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jueves 28, marzo 2024

Violencia & parejas jóvenes

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Machismo, maltrato, sumisión, control… En nombre del amor se justifican conductas que son violentas, un comportamiento que también se da entre los jóvenes. ¿Cómo viven los jóvenes sus relaciones? ¿Qué piensan? ¿Qué buscan? ¿Qué encuentran?


«Me quedé sin batería y cuando encendí el móvil me saltaron más de veinte llamadas perdidas suyas. Cuando conseguí devolverle la llamada me gritó y con tono amenazador me preguntó por qué no había contestado, con quién estaba y qué hacía». Lucía tiene 16 años y está en el último curso de la ESO. El mensaje es de su pareja, también su compañero de curso.

Aunque un 96% de mujeres y un 92% de hombres ven ‘inaceptable’ la violencia de género, cuando se profundiza y se habla del control no genera en ellos el mismo rechazo, porque no se identifica como violencia.

Hace unas semanas conocíamos que el 33% de los jóvenes españoles de entre 15 y 29 años, considera inevitable o aceptable -en algunas circunstancias- controlar los horarios de sus parejas, impedir que vean a sus familias o amistades, no permitirles que trabajen o estudien, o decirles lo que pueden o no hacer. Éstas son algunas de las conclusiones más llamativas del estudio «La percepción de la violencia de género en la adolescencia y la juventud», elaborado por el CIS a instancias de la Secretaría de Estado de Servicios Sociales e Igualdad. Aunque un 96% de mujeres y un 92% de hombres ven ‘inaceptable’ la violencia de género, cuando se profundiza y se habla del control no genera en ellos el mismo rechazo, porque no se identifica como violencia. Admiten, por ejemplo, que los celos puedan ser una expresión de amor.
Sara Rodríguez Pérez, pedagoga, sexóloga e investigadora del grupo ASOCED de la Universidad de Oviedo, ha investigado el tema de la violencia en las parejas jóvenes entre 1.600 estudiantes de Secundaria asturianos. «La sociedad cambia y las relaciones de pareja también. En los últimos años hubo un boom de reflexiones que nos ha llevado a pensar qué es la pareja, por qué y quién define qué es estar en pareja, cómo nos sentimos con las relaciones que establecemos. Cada vez es más común ver parejas o relaciones distintas a las tradicionales que funcionan».

No sin mi móvil

La tecnología avanza y se ha colado en nuestras vidas. Internet, redes sociales y móviles nos llevan a un mundo cada vez más interconectado, generando una nueva forma de relacionarnos y de comunicarnos. En este terreno los jóvenes llevan ventaja: familiarizados con internet y los videojuegos desde la infancia, utilizan las nuevas tecnologías casi por instinto. También son los principales usuarios de los servicios que ofrece la telefonía móvil, a la que dedican cada vez más tiempo y recursos económicos. El móvil es su gran aliado, ya que además de ser un medio para comunicarse con el exterior y organizar las actividades de la vida diaria, es su vía preferida para construir vínculos, una forma especial de relacionarse con los demás -mensajes de texto, llamadas perdidas-, y de transmitir información. Depende de cómo se utilice puede tener efectos positivos o negativos.

«Asturias tiene una trayectoria de trabajo con juventud en el ámbito de la educación sexual cuyos resultados hemos podido comprobar a lo largo de esta investigación». Sara Rodríguez, pedagoga e investigadora.

Según explica Sara Rodríguez, si el concepto de relación está cambiando, también lo hace la forma de comunicarnos. «Las redes sociales y WhatsApp son las formas de comunicación principales entre las personas más jóvenes. Y lo son para lo bueno (inmediatez, economía, conexión) y lo malo (control, abuso, difusión de cuestiones íntimas…). Estas cuestiones afectan mucho más de lo que suponemos a las relaciones sentimentales. Hay un mundo de relaciones 2.0 que aún desconocemos en su mayor parte y que no podemos obviar. Y esto es de especial relevancia en las relaciones entre adolescentes por el lugar que ocupan este tipo de tecnologías en la vida de los chicos y chicas jóvenes».
Efectivamente, también desde el Instituto Asturiano de la Mujer se advierte de que muchos casos de violencia de género entre adolescentes se están detectando en el entorno de las nuevas tecnologías y redes sociales. «Hemos puesto en marcha campañas de sensibilización sobre las nuevas formas de violencia y control a través de las TIC y también de orientación para el uso adecuado de estas tecnologías de la información, incidiendo en el tema de la comunicación entre jóvenes. Estas tecnologías mal utilizadas pueden llegar a convertirse en elementos de dominación y restricción de libertad», señala la directora del Instituto, Carmen Sanjurjo.

¿Qué tipo de abusos se producen?

jóvenes con móviles
Foto: Viktor Hanacek
Según revela el estudio hecho en Asturias, las situaciones de abuso psicológico son las más frecuentes y van en la línea de la manipulación y el control. Más concretamente, «cuestiones relacionadas con conocer todo sobre la vida pasada y presente de la pareja, limitar la libertad individual al prohibir (de forma directa o sutil) realizar determinadas actividades que puedan ir desde ‘no te juntes con X’, ‘no uses tal prenda de vestir o mejor vístete de tal manera», ‘dedicas demasiado tiempo a estudiar y al final no estamos nunca junt@s’, ‘si te vas a estudiar a otra ciudad no creo que podamos seguir con la relación’, ‘si me dejas contaré a todo el mundo que…. o enviaré aquella foto/video que….’ Cuestiones que derivan en una relación desequilibrada, tóxica y negativa».

