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viernes 19, abril 2024

El Diablo y las Patatas

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En algunos conceyos asturianos se cuenta que un campesino y el Diablo decidieron trabajar una tierra. Acordaron repartir el beneficio de la cosecha de la mitad para arriba para el campesino, de la mitad hacia abajo para el Diablo. Plantaron trigo, así que al final el campesino se quedó con el grano y el Diablo con la paja.
Al año siguiente volvieron a plantar y el Diablo quiso quedarse con la parte de arriba, pero resultó otra vez burlado porque plantaron patatas (en algunas versiones nabos). Enfurecido decidió ir a casa del campesino para reclamar toda la cosecha pero fue recibido por su mujer que le llamó inútil y vago y le dijo que no era merecedor de nada. Le enseñó un pelo retorcido y le dijo que no era capaz ni siquiera de enderezarlo.
El Diablo comenzó a atusar el pelo y tras muchos esfuerzos consiguió enderezarlo. Lo mostró a la mujer y le dijo: «Ya ta, queden munchos d´estos?» La mujer levantó las faldas y enseñándole su sexo dijo: «Mira, toos estos». El Diablo se marchó frustrado.
Una historia similar la encontraron en Northamptonshire (Inglaterra) donde el campesino se asocia con un Boggie (una especie de genio peludo del bosque). El campesino utilizará las mismas argucias para engañarle. Al final resuelven jugárselo todo con un concurso de siega. El campesino hará trampa y sembrará varillas de hierro en el terreno de siega del Boggie que cegarán el corte de su hoz.
Misma historia aparece en Polonia, aunque al final plantan lúpulo para hacer cerveza, el Diablo se empeña en la parte de arriba como recompensa y se quedará con la espuma.
Esta historia de plantar trigo y nabos ya aparece citada en «El Conde Lucanor» (siglo XIV) donde los sembradores son El Bien y El Mal.
En Rusia el Diablo es sustituido por el oso, el señor del bosque.
En el conceyu de El Franco, el taimado campesino es Pedro de Malas Artes, un personaje popular de muchos cuentos. La cita más antigua aparece en un documento aragonés del siglo XII, que cita en Cogullada (Zaragoza) un «Campum de Petro Urde Malas».
En cuanto al Diablo huyendo ante la vista del sexo femenino, este actúa como signo apotropaico protector. En muchas culturas una sociedad fértil es una sociedad sana, de ahí la sacralización de los órganos sexuales frente a brujas, demonios y enfermedades.

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