Esta licenciada en Económicas y Empresariales, nacida en Oviedo, es la cara visible de un importante número de empresas con una característica común: el testigo de la continuidad pasa de padres a hijos, y conjugan de una manera particular valores empresariales y familiares. La igualdad tiene en estas empresas un mejor escenario: en tres de cada cuatro, hay mujeres en los comités de dirección. Aunque queda mucho camino para la paridad, son números esperanzadores.
Son muchas y muy distintas. Algunas de estas empresas tienen una larga trayectoria mantenida durante generaciones, han sabido adaptarse a los tiempos, superar las crisis y sumarse a la necesidad de innovación. «Asturias está sustentada por la empresa familiar», afirma Rodríguez, ofreciendo un dato definitivo: estas empresas dan empleo a ocho de cada diez trabajadores en Asturias.
-Es consejera delegada de Hijos de Luis Rodríguez (supermercados Mas y Mas) y asume la presidencia de AEFAS en junio de 2015. ¿Cuál es el balance hasta ahora?
-El balance es muy positivo. Antes de ser presidenta ejercí de vicepresidenta durante dos años, así que ya conocía bien la asociación. La línea es continuista con las actuaciones anteriores y me ha resultado sencillo asumirlo porque he contado con mucho apoyo.
-¿Qué lugar ocupa la mujer en el ámbito de la empresa familiar?
-Mi percepción es que todavía estamos muy lejos de la paridad, aunque recientemente el Instituto de Empresa Familiar publicó un estudio que arroja unas cifras que, sin ser para tirar voladores, reflejan que en las empresas familiares se cuida mucho más el tema de la igualdad. Como dato representativo puedo decir que el 37% de las consejeras delegadas de las empresas familiares son mujeres y un 27% ocupan puestos directivos. Otro dato significativo es que en un 72% de las empresas familiares hay mujeres en los consejos de dirección, mientras que en las no familiares el porcentaje se reduce al 32,4%. Hay que seguir por ese camino.
«Ya no es ni el varón ni el primogénito el que coge necesariamente el testigo. Hay más amplitud de miras. Las familias saben valorar quién tiene el perfil más adecuado para dar continuidad a la empresa»
-¿Y por qué la empresa familiar marca una diferencia en ese sentido?
-Yo creo que porque en la empresa familiar el papel de la mujer siempre ha sido muy importante, aunque ha ido cambiando con el tiempo. Antes, la mujer y madre que estaba en casa y se encargaba de la educación de los hijos, era la que se ocupaba de la transmisión de valores en lo relativo a empresa. Yo lo viví en casa, mi madre era la que nos hablaba del trabajo y del sacrificio que suponía sacar este proyecto adelante. Ahora, hace ya tiempo que cada vez somos más las que nos incorporamos como ejecutivas. En la empresa familiar se conjugan perfectamente esos dos roles.
-A la hora de asumir un puesto de dirección ¿qué aportan las mujeres al mundo de la empresa?
-Yo creo que los directivos no tienen que ser escogidos en función de género sino por sus competencias y capacidades. No obstante, también pienso que las mujeres podemos tener más facilidad para determinados aspectos, como puede ser la gestión de las habilidades en el campo de la inteligencia emocional. Por eso creo que en un mundo global, en los comités directivos es fundamental la presencia de mujeres. Y por lo que veo en los datos, en la empresa familiar no lo estamos haciendo nada mal.
-¿Es cierto que la mujer, hablando en términos generales, es mejor gestora en tiempos de crisis?
-Diría que nuestras habilidades nos ayudan en situaciones de crisis, en las que hay que lidiar con muchas cosas a la vez. Creo que nos hacemos entender mejor. Quizá sea por el rol histórico que asumimos como madres y cuidadoras, el caso es que igual que cuidamos de nuestros hijos y en general de nuestro entorno, esa manera de hacer la trasladamos también a la empresa. Con esto no quiero decir que no haya hombres que no lo hagan maravillosamente, pero sí que es verdad que en la práctica estamos más sensibilizadas.
-La empresa familiar, por el hecho de serlo ¿tiene una especial sensibilidad con temas vinculados a la conciliación?