Un elevado porcentaje de jóvenes no tiene conciencia de ser víctimas de violencia de género. ¿Por qué?

En general, no consideran que la violencia de género y violencia en la pareja sean lo mismo. Parecen concienciados contra la violencia de género pero no identifican ni reaccionan ante la que viven en sus relaciones. Sara Rodríguez explica que ante la pregunta de qué es violencia de género y violencia en la pareja, las respuestas hablaban de violencia física y violencia psicológica o verbal «pero luego no saben definirla. Hablan de pegar, dar una paliza, insultar, gritar… Tienen un estereotipo de lo que es la violencia que tiene mucho que ver con las campañas de sensibilización, donde por cierto la mayoría de las protagonistas son mujeres adultas con las que no se identifican las jóvenes de 14 o 15 años».

¿Quiénes son las víctimas?En los casos de violencia, donde hay una clara intención de controlar a la pareja, las víctimas son las chicas. Pero si miramos hacia las relaciones abusivas, los roles de víctima y agresor no son estáticos. Un 81,9% de chicos y un 93% de chicas declaran haber sido agresores y, a su vez, víctimas. ¿Con qué conductas? Decir algo para poner celoso/a a su pareja (71,9%); decir algo a propósito para herir los sentimientos (45,4%); dañar algo que pertenecía a la pareja (24,28%) o recordar algo del pasado para hacer daño a propósito (33,7%).

Dónde termina el juego y empieza la violencia

Están muy enamorados y salta a la vista. Cuando salen de clase siempre buscan estar juntos. Pero si él o ella coquetea con alguien, empiezan a insultarse sin importarles la gente que haya a su alrededor, incluso se pellizcan o se dan collejas. Luego llega la reconciliación: ‘Venga, que no pasa nada. Sabes que sólo te quiero a ti’. Una situación que se repite y se acaba justificando como un juego.
«Lo complicado en este marco es hacer ver a estos jóvenes que a veces creemos estar jugando y sin embargo estamos dañando a la otra persona. ¿Dónde está el límite? Si duele no es un juego, si me hace sentir mal no es un juego y nunca se puede justificar como tal», opina Rodríguez. «Los celos son otro contexto donde se produce la violencia física. Socialmente se tienen más asociados al amor que a otras cosas, y esto es algo que ha calado hondo en la sociedad: celos como respuesta de amor, como una medida de lo que amo y me aman. Y aquí habría que añadir también el temor a la infidelidad, un ‘desprestigio’ que genera miedo: ‘Me ha sido infiel porque no me quiere, me ha estado mintiendo todo el tiempo».

«Creo que si fuéramos capaces de describir lo que nos hace felices, estaríamos a la vez desechando lo que nos hace daño y en esto probablemente estaríamos eliminando muchas situaciones de abuso o maltrato». Sara Rodríguez.

Cómo lo viven los jóvenes asturianos

Pues sin muchas diferencias respecto al resto de jóvenes de otras comunidades. Pero con una particularidad que se apresura a destacar la investigadora: «Asturias tiene una trayectoria de trabajo con juventud en el ámbito de la educación sexual cuyos resultados hemos podido comprobar a lo largo de esta investigación. Aunque los cambios sociales son lentos, en el Principado se sigue apostando por la educación y hay muchas organizaciones que están haciendo un gran trabajo con pocos medios. La implementación en la ESO del programa ‘Ni ogros ni princesas’ ha conseguido que esta formación llegue a multitud de rincones de Asturias».

Conclusiones… en positivo

La igualdad no ha calado todavía entre las nuevas generaciones. Han tenido lugar muchos cambios pero siguen estando presentes estereotipos sexistas en las relaciones de pareja adolescentes o al menos es lo que ponen de manifiesto las diferentes encuestas o estudios que se han dado a conocer en los últimos meses. Tener pareja sigue siendo una cuestión de peso con una elevada valoración entre los jóvenes; el amor romántico potenciado a través de series, programas de entretenimiento, canciones, internet…
Se da una imagen que no necesariamente se corresponde con la realidad, opina Sara Rodríguez: «Lo que me preocupa -tanto por los resultados de la investigación como por lo que veo en mi entorno- es la dificultad para definir qué formato de relación deseamos. Antes de hablar o pensar sobre violencia, hay que hacerlo sobre las relaciones sentimentales en sentido amplio: qué queremos, qué nos imponen, a qué doy valor o qué incluiría en mis relaciones, qué tiene que ver con el deseo y qué tiene que ver con lo que debo o se supone que tengo que hacer (‘lo normal’). Creo que si fuéramos capaces de describir lo que nos hace felices, estaríamos a la vez desechando lo que nos hace daño y en esto probablemente estaríamos eliminando muchas situaciones de abuso o maltrato».
«La violencia machista persigue a las jóvenes», «Los jóvenes alimentan estereotipos sexistas», «Uno de cada tres jóvenes ve aceptable controlar a su pareja», «El 28% de adolescentes se sienten excesivamente controladas por sus novios». Son titulares habituales estos días. ¿Cómo combatirlos? Educación. Las cifras avalan que funciona. Trabajar más en positivo que en negativo, pensar más en lo que queremos que en lo que no nos interesa. Nos encontramos ante una aventura donde aún quedan muchas cosas por aprender y experimentar.

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