mayor rigor, profundo debate teórico, metódico trabajo de campo, comprobación experimental en laboratorios; así es que pueden tardarse siglos en ratificar una hipótesis. Y más si es revolucionaria. Sabrán ustedes, sin duda, que Don Alberto Einstein fue un cerebro privilegiado, capaz de imaginar una idea tan original como la de la Teoría de la Relatividad, que nos explica que el tiempo puede curvarse. ¡Y tanto! Según leo en El País de 8 de marzo, pág 47, la primera formulación tuvo lugar en 1905, Einstein, que había nacido en este mismo mes de 1879, necesitó tiempo para convencer a la Humanidad de que tenía razón “Tras 10 años de luchar con las matemáticas de los espacios tetradimensionales y las geometrías no-euclídeas, Einstein llega en 2015 a la formulación definitiva de la relatividad general, fundamento de la cosmología actual”. Perseverancia; ya puede descansar en paz.
Una desgracia, la tragedia aérea de los Alpes. Todo apunta a un comportamiento humano inadecuado, que ha segado ciento cincuenta vidas y ha sembrado el luto en varias naciones. Sin embargo, una vez más, la prensa sensacionalista ha metido las narices donde no debía y se ha inventado lo necesario para dar espectáculo. Una desgracia para la familia del presunto culpable, que no podrá sobreponerse a tanto dolor, si no tuviera ya suficiente con el terrible peso que carga.
He comprobado que estas últimas líneas suelen ser un epílogo mensual un tanto acibarado, razón por la que he decidido dejar de publicarlas; prefiero compartir con ustedes solamente la sonrisa a la que den lugar las inocentes pifias que se analizan más arriba. Gracias por su paciencia.