Estábamos apenas comentando la charla de un colaborador de esta página, acerca de santos de segunda división y milagros; desembarcar en Tenerife, unos días antes de San Andrés, día de la apertura del vino, nos ponía ante otro hecho, sino milagroso, fantástico, la capacidad de sus gentes para producir un vino de calidad en condiciones tan difíciles. ‘Lleno de esfuerzo’, reza la campaña publicitaria de este año.
La Denominación de origen Tacoronte/Acentejo hace en La Laguna la demostración anual de sus caldos, en una feria donde da gusto encontrarse con las amistades. A las puertas de la Universidad está la Plaza del Padre Anchieta, dominico del XVI que cultivó muchos saberes y colaboró en colonizar Brasil. Pues en su monumento, en el centro de la rotonda que te recibe camino de la estación de buses, el intercambiador guagua/tranvía, una mano certera coronó la imagen de Don José con un cono del tráfico. Una milagrosa puntería. No es buena la foto, que viene a ser copia de copia, pero el tino de la persona capaz de tal hazaña merece un recuerdo.
El mismo día que aterrizábamos en el Norte, llegaba al Sur la primera plataforma petrolífera que va a convertir a Granadilla en la base de las explotaciones petrolíferas. Esperan los empresarios del metal que les surja el milagro de convertirse en referencia de la construcción naval para el Atlántico. A mí me parece que será milagroso si los del aceite negro no preparan una catástrofe ecológica en zona tan sensible. Porque la especulación está por delante de la vida; en Adeje no ha habido muertos de milagro al hundirse una sala de fiestas por deficiencias en el forjado. Ahora, como es habitual, aparece alguien que dice que ya lo había advertido, pero las cuarenta personas heridas estaban bailando tranquilamente, sobre una trampa mortal. Canción en el momento del desastre: «A quién le importa». Pues eso.
Uno se siente como en casa en Puerto La Cruz (Antes Puerto de La Orotava), no solamente por el clima o la luz, un poco tamizada por las nubes que coronan al Padre Teide, sino porque La Opinión es un diario que pertenece al mismo grupo editorial de La Nueva España, y hasta allí nos acompañan los crucigramas que firma J.L. Bango, capaces no solamente de llamar jaeneses a los nacidos en Jaén, que está en su derecho, sino de inventarse categorías, como «8, vertical: Mellizas»; respuesta: «Gemelas». En la Barriada de Lada llamaban a los mellizos «los repetíos»; tiene más gracia que confundirlos con los univitelinos, que esos sí que son exactamente iguales.
Un poco antes de las celebraciones de San Andrés, no solamente los niños disfrutan arrastrando cacharros para recordar el ruido que antaño hacían las carretas cargadas de buen vino, sino que los hosteleros se han dado la alegría de acoger el evento de proclamación de los Premios Michelín para España y Portugal. Gran fiesta en Isora, con profusión de tinta en los diarios; y errata incluida, claro.
Tengo que poner tiento al pulsar las teclas, no me salga «etarra», sería de bastante mal gusto para referirme al bueno de Subijana. Como se ve que lo de Bango, el crucigramero, es contagioso, el redactor que relaciona las estrellas gastronómicas, le cambia el nombre al prestigioso establecimiento de Monte Igeldo, que pase de ser el Akelarre al «Akelaré». Cosa de brujas, me temo.
Sin embargo, tanto despliegue propagandìstico, tanta presencia de autoridades, tanta alabanza a la pujanza de la industria turística local, se vienen abajo. Los empresarios del sector terminan pegándose un tiro en un pie por lo de siempre, la especulación: El establecimiento coronado, regentado al alimón por cocinera americana y cocinero italiano, no es demasiado conocido por la población lagunera; a mis amistades no les suena de nada, aunque claro, ni tienen bolsillo para andar por según qué sitios, ni el fino olfato de los veedores de Michelín. Pero pronto aparece la verdadera razón: El restaurante premiado está en situación ilegal. Que nadie haya dimitido no es milagro.