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domingo 24, noviembre 2024

Eclipsado

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He tenido que cambiar el artículo sobre la marcha. Estaban previstos una serie de comentarios para celebrar la Diada que afectaban al uso de la lengua catalana, pero después de lo sucedido en mis queridas Ramblas, bromas ni una. Hay que ponerse serios.

Claro que no nos dejan, porque unas semanas después de la inhumana fechoría, viene a Oviedo un cuadro de la Guardia Civil, en principio, para un tema sobre los accidentes de tráfico, pero como no se aguanta tiene que meterse en charcos. Opina en televisión sobre el triste suceso y reivindica “la medalla de honor para los que han participado en el atentado”.

Así, como suena. En realidad el hombre se estaba refiriendo a las condecoraciones a los efectivos policiales que actuaron contra los que lo cometieron. No sé por qué me vino a la cabeza un comentarista de TVE, informativo de la noche, que hablaba de “discapacidad intelectual y mental”. Si el señor agente es especialista en prevención de accidentes que se dedique a eso, del resto puede opinar en privado, pero no es recomendable ante el micro de la TPA.

Bueno, como no debo hablar de catalanes ni sus circunstancias, por la prudencia de quien poco sabe, les cuento que tuve a bien acercarme al Cabo Peñas para ver lo del eclipse, acompañado de mi amigo Vicente. Hacía una buena tarde, las familias habían tenido la misma idea y llegaban con los niños para ver el espectáculo. Vimos una buena puesta de sol, aunque de eclipse poco; según los técnicos, del 30 %. Nos pareció escaso, tanto que comentamos con una fotógrafa la posibilidad de reclamar que nos devolvieran el precio de las entradas. Desistimos, por no menoscabar el erario.

Sin embargo es positivo dar una vuelta por el entorno. Vicente y Milagros me habían invitado a su casa de Guimarán y durante unos días disfruté de no usar ordenador ni teléfono. Por suerte, a la hora de regresar se estropearon ambos artefactos, con lo cual prolongué las vacaciones digitales. La muerte del celular me permitirá aprovechar para tachar contactos de la lista. Del fallecimiento del computador se salvaron las fotos de las jornadas, así que puedo enseñaros esta curiosidad que se expone en la puerta de la iglesia de Luanco. El bienintencionado mensaje pretende informar sobre la manera adecuada de entrar a un sitio de culto religioso, sin embargo al decir (obligatorio así) que hay que ir con bermudas y chanclas, parece sugerir que nada de llevar traje y corbata. O sea que no fuimos a misa, tuvimos que ir a tomar el aperitivo. En Candás.

Mientras tomábamos un vermú de color –de color rojo– y unas aceitunas rellenas en la terraza del Nordeste, nos dimos cuenta de que había empezado eso del fútbol (vuelvo a la denominación común porque el que decía “fúrbo” ahora está en la cárcel. No por esto, sino por “irregularidades administrativas”, diríamos). El caso es que al semidiós Ronaldo le han castigado por malo, por faltar al respeto a un árbitro, que es ese señor que corre tanto como los futbolistas, como loco tras la pelota, pero no le dejan tocar una. Antes vestía de negro y la gente de primera división lo insultaba a él y a su señora madre; los de tercera le daban con el paraguas y los de regional solían tirarlos al río. El indefenso jugador, el pobre muchacho inmigrante, clama en Twitter: “¡Imposible quedarse inmune!”

Los signos de admiración son míos, que en ese medio no los usan, sin embargo la palabra es suya, que yo lo vi en la foto de la Cuatro. Después, alguien debió de avisarle, porque en el Telediario de la noche ya había rectificado: “Imposible quedarse impasible”. Ya ves, tiene un cierto ritmo, incluso. Sin embargo, el mal ya estaba hecho, porque las agencias distribuyeron la primera redacción y al día siguiente las páginas deportivas aseguraban que el portugués quería quedarse “exento de ciertos cargos, gravámenes o penas” -diccionario- pero no le dejaron.

Soy desperdiciu

En fin, pequeñas diferencias de criterio, como Puigdemont y Rajoy. Más serio desde el punto de vista de la geopolítica es si ha terminado el ciclo dominante del estilo Barçadiola y ahora llega el de Madrizidane. Y muchísimo más grave para la paz mundial es la guerra fría entre Carreño y Gozón, reflejada en el histórico debate sobre la paternidad de les marañueles; una buena muestra de la batalla psicológica está en la pintada que fotografiamos en la puerta del almacén del Nordeste. Soy desperdiciu… La canción emblema de gozoniegos y allegadas, cruelmente ultrajada en la capital rival. Si esto no es un casus belli venga Trump y lo vea. Ahora, que ya había pasado el debate por la versión cabaretera de Rodrigo Cuevas, posiblemente agente al servicio de Carreño.

Solamente el balompié nos devolverá la cordura. Conversación verídica grabada en la sala técnica de una importante multinacional de ascensores:
–Buenos días, necesito el mecánico con urgencia.
–Están muy ocupados, dígame el problema para valorar la prisa.
–Se me han caído las llaves por el hueco del ascensor.
–Tendrá que arreglarse, tardaremos un par de días en poder pasar.
–Es que el llavero es del Sporting.
–En una hora tiene el técnico ahí.

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