Desde hace poco más de un año se ha recuperado el Instituto Asturiano para la Atención Integral a la Infancia. Retomar de nuevo la actividad de este órgano supone un reconocimiento y especial consideración a las políticas de infancia en la administración del Principado de Asturias. La encargada de dirigir el organismo es la asturiana licenciada en Pedagogía, Ana Isabel Farpón, con experiencia dilatada en estos temas.
También se recupera un órgano colegiado de dirección, el Consejo Rector, considerado un instrumento clave para el diseño y desarrollo de políticas transversales de infancia en Asturias, que es responsable de la gestión de servicios de atención a la infancia y sus familias, junto con una representación de la administración municipal. Esta actividad supone la participación de la Directora del Instituto en el Consejo de Dirección de la Consejería de Servicios y Derechos Sociales, lo que hace que se tenga más en cuenta y se aborden las necesidades de la infancia.
-Uno de sus mayores retos es el de articular de forma coordinada las acciones y programas que desde diferentes administraciones se emprenden, para juntos proteger al menor. ¿Es una tarea que entraña dificultad?
-Durante mucho tiempo, los diferentes servicios de atención de cada una de las administraciones nos hemos centrado demasiado en nuestras competencias exclusivas y quizás hemos descuidado la importancia de la coordinación, tan necesaria para ofrecer una atención integral.
Me refiero a que el mismo niño o niña que acude a uno de los centros de día de protección de menores, también estudia en un centro escolar y es atendido por el centro de salud de su barrio… y creo que no cabe la menor duda de que una actuación coordinada de todos los que trabajamos con ese menor, redundará en una mejor atención y añadirá un plus imprescindible a la intervención que desarrollamos cada uno.
Tenemos un gran reto por delante pero creo que cada vez se avanza más en los instrumentos de coordinación, como el Consejo Rector del Instituto Asturiano para la Atención Integral a la Infancia al que antes aludía o espacios de coordinación a nivel local, que pueden ser de gran utilidad.
-¿Qué tiempo ha de esperar una familia asturiana que pretenda adoptar?
-El sistema de protección de menores está construido en base a la legislación autonómica, nacional e internacional que vela por la protección y los derechos de las personas menores de edad y, por ese motivo, en relación con este tema tenemos que poner de manifiesto que quien espera para ser adoptado es un niño o una niña. Y decimos esto desde el mayor respeto a las personas que deciden adoptar, gracias a las cuales esos niños y niñas van a encontrar una familia. Teniendo en cuenta lo dicho, la espera de las familias está en función del número y de las características de los niños y niñas que reúnen las condiciones legales para que puedan optar a esta medida.
«Tendríamos que reflexionar más sobre qué valores tiene la sociedad que genera personas que disfrutan maltratando a otras personas»
-¿Qué medidas de protección del menor se ponen en marcha desde la administración para no tener que llegar a la fase de acogimiento residencial?
-Nuestro primer objetivo es conseguir que el menor esté perfectamente atendido por su propia familia y que no tenga que salir de su domicilio para que su protección esté garantizada. Para lograrlo, el Principado dispone de una red de recursos y programas de prevención y de apoyo a la familia en el territorio. Como ejemplo de este tipo de recursos podemos citar los centros de día, el programa ‘De sol a sol’, programas como el de Intervención Técnica de Apoyo la Familia o los de Parentalidad Positiva, etc. De estos dispositivos se benefician anualmente unos 3.500 chicos y chicas.
Cuando la protección del menor exige su salida del domicilio familiar la primera opción es encontrarle una familia sustituta. Nuestra legislación exige que en primer lugar se opte por integrarlo en su familia extensa y cuando esto no pueda ser, en una familia ajena. Más de 600 niños y niñas se encuentran en acogimiento familiar en el Principado de Asturias.
El reto es hacer posible en nuestra Comunidad Autónoma que la medida de acogimiento familiar supere al acogimiento residencial, es decir, que los chicos y chicas que son protegidos a través de medidas de prevención, apoyo familiar y acogimiento familiar aumenten frente a los acogidos en centros.
-¿En qué consiste el programa Itaca?
