Los ríos Deva y Navia son actualmente lo que se denomina teónimos, puesto que sus nombres corresponden a antiguas divinidades, en este caso suponemos vinculadas a las aguas.
Deva podría traducirse por “La Diosa”. Como teónimo lo encontramos en la parroquia de Deva en el conceyu de Xixón, como islote de Castrillón, situado al Oeste de Navalón entre las puntas Socollo y Vidrias, como riachuelo que nace en Picos d’ Europa y se sume en la Vega d’ Orandi para salir bajo la actual Basílica de Cuadonga y como río que nace en Fuente Dé uniéndose al Cares en las proximidades d’ Abandenes.
En la Galia aparece como Divonna (literalmente “La Divina”) vinculada a ríos y fuentes, se conservó en toponimia en Divonne-les-Bains, también en Cahors y Burdeos. Al parecer, según atestigua Ausonio (“Ordo 20,31) también tenía un carácter medicinal relacionado con las aguas: “Salve, urbis genius, medico potabilis, hausto Divonna”.
En la península también aparece en la Bética, documentada epigráficamente en Cabra (Córdoba) como “Dominae Devae” (Señora Deva) y en el santuario rupestre segoviano de la Cueva de Griega. Se trata de una divinidad celto-indoeuropea que fue asumida durante la dominación romana. En cuanto a Navia, la encontramos como concejo y como hidrónimo, en este caso citado por primera vez por Plinio el Viejo en su “Historia Naturalis” del siglo I de nuestra era. Para algunos autores se trataría de una divinidad de origen galaico-lusitano, la mayor parte de ellos defiende también un carácter acuático. Ya se relacionó a esta diosa con el Monumento do Quintal do Idolo de Braga (Portugal) santuario acuático y con la palabra sánscrita “navya” (curso de agua). Así tendríamos el río Navia asturiano, el Navea, afluente del Sil en Ourense, Nabalia, afluente del Rhinn en Alemania, Nabarcos, Neber en Gran Bretaña o Nablis en Turingia. Muchos autores inciden en la concepción céltica de Navia-Nabia como agua que sirve de puente al más allá. De todas la menciones a Navia-Nabia la más importante parece ser la de Marecos, en Peñafiel (Oporto) donde aparece mencionada dos veces, una de ellas como Nabia, Corona, ninfa de Los Dánigos, el epíteto que la acompaña se relaciona con el dios Coronus, venerado en Guimaraes. Vuelve a aparecer en Alba de Tormes como “Nabiae Triforme Coronae”. El dios coronus aparece entre los célticos como una deidad vinculada a la guerra (“Corio=tropa guerrera”) por lo que Navia también tendría un carácter guerrero, pero también aparece como asegurador de las cosechas y vinculada a las fuentes y las aguas. Tampoco es de extrañar, en multitud de castros aparecieron saunas, en un primer momento interpretadas como una influencia romana, más tarde, el carbono 14 demostró que ya existían antes de la dominación romana y no tenían el carácter “higiénico” de Roma, sino que debían de vincularse a ritos iniciáticos probablemente de carácter guerrero. Estrabón ya mencionaba las saunas en las poblaciones castreñas al norte del Duero, y en un texto de Sidonio Apolonio habla de cómo los galos mantuvieron este tipo de saunas rústicas hasta bien entrado el siglo V. Este fenómeno es frecuente en el noroeste peninsular con buenos ejemplos en Cuaña, Pendía (Bual), Chao San Martín (Grandas de Salime), Santa Marinha de Augas Santas (Ourense), Borneiro (A Coruña), Briteiros, Sabroso, Sanfins, Monte da Saia y Castelo de Vermoin (todos ellos castros portugueses). Y últimamente también atestiguadas en el Castro de Cellagú (Uviéu).
Podemos concluir que tanto Deva como Navia fueron dos divinidades muy vinculadas a las aguas, fuentes y ríos, con carácter benefactor y a veces protector en la guerra que gozaron de gran popularidad en la céltica antigua, que pervivieron en la romanización y después dejaron su impronta en la toponimia y probablemente en el imaginario legendario a modo de xanes y encantos vinculados a las fuentes.