-No puedo aportar datos sobre eso, pero conociendo a nuestros asociados y por comentarios con los empresarios, creo que estamos bastante concienciados con ese tema. También es verdad que las multinacionales últimamente están dando muchas ventajas para la conciliación, pero creo que hace mucho más tiempo que las empresas familiares empezamos con esas políticas porque es algo intrínseco a nuestra manera de actuar y de relacionarnos con los trabajadores.
«Hace mucho tiempo que las empresas familiares empezamos con políticas de conciliación, porque es algo intrínseco a nuestra manera de actuar y de relacionarnos con los trabajadores»
-Antaño, cuando llegaba el momento de la sucesión, siempre se pensaba en primer lugar en el primogénito varón. Habrán cambiado algo las cosas, ¿no?
-Sí, la verdad es que ha habido un cambio. Ya no es ni el varón ni el primogénito el que coge necesariamente el testigo. Hay más amplitud de miras y creo que las familias saben valorar quién en casa tiene el perfil más adecuado para dar continuidad a la empresa.
-No obstante, parece que el tema de la sucesión sigue siendo uno de los grandes retos.
-Sí, planificarla bien sigue siendo una asignatura pendiente. Debe hacerse con un mínimo de cinco o seis años, y a veces se espera demasiado. Nosotros trabajamos mucho en los protocolos de este proceso. Es importantísimo hacerlo bien, pero aún hay que superar ciertos miedos.
-¿Y si nadie en la familia quiere o está preparado para coger el testigo?
-Puede ocurrir, claro. A veces se planifica para acabar sacando la conclusión de que lo mejor es que entre alguien externo, porque es lo que la empresa necesita. Y se hace, por supuesto, se busca a la persona que lo va a hacer bien y que llevará el proyecto adelante. No obstante lo ideal es que la sucesión quede en la familia, para eso se trabaja. La sangre tira mucho.
-¿Tiene mucha fuerza, esa idea de pertenencia a una determinada rama de árbol? Es la imagen que representa a la asociación.
-Sí, es algo que se transmite muy bien y que los trabajadores captan enseguida. Un profesional externo, por muy implicado que esté y aunque comulgue con los valores de la empresa, al no haberlo vivido desde la cuna lo interpreta de diferente manera. Y sí, es algo que repercute en lo laboral. Los trabajadores te ven como líder porque te aprecian y ven que estás dándolo todo, así que te apoyan cuando hay momentos malos. Eso ya supone una gran recompensa para nosotros. Por nuestra parte, tenemos un compromiso con los trabajadores, con la sociedad y con la región que a veces va más allá de la lógica puramente empresarial.
«Tenemos un compromiso con los trabajadores, con la sociedad y con la región que a veces va más allá de la lógica puramente empresarial»
-¿En qué sentido?
-Pues en el sentido de que muchas veces nos apretamos el cinturón hasta donde haya que hacerlo con tal de no reducir plantilla y a costa de perder rentabilidad. Los trabajadores son lo último que se toca. No sólo en Asturias, sino en general. Es un dato que recoge el último estudio del Instituto de la Empresa Familiar (2015). Esto es algo que comprende muy bien quien ha «mamado» lo que es la empresa familiar. Los directivos externos a veces entran en conflicto con estos valores.
-En concreto en Asturias estamos muy acostumbrados a estar al vaivén de las grandes multinacionales…
-Pues sí, ahí están Arcelor, Thyssen, Alcoa, etc. que en conjunto tienen un gran peso en la economía regional. Aún así, las cifras revelan que la empresa familiar da empleo a ocho de cada diez trabajadores en Asturias, y el 91% de las empresas son familiares (por encima del 88,8% de media nacional). Podemos decir que Asturias está sustentada por la empresa familiar.
-Volviendo a temas de igualdad, ¿existe el techo de cristal?
-Por supuesto. Ante dos candidatos con las mismas habilidades, aún se tiende a pensar que la mujer el día de mañana siempre va a desatender más sus responsabilidades, especialmente en profesiones muy exigentes, con un gran nivel de estrés y necesidad de total disponibilidad. Los permisos de maternidad y la reducción de jornada, aunque cada vez hay más hombres que lo solicitan, aún se contemplan como un tema femenino. Si un hombre pide dos horas para llevar al niño al médico, una respuesta que todavía se oye es «¿y no lo puede llevar tu mujer?». Aún estamos esperando el día en que se dé la situación contraria: «¿no lo podría llevar tu marido?».