-El programa se dirige a jóvenes españoles y extranjeros entre 18 y 23 años que han estado tutelados por la administración asturiana por diferentes causas y que, al cumplir la mayoría de edad, no tienen recursos económicos ni redes de apoyo familiar y social, por lo que necesitan una prolongación de la ayuda más allá de la mayoría de edad con el fin de evitar situaciones de desamparo y exclusión social.
Este programa lo lleva un equipo interdisciplinar cuyos profesionales proceden de los campos de la educación social, la pedagogía, el trabajo social y la psicología, y trabajan principalmente en dos áreas: la de habilidades sociales y personales para la gestión de un proyecto de vida autónomo, y la orientación e inserción laboral.
-El uso de las nuevas tecnologías ha propiciado nuevos ámbitos de maltrato al menor. ¿Está evolucionando la sociedad lo suficientemente rápido en su tratamiento y prevención?
-El maltrato físico y emocional va adoptando distintas manifestaciones a lo largo de la historia, siempre muy ligadas a la cultura y también a la ética de las sociedades en donde se producen. Y en relación con este tema, creo que tendríamos que reflexionar más sobre qué valores tiene la sociedad que genera personas que disfrutan maltratando a otras personas y que asumen de forma natural esa forma de relacionarse con los demás, y no solo quedarnos en cuál es el instrumento o el medio que se utiliza para maltratar.
En cualquier caso, hay que decir que los niños y niñas tienen el derecho a que los adultos les protejan, en especial aquellos que por su condición, relación u oficio están en mejor disposición y situación para hacerlo.
«Los estudios realizados hasta la fecha ponen de manifiesto que el mejor antídoto contra el acoso escolar es la creación de un buen clima de convivencia en los centros»
-El acoso escolar tiene ahora una gran visibilidad en los medios, ¿realmente hay más casos que antes o es que ahora se denuncia más?
-Apenas existen estadísticas de casos de acoso escolar en el siglo pasado. Y esto se debe a que el acoso escolar, como otros tipos de maltrato en distintos ámbitos, era algo socialmente admitido. Formas de corrección a los niños y las niñas admitidas e incluso recomendadas hace cincuenta años ahora no son aceptadas e incluso están perseguidas penalmente.
No podemos saber, basándonos en fuentes estadísticas, si antes había más casos de acoso escolar, aunque se podría afirmar que sí. Pero de lo que no cabe la menor duda es de que actualmente existe una menor tolerancia ante cualquier forma de maltrato a cualquier persona, sea ésta hombre o mujer, mayor o menor de edad.
-¿Cómo se deben abordar estas situaciones ahora tan comunes?
-Los estudios realizados hasta la fecha ponen de manifiesto que el mejor antídoto contra el acoso escolar es la creación de un buen clima de convivencia en los centros, implicando y responsabilizando a toda la comunidad escolar, en especial al alumnado, en la construcción de una convivencia positiva en la que se garantice una resolución pacífica de los conflictos. Las investigaciones han demostrado que los centros en donde se produce ese tipo de convivencia son más resistentes a los casos de acoso. Una vez más parece demostrarse que las medidas preventivas son las más eficaces.
-¿Qué asignaturas deberían impartirse en una hipotética escuela para padres?
-En Asturias venimos desarrollando el programa de Parentalidad Positiva y tenemos la suerte de contar con Raquel Amaya Martínez, profesora de la Facultad de Pedagogía de la Universidad de Oviedo, que nos orienta desde hace años en esta materia, y es autora de distintas investigaciones sobre las necesidades sentidas por padres y madres para educar a sus hijos e hijas y del Programa-Guía para desarrollo de competencias emocionales, educativas y parentales.
Desde hace años, el Instituto Asturiano para la Atención Integral a la Infancia está implantando ese programa en los servicios sociales municipales de Asturias como una prestación dirigida a todas las familias con hijos e hijas menores de edad.
Este programa considera «asignaturas» o contenidos básicos el conocimiento de las características evolutivas de la infancia, la adquisición de habilidades cognitivas, de relajación y de autorregulación emocional, el fortalecimiento de la autoestima y la asertividad en el desarrollo de la función parental, la adquisición de habilidades de escucha y de expresión propios de una comunicación asertiva, conocer y poner en práctica estrategias de resolución de problemas y de negociación y, por último, capacitarse para aplicar una disciplina que fomente la autorregulación en los hijos y las hijas, mediante el establecimiento de límites, normas y consecuencias.