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domingo 24, noviembre 2024

Compañía Asturiana de Comedias. Cien años de aplausos

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El teatro popular y costumbrista asturiano está de enhorabuena en este 2016. Se cumplen treinta años de la creación de la Asociación Cultural Compañía Asturiana de Comedias, que toma el relevo de una agrupación que llevaba cosechando éxitos desde los albores del siglo XX.

Celebran esta larga trayectoria del género con la exposición 100 Años de Teatro Asturiano, que recoge el trabajo de grandes actores, autores y directores, que a lo largo del tiempo mantuvieron la llama de un teatro con profundas raíces. Eladio Sánchez es actualmente presidente de la asociación y director del grupo teatral. Lo acompañan en esta entrevista Armando Felgueroso, actor, Arsenio González, actor y autor de textos teatrales, y Pili Ibaseta, actriz de la compañía.

-Eladio, por esta compañía han pasado a lo largo de los años figuras muy importantes, mismamente su madre Aurora Sánchez. ¿Qué supone tomar el relevo de esta tradición?
(Eladio): Pues un honor, principalmente y sin ánimo de caer en tópicos. Ha sido una satisfacción poder plasmar la actividad y mostrar fotografías antiguas y los primeros programas, que datan de los años 20, en un sitio tan emblemático como el Instituto Jovellanos, en Gijón.

«El público se ve identificado con los personajes. Son una expresión colorista de una Asturias rural que no está tan lejos y que existe realmente» (Armando Felgueroso).

-Usted en particular tuvo mucho que ver con el relanzamiento de la compañía, en los años 80.
(Eladio): En esa época hubo un tiempo de semidesaparición, al faltar grandes figuras que ahora rescatamos para la muestra -El Presi, Rosario Trabanco, mi madre y otros-. Mi amigo Arsenio González y yo nos pusimos a pensar qué se podía hacer y nos atrevimos a empezar a montar piezas teatrales. Así surgió la Asociación.
-¿Cómo ha sido la experiencia de mostrar al público estos 100 años de Teatro Asturiano?
(Armando): Muy satisfactoria, porque además el Antiguo Instituto Jovellanos es un lugar muy emblemático, hermoso y de mucho paso. También hemos tenido la suerte de colaborar con gente bastante reseñable. Muchos se sorprendían al conocer la historia que tenemos detrás. Aquí han actuado grandes artistas, que si hubieran nacido en Madrid hoy serían genios de la comedia.
-Este género tiene una estructura clara, las obras son de duración corta, en asturiano coloquial, con personajes arquetípicos… ¿Cabe la renovación o prima lo clásico?
(Eladio): Estamos en una línea un poco clásica. Representamos obras escritas hace años, y las actuales respetan los cánones. Hablan de esa Asturias un tanto olvidada pero nunca perdida.
-Arsenio, usted también escribe para el teatro…
(Arsenio): Yo escribo gracias a Eladio, que me pidió que hiciera cosiquines. En aquel momento se estilaban mucho las charlas en la radio y empecé escribiendo ahí. De uno de esos temas sacamos una obra, luego otra… Y pensamos en representarlas. Claro, ellos venían de representar a Ionesco, a Sartre… que cogieran un cuentín de Arsenio González me impulsó mucho. ¡Y eso que yo soy actor, no escritor! El día en que me pusieron en un coloquio con autores parecíame que era un intruso.
-Y usted, Pili, lleva en el teatro toda la vida, como quien dice.
-Tenía diecisiete años cuando empecé con la compañía, pero ya me gustaba de siempre, lo heredé de mi padre. Y aquí estoy, con muchos años. Josefina (García) y yo somos les vieyes de la compañía. Mi hijo menor, Norberto Sánchez, también está con nosotros.

Despues de pasar por Gijón, Avilés y Candás, la exposición 100 Años de Teatro Asturiano puede verse en las Escuelas de Sama (Langreo) del 3 al 30 de noviembre.

-El teatro costumbrista tiene mucho seguimiento. ¿Es un género que no envejece?
(Eladio): Ahora hay muchos grupos de teatro asturiano porque han visto que prende en el pueblo, que agrada… El éxito depende de la habilidad del guión en primer lugar, luego del director y los actores. Hay obras que se caen de base, por su poca enjundia. Sin embargo hay títulos añejos que representamos y siempre tienen éxito.
(Armando): Además, este teatro tiene un componente social muy importante y es que el público se ve identificado con los personajes. Son una expresión colorista de una Asturias rural que no está tan lejos y que existe realmente. También hay un cambio generacional en el público. Cuando yo empecé la media de edad era de 70 años, hoy hay más juventud. El que va una vez repite. Simplemente porque se lo pasa bien, se evade un par de horas y se ríe.
(Eladio): Yo quiero puntualizar que este teatro no es sólo para reírse, en Nieve en el puerto de Eladio Verde hay un componente sentimental del emigrante que marcha para Cuba, y ahí la gente no se ríe; Pachina y la parentela tiene uno de los finales más poéticos que se han visto; El tramposu de Arsenio González tiene una parte muy seria.
(Pilar): Pero la risa ye lo que prende…
(Arsenio): A ver, Lalo, no tenemos que pedir perdón por hacer reír. Resulta que los médicos le dan ahora a la risa una importancia tremenda. Yo estoy guardando recortes que a veces me hacen pensar que somos un sanatorio(risas): que si activa la circulación, que si sube la autoestima. Yo creo que somos como médicos ya…
(Eladio): En cualquier caso, en el siglo XXI, en plena era cibernética, un grupo asturiano que logre llenar, con modestia, un teatro como el Jovellanos, es todo un hito. Tenemos que luchar contra el fútbol, contra la televisión… y sin embargo ahí estamos. Algo tendremos, digo yo.
(Pilar): Yo sólo quiero añadir que cumplo años, muchos, no digo cuántos, y ojalá siga en la compañía por muchos más. Como se suele decir, hay que morir en escena.

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